Hace 155 años se habilitó el primer telégrafo en Santa Fe que unía a la ciudad de Rosario con Buenos Aires. Era 1869 y el telégrafo recién comenzaba a irrumpir en el interior del país.
Para la construcción y administración de semejante proyecto, se contrató a Enrique Tassart, un técnico francés que se había formado como ingeniero en Londres y que llegó a la Argentina un año antes de la inauguración del telégrafo en Santa Fe para encarar la obra.
En contraste con otros países de la región, Argentina se encontraba atrasada en materia de comunicaciones. En el Imperio del Brasil, la primera comunicación telegráfica se realizó en mayo de 1852, mientras que Chile inauguró el primer servicio telegráfico de América Latina un año después. Paraguay, por su parte, contaba con un enlace telegráfico entre las ciudades de Asunción y Villeta desde 1864.
Aunque los servicios que brindaba la comunicación telegráfica llegaron tarde a la Argentina, el país se destacó en cuanto a su rapidez en el desarrollo de la infraestructura una vez que comenzó con el proceso de implementación de la tecnología innovadora del siglo.
Los indicios del telégrafo en Argentina
La revolución telegráfica en Argentina realmente empezó en 1868, tras la asunción de Domingo Faustino Sarmiento como presidente de la Nación, explicó el historiador e ingeniero Horacio Reggini en su libro “Sarmiento y las telecomunicaciones: La obsesión del hilo”, publicado en 1997.
Las únicas dos líneas telegráficas que se encontraban en funcionamiento en la Argentina antes de que asumiera Sarmiento eran la que corría paralela al Camino de Hierro del Oeste, entre las ciudades de Buenos Aires y Moreno, y el cable submarino que comunicaba con Montevideo. Curiosamente, Argentina contaba con una conexión internacional antes de la llegada de una red de líneas nacionales en el territorio argentino.
En agosto de 1857 quedó inaugurado el primer ferrocarril de la Argentina, que recorría desde la Estación del Parque –actual Plaza Lavalle a pasos del Teatro Colón– hasta la estación La Floresta, cubriendo una distancia de diez kilómetros. La idea de instalar una línea telegráfica que corriera paralela a las vías del recién inaugurado Camino del Hierro del Oeste fue liderada por Adolphe Bertonnet, un armero francés que se había radicado en Montevideo por aquella época.
Esta idea se volvió realidad casi tres años después, cuando el 11 de abril de 1860 se inauguraron de manera conjunta el trayecto Merlo-Moreno del ferrocarril y el funcionamiento de la primera línea telegráfica pública construida en el país. Como cuenta Reggini en su libro, la empresa alemana Siemens & Halske suministró el telégrafo utilizado y la instalación de los 21 kilómetros de hilos que se extendieron a la vera de los rieles, contando también con el impulso del gobierno de la provincia de Buenos Aires.
El segundo hito de desarrollo de un sistema de telegrafía en Argentina se produjo en 1866 y también fue impulsado por el francés Bertonnet. El armero tuvo la idea de llevar adelante un proyecto de desarrollo de un sistema de telegrafía que comunicaría a las ciudades de Montevideo y Buenos Aires. Bertonnet fue inspirado por un viaje que tomó por el Imperio Francés de Napoleón III en 1854, ocasión en la que pudo observar las transmisiones telegráficas del cable submarino que fue instalado bajo el Canal de la Mancha tres años antes. Aunque Bertonnet ideó su implementación y hasta llevó a cabo una prueba oficial en Montevideo en julio de 1855, el francés no tuvo intervención alguna en su realización casi una década más tarde.
Las obras del cable submarino a través del Río de la Plata que luego conectaron a las dos capitales vecinas fueron puestas en ejecución en 1864 cuando se le otorgó una concesión por 15 años a los londinenses John Proudfoot y Mathews Gray. Tal como lo explica Reggini, esta obra conectaba un hilo submarino entre Punta Lara y Colonia, seguido de un hilo aéreo de 160 kilómetros hasta Montevideo, cuya instalación estuvo a cargo de la Compañía Telegráfica del Río de la Plata, con sede en Glasgow, Escocia. Intervino en su construcción y colocación la firma inglesa W. T. Henley y se abrió al público el 30 de noviembre de 1866, durante la presidencia de Bartolomé Mitre.
A partir de ese momento, cuando se logró una conexión internacional de comunicaciones, se abrió un paréntesis de tres años en el desarrollo del sistema telegráfico hasta que la llegada de Sarmiento a la presidencia brindó un nuevo impulso a la construcción de las líneas telegráficas por todo el país.
Sarmiento y el telégrafo
De acuerdo al historiador Reggini, Argentina tardó con la implementación de un sistema de comunicaciones de esta magnitud debido a la Guerra del Paraguay y tal vez cierta excesiva precaución de los gobernantes anteriores.
Cuando Sarmiento asumió la presidencia en 1868 en plena guerra con Paraguay, decidió seguir adelante con esta innovación tecnológica pese al contexto militar. El 7 de abril de 1869, el presidente firmó el contrato Hopkins, enfocado en la construcción de una línea telegráfica que luego llegó a unir a las provincias del litoral entre Rosario, Santa Fe y Federación, Corrientes.
Un mes después, se habilitó el servicio público de telegramas entre Rosario y Buenos Aires. El trazado de un plan a nivel nacional continuó a mediados de agosto de ese mismo año, cuando se decidió construir una línea entre Córdoba y Jujuy.
En octubre de 1869, se creó la Inspección General de Telégrafos con la función de administrar todos los aspectos y la operación de las líneas telegráficas del país. Durante la gestión de Carlos Burton, el primer inspector de la organización, se reglamentó el uso oficial del telégrafo, se establecieron normas e indicaciones para la transmisión de los despachos, se adoptó el código Morse internacional y se fundó el primer taller mecánico de reparaciones.
Para 1870 ya estaban en funcionamiento 836 millas telegráficas y existían otras mil en vías de construcción. En septiembre de ese año, se concretó un cable telegráfico subacuático entre Santa Fe y Paraná, conocido como la línea Rosario-Paraná y realizado por la empresa Fussori-Maveroff.
Al año siguiente, el telégrafo se extendió a las provincias de Santiago del Estero, Tucumán, Salta, Catamarca y La Rioja. En febrero de 1871 se firmó un contrato para establecer la conexión de Tucumán con la ciudad de Chilecito en La Rioja, que incluiría también líneas telegráficas a las ciudades de Catamarca, La Rioja y Andalgalá.
“La instalación de nuevas líneas de comunicación tenía como objetivo primordial estrechar los vínculos entre los distintos habitantes y regiones del país, fomentando el crecimiento económico de las distintas provincias”, relató Reggini. Y agregó: “El Gobierno se fijó como objetivo que al término de su gestión se encontrarían unidas por medio de los hilos telegráficos las capitales de provincia y las ciudades importantes que conformaban el mapa argentino de la época”.
En mayo de 1871 se abrió la línea telegráfica a Córdoba, mientras que en noviembre se habilitaron las correspondientes a Santiago del Estero y Tucumán. En diciembre, el Telégrafo del Litoral llegó hasta Corrientes.
“Existen 1.228 millas de hilo telegráfico que presta ya sus servicios al país, y 2.630 millas más estarán terminadas el año próximo. El sistema telegráfico no estará sin embargo completo hasta que no se haya unido un estremo [sic] de las líneas argentinas, a la que bajara del Brasil para establecer la comunicación con Europa”, mencionó expresamente el presidente Sarmiento en su Mensaje Anual al Congreso en julio de 1871.
En 1872, se agregaron dos conductores telegráficos adicionales entre Buenos Aires y Córdoba, y otro de Rosario a Santa Fe. También se iniciaron las gestiones para construir una línea entre las ciudades de Tala y Villaguay en Entre Ríos. Fue en ese año que también se finalizaron las obras que habilitaron los servicios de telegrafía en las provincias de Catamarca, Salta y La Rioja.
En 1873, Sarmiento anunció la finalización de la red nacional. Lo hizo mediante un mensaje anual en mayo de ese año: “La línea de telégrafos ha sido completada y recorre toda la República. Tenemos 4.000 millas en ejercicio”.
De acuerdo a Reggini, el período de mayor crecimiento se registró entre 1870 y 1872: los 6.640 telegramas despachados en 1870 aumentaron a 61.429 sólo un año más tarde. En 1872 el número de telegramas fue de 181.773, y en 1874 de 262.376.
El telégrafo transandino
Tras el éxito que fue la implementación de conductores telegráficos por todo el territorio argentino, Sarmiento propuso ante el Congreso en julio de 1869 la instalación de una línea telegráfica transandina. En octubre de ese año, la Compañía del Telégrafo Transandino se ocupó del tendido de una línea telegráfica internacional entre Villa María, Córdoba y Valparaíso, Chile. Dos años más tarde, la compañía fue adquirida por la estadounidense The Central & South American Telegraph Company, quien estuvo a cargo de la finalización del proyecto. Su construcción estuvo a cargo de Mateo y Juan Clark, quienes también tuvieron a su cargo las obras del Ferrocarril Transandino.
El 26 de julio de 1872, se finalizó la construcción y se abrió de manera oficial la línea telegráfica internacional conectando a las ciudades de Valparaíso y Buenos Aires. El tendido telegráfico pasaba por Santiago de Chile, Santa Rosa, San Felipe, el Paso de Los Patos, San Juan, Villa María, Mendoza, San Luis y Villa del Río Cuarto.
De Argentina al Mundo
Sarmiento había acariciado, desde antes de asumir la presidencia de la Nación, el sueño de una conexión telegráfica argentina con el mundo, cuenta Reggini en su libro. Fue durante el último año de su mandato como presidente que su deseo se hizo realidad, con la ayuda y el emprendimiento del país vecino, el Imperio del Brasil.
Esta aspiración se comenzó a concretar en junio de 1872, cuando Sarmiento firmó un decreto que le otorgaba a la empresa Lamas y Cía. una concesión por diez años para conectar a Buenos Aires con Río de Janeiro, mediante un cable submarino que pasaría por Montevideo.
Con el tramo brasileño ya instalado, Argentina vio la oportunidad de comunicarse telegráficamente con Europa. El 5 de agosto de 1874, Sarmiento utilizó dicho enlace para comunicarse por primera vez con ese continente.
“La transmisión a Montevideo se realizó vía el cable de la River Plate Telegraph Company; desde la capital oriental el hilo se dirigía hasta la población uruguaya de Río Branco (Cerro Largo) y luego hasta Jaguarão (Brasil) cruzando el río homónimo, que desemboca en la laguna Merín y marca la división política entre las dos naciones (actualmente, un puente denominado Barón de Mauá comunica las dos poblaciones fronterizas)”, escribió Reggini en su libro. “El cable continuaba por Rio Grande do Sul, Santos, Río de Janeiro, hasta alcanzar Pernambuco en el nordeste brasileño; en esta ciudad se sumergía en el Atlántico para finalmente arribar a Lisboa, desde donde se vinculaba con las distintas ciudades europeas”.
Un día antes de realizar esa comunicación, Sarmiento, a través de un decreto que anunciaba la inauguración oficial del cable, anunció que el 5 de agosto sería feriado, para que todo el pueblo argentino pudiera celebrar el acto conmemorando el hito tecnológico.
Durante la ceremonia, Sarmiento no escatimó su entusiasmo en el mensaje que dirigió al pueblo.
“Tócame hoy la felicidad de abrir la comunicación de mi país con el mundo civilizado, y doy de ello gracias a la Providencia que me ha deparado un favor tan insigne”, destacó Sarmiento. “Con estos sentimientos de confraternidad y con las efusiones de corazón que quisiera transmitir al hierro del cable, mensajero impasible de lo que le comunican, y enviando un saludo cordial a todos los pueblos, que se hacen por el intermediario del cable, una familia sola y un barrio; inscribo en la magna carta de la telegrafía universal, la línea que parte desde Lisboa, toca en Sao Vicente, en Pernambuco, Bahía, Río de Janeiro, Santos, Santa Catalina, Río Grande, Montevideo, y llega a nuestras playas, para llevar tras los Andes, a otros mares y a otros pueblos, el abrazo fraternal que nos estrecha a nosotros en este instante. Queda abierta al servicio público la línea telegráfica del cable submarino”.