El jefe de Asuntos Humanitarios de la ONU, Martin Griffiths, ha asegurado este martes ante el Consejo de Seguridad de la ONU que la población siria se enfrenta a una situación humanitaria peor que la que ya estaban viviendo anteriormente por los devastadores efectos del terremoto ocurrido en el norte del país en febrero de 2023, que dejó miles de muertos, y por los casi 13 años de guerra.
“Los terremotos de febrero de 2023, por devastadores que fueran, podrían haber sido el momento en que dijéramos ‘el pueblo de Siria ya ha sufrido bastante’. (…) Un año después, el pueblo sirio se enfrenta a una situación humanitaria peor que nunca”, ha declarado Griffiths.
Asimismo, ha criticado que la atención internacional haya disminuido con el paso del tiempo, algo que intensifica “el sufrimiento y la desesperación” de los ciudadanos sirios.
“No debemos resignarnos a la situación actual (…) y, sobre todo, debemos ver un compromiso renovado y genuino con una solución política para poner fin al conflicto”, ha añadido durante su intervención.
En ese sentido, ha explicado que es necesario restaurar el completo funcionamiento de los servicios más básicos para atender a los más de 16,7 millones de personas que necesitan asistencia humanitaria, lo que supone tres cuartas partes de la población y la cifra más alta desde el inicio de la crisis.
Las hostilidades, especialmente en la zona norte del país, siguen causando daños entre los civiles, que siguen muriendo, siendo heridos o viéndose obligados a abandonar sus hogares por los daños a infraestructuras vitales como depósitos de agua o generadores de energía.
“En el noreste de Siria, los recientes ataques desde mediados de enero han provocado el cierre parcial o total de cientos de instalaciones esenciales, como estaciones de agua, centros de salud, escuelas y otros servicios vitales. Según los informes, más de un millón de personas, desde grandes ciudades a pueblos, se han quedado sin electricidad”, ha expresado Griffiths.
Asimismo, ha agradecido al Gobierno sirio su decisión de renovar a principios de febrero el permiso para que la ONU use los pasos fronterizos de Bab al Salam y de Al Raee para seguir enviando ayuda humanitaria. En 2023, el organismo ha logrado trasladar más de 5.000 camiones, lo que ha permitido asistir a 2,5 millones de personas por mes.
La guerra en Siria comenzó a raíz de la represión de las movilizaciones prodemocráticas registradas en 2011 al hilo de la ‘Primavera Árabe’ contra el presidente sirio, Bashar al Assad. El conflicto ha dejado alrededor de 614.000 muertos y millones de desplazados internos y refugiados, según los datos recopilados por el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, si bien se teme que la cifra de fallecidos sea superior.