La Administración de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) considera al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y al Cártel de Sinaloa (CDS) como las estructuras criminales que tienen el control y flujo de casi todas las drogas sintéticas que llegan a Estados Unidos, lo que los convierte en los principales objetivos de las autoridades estadounidenses para el combate del trasiego de fentanilo y metanfetamina.
En la Evaluación Nacional de la Amenaza de las Drogas 2024 (NDTA, por sus siglas en inglés), la agencia antidrogas no incluyó a otros cárteles mexicanos que sí se mencionaba en el informe del 2020.
La DEA excluyó en esta evaluación al Cártel del Golfo, Los Beltrán Leyva, Los Rojos, Los Zetas, Guerreros Unidos, Cártel del Noreste, Cártel de Juárez, La Línea y La Familia Michoacana.
La decisión de la agencia antidrogas de enfocarse solo en el CDS y CJNG podría ser un error que podría favorecer o hacer crecer a otros cárteles mexicanos, consideró en entrevista con Infobae México, Mike Vigil, exjefe de Operaciones Internacionales de la DEA.
“Es un error de la DEA no enfocarse en los otros cárteles. No son muy poderosos, pero muy rápido pueden crecer, así como creció el Cártel de Sinaloa, como creció el de Jalisco”, advirtió Mike Vigil, quien reconoció que si bien se tienen que destinar más recursos económicos al combate de las dos organizaciones más grandes, no se tiene que quitar la vista de las otras estructuras que se puedan convertir en sus equivalentes, como la Nueva Familia Michoacana.
“Hay muchas otras organizaciones que también están produciendo fentanilo y luego traficando con otras drogas. Por ejemplo, la Nueva Familia Michoacana y otros”, advirtió el ex agente de la DEA.
¿Quiénes son la Nueva Familia Michoacana?
La Familia Michoacana, liderada por Nazario Moreno González hasta su muerte en diciembre de 2010, se fracturó tras la eliminación de su líder por agentes de la Policía de Apatzingán. De esta ruptura surgieron Los Caballeros Templarios, bajo el mando de Servando Gómez, alias La Tuta, y otro grupo liderado por Jesús Méndez, alias El Chango.
Tras el arresto de La Tuta en 2015, el grupo se fragmentó nuevamente, dando lugar a varias facciones. Entre ellas se encuentra La Nueva Familia Michoacana, dirigida por los hermanos Johnny y José Alfredo Hurtado Olascoaga, “El Pez” y “La Fresa”, respectivamente, operando en las regiones de Guerrero, Estado de México, Morelos y Michoacán.
Según el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, este grupo ha sido sancionado por su participación en el tráfico de fentanilo arcoíris, dirigido a incentivar la adicción entre niños y jóvenes.
En un informe de noviembre de 2022, el gobierno de Estados Unidos detalló que La Nueva Familia Michoacana está expandiendo su dominio mediante prácticas de extorsión y tráfico de diversas drogas, incluyendo marihuana, amapola, heroína, cocaína y fentanilo.
Una investigación de Rafael Prieto Curiel, Gian Maria Campedelli y Alejandro Hope posicionó a La Nueva Familia Michoacana como la tercera organización criminal con más miembros activos, superada únicamente por el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Una indagación de InSight Crime reveló que tras el arresto de La Tuta, emergieron narcomantas en Michoacán, firmadas por La Nueva Familia Michoacana, lo que inicialmente se creyó que era una facción distinta. Sin embargo, el entonces fiscal general del estado, José Martín Godoy, indicó que se trataba de la misma organización.
La Nueva Familia Michoacana se mostró como una fusión entre Los Viagras y algunos exmiembros de Los Caballeros Templarios, encabezados por Homero González Rodríguez, alias El Gallito, sobrino de Nazario Moreno.
Pese a las declaraciones de las autoridades que daban casi por extinta a La Familia Michoacana, su nombre sigue resonando en varias regiones, como se ha evidenciado a través de múltiples detenciones y declaraciones de criminales.