La economía avanza por el sendero de la desaceleración del ritmo inflacionario y también de la caída de la actividad económica, e incluso en algunos sectores comienzan a aparecer variaciones positivas en los indicadores de producción y ventas con respecto al mes inmediato anterior, y el Gobierno flexibiliza el cepo cambiario, primero con el Bopreal para regularizar deuda con importadores, luego con la habilitación a los bancos para que sus clientes pudieran comprar y vender dólar MEP sin el recargo y anticipo de impuestos, y en la última semana con la liberación de pago de dividendos al exterior, a aunque con el agregado del Impuesto País de 17,5 por ciento.
Y las estimaciones de las principales consultoras del mercado que participan del relevamiento del BCRA de proyecciones de inflación, actividad, tasas de interés y tipo de cambio, entre otros indicadores revelaron en el sondeo correspondiente a la primera semana de mayo que se mantiene la tendencia descripta precedentemente, muy lejos de las previsiones más negativas de 4 meses antes.
Sin embargo, pareciera que cada vez más economistas alzan sus voces de alerta por la fragilidad de esas mejoras y hasta llegan a destacar en sus mensajes, más que en sus números, que podría asistirse a un punto de resistencia que haría demorar más de lo esperado por el Gobierno el fin del cepo cambiario y el paso al régimen de dolarización que anunció en campaña el presidente Javier Milei, aunque últimamente precisó que se refería a un sistema de “libre circulación de monedas”, que para el caso de la costumbre de muchos residentes es sinónimo de preferencia por el dólar para sus grandes transacciones.
Con ese cuadro, Infobae entrevistó a Alfredo Romano, director de la consultora económica Romano Group y director de la carrera de Economía Empresarial de la Universidad Austral, porque es uno de los profesionales que desde hace año impulsa un cambio del régimen monetario para estabilizar la economía, para que brinde su mirada sobre el presente y sus expectativas.
— ¿A 5 meses del nuevo gobierno qué mejoró y qué empeoró de la economía?
— Hay notables resultados si consideramos que el exministro Sergio Massa dejó una bomba hiperinflacionaria a punto de explotar. Es importante recordar la herencia porque eso pone en perspectiva los avances que puede tener este Gobierno en pocos meses. La tasa de inflación diaria rondaba el 1% mientras que el BCRA tenía reservas negativas por casi USD 15.000 millones. La deuda remunerada se había espiralizado y el índice de riesgo país superaba los 2.600 puntos básicos.
“Es importante recordar la herencia porque eso pone en perspectiva los avances que puede tener este Gobierno en pocos meses”
Dicho todo esto, el Gobierno comenzó un proceso virtuoso de consolidación fiscal. El ancla fiscal ha sido determinante para la baja acelerada de la inflación y tanto el DNU como la propuesta de la Ley Bases buscan destrabar una economía completamente encepada y regulada.
El balance del BCRA ha mejorado con la compra sistemática de dólares que viene haciendo la entidad y la reducción en términos reales de la deuda remunerada con las entidades bancarias.
Los desafíos del Gobierno residen en sostener una corrección fiscal de 5% del PBI, siendo que la actividad económica ha sufrido una parálisis muy potente.
— ¿Qué le preocupa y que le da esperanza?
— Me da esperanza la gobernabilidad y la paciencia de la sociedad para soportar estar peor hoy en pos de un futuro con mejores condiciones económicas. Esperemos que la política esté a la altura de las circunstancias y acompañe la Ley Bases próximamente.
Ahora bien, creo que tenemos un Presidente economista con mucha convicción, que entiende los ejes fundamentales para volver a crecer en la Argentina: equilibrio fiscal, régimen monetario inflexible (dolarización), desregulación de una economía completamente encepada y la promesa de un Estado pequeño acompañado de baja de impuestos.
— El cepo cambiario quedó limitado para algunas operaciones comerciales, sin embargo, muchos economistas piden acelerar el proceso de liberación y pasar a un régimen de tipo de cambio libre ¿Qué piensa?
— La Argentina convive con controles de capitales prácticamente desde la salida de la convertibilidad. Con superávits gemelos, Néstor Kirchner convivía con controles y, sacando el pequeño tiempo de Mauricio Macri, la economía se ha acostumbrado a algún tipo de control. Por ende, salir de los controles es realmente complejo y creo que la salida tiene que ser para recomprar circulante y dolarizar la economía.
“La Argentina convive con controles de capitales prácticamente desde la salida de la convertibilidad”
El Gobierno no debería considerar flotar con menos de USD 20.000 millones de reservas netas y un equilibrio fiscal que de contención financiera a posibles shocks externos o internos. No tiene ningún sentido salir de los controles si luego de un mal resultado electoral en 2025 el BCRA tiene que empezar a vender sistemáticamente por la posibilidad de la vuelta del populismo en la Argentina.
Asimismo, tengo dudas respecto a la política cambiaria que está llevando adelante el BCRA. El crawling al 2% puede ser un ancla inflacionaria de corto plazo, pero sostenerlo en el tiempo solo puede generar mayores distorsiones a la economía frente a un cambio de expectativas.
— El equipo económico comenzó a bajar aranceles de importación de algunos productos, pero no lo hizo en forma generalizada ¿Lo ve como parte de la política de estabilización de precios, o de un paso más hacia la desregulación de la economía?
— Ambas. Y son decisiones que van en el sentido correcto. Ahora hay que seguir profundizándolo.
— ¿Ve cerca la dolarización de la economía, o como ahora dice el Presidente, “la libre circulación de monedas” que para la costumbre de los argentinos son sinónimos?
— El Presidente ha sido enfático en dolarizar la economía a partir de la competencia de monedas, donde el dólar resulta ser la divisa elegida por el pueblo argentino. Siempre he sostenido que para dolarizar hay que rescatar la base monetaria, que hoy ronda USD 11.000 millones al tipo de cambio contado con liquidación (CCL), o en su defecto comenzar con el circulante, que ronda USD 8.000 millones. Sin un régimen monetario inflexible este programa económico tiene serias chances de fracasar.
“Para dolarizar hay que rescatar la base monetaria, que hoy ronda USD 11.000 millones, o en su defecto comenzar con el circulante, que ronda USD 8.000 millones, al tipo de cambio CCL”
El Gobierno está eliminando la distorsiva deuda remunerada y busca acumular sistemáticamente reservas, en pos de lograr el objetivo prometido a la sociedad. Por ende, las condiciones posiblemente estarán dadas sobre fin de año, donde el BCRA va a tener los dólares necesarios para recomprar los pesos y el equilibrio fiscal va a ser una realidad.
— Frente a esa expectativa, ¿Cómo ve el proceso de los nuevos créditos UVA que se ofrecen en base pesos?
— Con dudas. La capacidad de fomentar y dar crédito hipotecario a largo plazo se da en economías con baja o nula inflación sostenida en el tiempo. Mientras eso no suceda en la Argentina, la posibilidad de generar una verdadera expansión de esa línea quedará inconclusa.
Quiero remarcar que la baja acelerada de la inflación de este primer cuatrimestre se basó en una corrección fiscal muy dura pero insostenible, con una parálisis muy potente de la actividad y un reacomodamiento de algunos precios que se habían ido a las nubes frente a la especulación electoral de fin de 2023. A eso hay que sumarle que hay un ancla cambiaria muy fuerte, y se vienen pateando algunas subas de regulados para más adelante.
Dicho todo esto, falta una propuesta monetaria para lograr realmente una baja de la inflación sostenida y que en el 2025 el país pueda convivir con otro tipo de régimen inflacionario.
— ¿Toda fuente de emisión: fiscal, por sector financiero y por el sector externo, es generadora de inflación?
— La Argentina lo ha comprobado, sin dudas.
“Falta una propuesta monetaria para lograr realmente una baja de la inflación sostenida y que en el 2025 el país pueda convivir con otro tipo de régimen inflacionario”
— La Ley Bases y el Paquete Fiscal obtuvieron media sanción en Diputados, pero hay incertidumbre sobre cómo votará el Senado. ¿Qué tan importante cree la aprobación sin cambios para la confianza en el país, la reactivación y la mejora de la calidad de vida de los argentinos?
— Es fundamental porque es una señal también para aquellos que todavía tienen dudas sobre la capacidad del gobierno de lograr acuerdos de largo plazo. La Argentina es un país muy compleja y cambiante, por ende, ir logrando pequeños objetivos en el frente político resultan ser fundamentales para este Gobierno.
— Hay economistas que alertan sobre la fragilidad del superávit fiscal del primer cuatrimestre. ¿Usted qué piensa?
— Es insostenible la dinámica y por ende se ha ido a buscar nuevamente un paquete fiscal a traves de la Ley Bases que dé contención a ese equilibrio prometido al mercado. El problema es que el paquete fiscal, que incluye suba de ganancias nuevamente, será más recesivo, frente a una economía qué está sufriendo una corrección fiscal brutal. Es decir, lograr un equilibrio consistente será más recesivo para la actividad económica.
Cuando uno analiza las transferencias a las provincias, es uno de los puntos donde se ve que esta dinámica no se va a poder mantener en el tiempo si el Gobierno quiere sacar leyes o generar reformas.
— ¿Una reflexión final?
— Hay mucha especulación en la Argentina respecto al tipo de cambio. El problema del país es estructural y no debería recaer tanto en el análisis cambiario sino más bien en el análisis de productividad. Muchas economías desarrolladas conviven con monedas fuertes y son super competitivas a nivel global.
Es real, como dice el Presidente, que existen otros factores que encarecen la economía argentina. La falta de una reforma fiscal, laboral, la desregulación de sectores claves y el fomento de la competencia local e internacional son variables claves. Coincido en que la competitividad y productividad de una economía no se resuelve devaluando.
También coincido en que es difícil definir un tipo de cambio real “competitivo” viniendo de una economía completamente regulada. Sin embargo, creo fehacientemente que para lograr reformas se necesita tiempo y apoyo popular. Sin tiempo no hay manera de resolver el “dólar atrasado” o el “peso sobrevalorado” y se termina en la dinámica de devaluar para corregir con placebos una enfermedad terminal.
Es fundamental resolver la inflación. Si no se resuelve ese flagelo, no hay reforma posible y, por ende, se vuelve a caer en la dinámica pendular devaluatoria. Como los argentinos somos impacientes, no hay espacio para el gradualismo: resolver la inflación requiere una decisión drástica.
“Si no se resuelve ese flagelo, no hay reforma posible y, por ende, se vuelve a caer en la dinámica pendular devaluatoria”
Dolarizar asegura tener ese tiempo para evitar un shock devaluatorio empujado por distintos agentes económicos que pregonan el modelo pobrista kirchnerista, el cual incluye baja competitividad, baja productividad y muchísima ineficiencia generada por el Estado “presente”, que presta servicios cada vez de peor calidad.
Además, dolarizar permite ganar ese espacio de tiempo que va a asegurar el camino para reformar el país apoyado por el pueblo argentino. Si eso sucede, la Argentina entrará en una dinámica de crecimiento sostenido donde la discusión estúpida del tipo de cambio quedará absolutamente sepultada.
En esa Argentina, la productividad y la competitividad crecerán por inversión fomentada por el sector privado. Junto a Emilio Ocampo analizamos estos y otros impactos en un nuevo libro: “Argentina dolarizada” que estará el próximo mes disponible en el país.