La Universidad Nacional de Colombia (Unal) se encuentra en el foco de una creciente polémica relacionada con su sede en Tumaco, Nariño, ante el temor de que las construcciones en esta región se conviertan en infraestructuras infrautilizadas, comúnmente conocidas como ‘elefantes blancos’.
La controversia aumentó con el conocimiento de que los estudiantes están recibiendo clases en contenedores, situación que generó inquietud y críticas por parte de la comunidad estudiantil.
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En respuesta a estas preocupaciones, la Unal anunció que dispone de casi 100.000 millones de pesos destinados a la ejecución de obras e interventorías correspondientes a las fases 1 y 2 del desarrollo del campus.
La universidad detalló que la financiación se compone de un 41% de fondos propios, un 36% proviene del Sistema General de Regalías a través del Fondo de Compensación General del Pacífico, y un 23% fue aportado por los Países Bajos.
La institución educativa hizo hincapié en el compromiso adquirido hacia la mejora continua de la infraestructura de la sede Tumaco, lo cual incluye el mantenimiento preventivo y correctivo de las instalaciones actuales para asegurar su óptimo funcionamiento. Además, señaló el trabajo conjunto con entidades gubernamentales y donantes internacionales para avanzar en este propósito.
“Es importante aclarar que a todos los espacios de la infraestructura actual de la Sede Tumaco se les realiza mantenimiento preventivo y correctivo, con el fin de garantizar su adecuado funcionamiento al servicio de los fines misionales de la universidad (…). Se encuentra comprometida con mejorar la infraestructura, para lo cual ha colaborado con entidades gubernamentales y donantes internacionales”, indicó la Unal a través de un comunicado.
No obstante, la institución indicó a través del mismo documento, que ha enfrentado obstáculos significativos en el proceso de ejecución de las obras, incluyendo incrementos en los costos de materiales fundamentales como el acero, atribuidos a la pandemia del coronavirus.
“Estos sobrecostos han exigido la búsqueda de recursos adicionales y han retrasado los planes de construcción. A pesar de haber lanzado una licitación en octubre de 2023, la falta de propuestas llevó a que esta fuera declarada desierta”, explicó la universidad.
La situación se torna aún más crítica con la advertencia de la representante a la Cámara, Jennifer Pedraza, quien expresó su preocupación por el posible riesgo de perder una donación de 12 millones de euros por parte de los Países Bajos, debido a las demoras en la gestión de los proyectos. “Hoy está en absoluto riesgo, presuntamente, por negligencia de la misma Universidad Nacional y, ¿por qué no? Por una falta de intervención o promoción por parte del ministerio”, manifestó Pedraza.
Ante este contexto, la representante indicó que es primordial “una gestión más ágil y eficiente por parte de la Unal y las entidades involucradas para asegurar el aprovechamiento de los recursos disponibles y avanzar efectivamente en la mejora de la infraestructura de la sede en Tumaco, garantizando así un entorno educativo adecuado para sus estudiantes”.
Durante la actual crisis, se reveló también que, el nombramiento del nuevo rector de la Universidad Nacional, José Ismael Peña, sufrirá retrasos. La ministra de Educación, Aurora Vergara, proporcionó el martes, 30 de abril, su respuesta definitiva a la Secretaría General de la Universidad Nacional después de revisar un borrador de acta presentado para su aprobación.
Según fuentes de su oficina, este es el tercer momento en que sus peticiones para incluir de manera explícita sus comentarios durante el proceso de elección del rector, y para revelar públicamente las votaciones de los temas acordados en esa sesión, no han sido atendidas.
Es importante destacar que la elección de José Ismael Peña como rector de la Universidad Nacional generó controversia, especialmente después de superar a Leopoldo Múnera, el candidato apoyado por el presidente de la República.
Esta disputa provocó que Múnera anunciara su desobediencia civil y motivó a un grupo de estudiantes a comenzar una huelga, situación que ha escalado hasta incluir acciones directas como la ocupación de la sede de la Rectoría.