El Ministerio de Migración de Irak ha anunciado este sábado el comienzo de un nuevo programa de repatriación a 750 iraquíes, familiares de yihadistas de Estado Islámico recluidos en el campamento de detención de Al Hol, en el noreste de Siria.
El campamento de Al Hol, bajo la custodia de fuerzas kurdas, ha sido objeto de denuncia por organizaciones humanitarias por las durísimas condiciones de vida y la violencia constante a las que están expuestos decenas de miles de familiares de yihadistas, muchos de ellos menores de edad o mujeres forzadas al matrimonio.
El portavoz del Ministerio, Alí Abas, ha confirmado este nuevo programa de retorno a la agencia kurda-iraquí Rudaw. Abas no ha querido dar una fecha exacta “por motivos de seguridad” — los retornados no están exentos de amenazas en Irak, un país que estuvo parcialmente bajo el control territorial de los yihadistas, responsables de masacres por doquier — aunque ha avanzado que tendrá lugar “a finales de este mismo mes”.
Diputados iraquíes han confirmado a la misma agencia que se espera su llegada a un campamento de la provincia de Nínive, también sin dar más destalles.
En torno a 8.000 detenidos en Al Hol, donde todavía quedan unas 40.000 personas, en su mayoría sirios e iraquíes, han regresdo ya a Irak en virtud del programa de repatriación impulsado por Bagdad a pesar de las quejas de la población e incluso de los temores del propio Gobierno iraquí.
El asesor de Seguridad Nacional, Qasim al Araji, llegó a describir el mes pasado como “bombas de relojería” a los cerca de 20.000 menores iraquíes en Al Hol, probablemente radicalizados.
Organizaciones humanitarias han denunciado que decenas de menores llegados a Irak acaban en las cárceles del país y pedido al Gobierno que supere sus dudas, libere a los jóvenes y los incorpore a la sociedad a través de programas de reintegración.