Back

Cuando Perú deportó a ciudadanos japoneses a campos de concentración en Estados Unidos

Deportaciones - Japoneses
Historias no contadas: La odisea de japoneses en Perú durante la Segunda Guerra Mundial. (BBC)

Al hablar de nuestra historia, es imposible no recordar las diversas culturas que florecieron en territorio nacional, el orgullo que nos genera el vasto imperio inca o los gloriosos momentos que nos han forjado como país, como la independencia, época donde imperó la lucha y el sacrificio de miles de patriotas para consolidar una nación libre del yugo español.

Sin embargo, también hay otros capítulos y memorias que tal vez no son tan populares en los libros de historia y sin duda, no son los más comentados dentro de una conversación.

Uno de ellos se enmarca en tiempos de la Segunda Guerra Mundial, momentos convulsionados donde Perú no tuvo una participación directa, pero sí marcó una línea que en más de una ocasión abrazó la xenofobia. ¿El fin, realmente, justifica los medios? Para muchos es así, y tal vez esa fue la premisa bajo la que se cometieron una serie de injusticias contra ciudadanos japoneses en el país. Un capítulo que no debe quedar enterrado en el olvido.

Japoneses en Perú

Sakura Maru - Japón - inmigración japonesa - Callao - Perú - historias - 2 abril
Sakura Maru y el comienzo de una era japonesa en Perú. (Museo de la inmigración japonesa)

Para contextualizar es necesario retroceder hasta el año 1899, cuando los primeros ciudadanos japoneses arribaron al Perú a bordo del barco Sakuramaru, desde el puerto de Yokohama. Nuestro país fue el primero de América Latina con el que Japón estableció relaciones diplomáticas.

Los nipones llegaron para trabajar principalmente como agricultores en haciendas azucareras de la costa peruana a través de compañías contratistas. Según la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA), hacia 1923 había cerca de 18 mil japoneses en Perú. Aunque más tarde, en 1923, la modalidad de inmigrantes con contrato se eliminó, los extranjeros continuaron llegaron en calidad de inmigrantes libres, alcanzando la cantidad de 33 mil aproximadamente antes de la Segunda Guerra Mundial.

Muchos de ellos lograron posicionarse dentro de la sociedad y levantar prósperos negocios, mientras que en el mundo, Japón se unía a las potencias del eje, Alemania e Italia, en un afán expansionista sin precedentes. Por aquel entonces, Manuel Prado, presidente del Perú, manifestaba más bien buenas relaciones con los Estados Unidos y esperaba su apoyo en el conflicto que sostenía el país con Ecuador.

En medio de este contexto y una contraposición clara de ideales, Perú rompió relaciones diplomáticas con los países del eje, incluyendo a Japón, que bombardeó el puerto de Pearl Harbor y forzó a la primera economía del mundo a tomar parte en la guerra.

Deportaciones arbitrarias

Deportaciones - Japoneses
Miles de japoneses y sus descendientes de Perú fueron forzados a vivir en campos de concentración estadounidenses, una oscura faceta de colaboración con políticas de guerra. (Fundación ACUA)

Estos eventos le costaron a la comunidad japonesa la total animadversión de la población y de las autoridades, situación que no era nueva, ya que desde hace algunos años venían enfrentando xenofobia y rivalidades con ciudadanos peruanos, quienes los observaban con suspicacia.

Lamentablemente, se inició un proceso de deportaciones tanto a ciudadanos japoneses, como a sus descendientes. El destino de cada uno de ellos, incluidos en una ‘lista negra’, eran los campos de concentración en Estados Unidos, donde el gobierno norteamericano los usaba para hacer intercambios de prisioneros con el gobierno de Tokio.

Al menos 1800 miembros de la comunidad nikkei fueron enviados a Estados Unidos durante ese periodo, además, les fueron arrebatados negocios, propiedades y todo tipo de bienes. Conforme precisa el programa Sucedió en el Perú, la prensa peruana tuvo un rol importante ya que alentó estas injusticias, culpó a los ciudadanos de arruinar la industria y el comercio nacional, y los calificó como elementos de una raza inferior.

Muchos japoneses quedaron en la completa miseria a causa de estas injusticias. Otros, pasaron parte de sus vidas en los campos estadounidenses, especialmente el más conocido: Crystal City. La dura situación y parte de este episodio se puede encontrar en el libro ‘Los desterrados’, de Luis Rocca Torres, que contiene testimonios de exprisioneros de este lugar, quienes relataron los traumas y vivencias de su estadía.

bomba atómica
(Getty Images)

Lo cierto es que una vez terminada la guerra, Japón sufrió el bombardeo que pasó a la infamia y quedó en el bando perdedor.

¿Adónde volver? Era la pregunta que muchos deportados se hicieron. Su patria estaba hecha pedazos y habían sido expulsados de lugares en donde ya no tenían nada.

Según explica la BBC, Perú le negó la entrada a muchos miembros de la comunidad nipona que pretendían regresar luego de la guerra. Algo similar hicieron otros gobiernos latinoamericanos que también deportaron japoneses a Estados Unidos.

Las historias no conocidas de una gran cantidad de japoneses que tuvieron que empezar desde cero en Estados Unidos o Japón (a donde finalmente fueron deportados), son muchas. Acusados de conspiración o espionaje, realmente su único delito fue nacer en una patria ajena.

Momentos que quedan en la memoria

La BBC también relata algunos testimonios de quienes vivieron en Crystal City.

“Cuando llegamos en barco a Nueva Orleans nos obligaron a desnudarnos y nos rociaron con DDT (un insecticida altamente tóxico). Sé que para mi madre fue un momento muy humillante”, relata al referido medio Chieko Kamisato, quien fuera hija de un inmigrante japonés que tenía una panadería en nuestro país.

El campo de Crystal City
El campo de Crystal City, testimonio de la injusticia vivida por japoneses-peruanos. (BBC)

Por otro lado, el libro Correo no deseado, de Daniel Goya, explica que la vida dentro de ese lugar transcurría entre el alambrado que evitaba que las personas se fugaran. “Cada hora aparecían cowboys (vaqueros) con rifles y caballos que patrullaban el área para evitar los escapes”.

Crystal City contaba con espacios como un campo de béisbol o una escuela, baños públicos compartidos y casas prefabricadas de madera. Aunque había relativa libertad en el interior, e incluso se manejaba una suerte de moneda para comerciar, sus habitantes, que también eran de otras nacionalidades, (como alemanes) pasaban muchas carencias.

Se sabe que hubo familias que no volvieron a reunirse o lo hicieron luego de muchos años, niños que nacieron dentro del campo de Crystal City y mucha gente sin patria, resultado de una guerra y acusados de forma injusta. Un episodio en el que Perú tuvo mucha participación y responsabilidad, pero también un momento que no debe volver a repetirse.

admin
admin
https://1lockers.net
0
YOUR CART
  • No products in the cart.