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Luz Gaggi con María Laura Santillán: “Yo era gigante y no me funcionaban las dos piernas. ¿Cómo sobrevivir a la sociedad?”

Esta es la historia de lucha y de supervivencia de una chica muy joven, dueña de una voz sobrenatural, de mucho talento y de un carisma gigante, que está destinada a ser una gran figura de la música. De cómo pudo recuperarse de no poder caminar durante años, de sufrir una depresión, de atravesar varias operaciones de cadera, de estar en silla de ruedas y en muletas y de ser blanco de bullying por ser diferente. La conoció toda la Argentina cuando se presentó en el reality ‘La voz’ hace unos años. Tiene solamente 21 y ya presentó su primer disco ‘Altar’. Luz se planta en el escenario como si siempre hubiera estado ahí.

– Tenés una presencia que es enorme. ¿Te imaginás como figura internacional?

– Es algo a lo que uno aspira, pero se sabe que lleva un proceso, un crecimiento. Así que estamos viviendo ese camino a paso pesado.

– ¿Por qué ‘estamos’ y no estoy?

–Porque no soy yo sola. Yo sola nunca jamás hubiese llegado a lo que llego. Tengo un equipo y tengo mi familia, mis padres, mis tíos, mis hermanas y mis amigos. Somos un gran equipo yendo para adelante.

– ¿Tu familia trabaja con vos?

– No, pero son mi apoyo y son una emoción fuerte. Y cuidan la casa, la raíz, que es súper importante para avanzar.

Maria Laura Santillan y Luz Gaggi Infobae 14/05/24
“Empecé a cantar por un tema de necesidad a los 11. Necesidad de expresar y de sacar afuera emociones”, contó Luz Gaggi (Fotos Franco Fafasuli)

– Presentaste tu disco y se llenó el teatro, imposible conseguir entradas. ¿En qué momento te diste cuenta que tenías una voz extraordinaria?

– Creo que todavía no lo sentí, me encantaría. Supongo que estaría totalmente completa si me lo tomara de esa forma. Es una voz que laburo mucho, que cuido mucho porque es como mi hijito. Todavía no considero que tenga esa voz excepcional.

– ¿Cuándo empezaste a cantar?

– Empecé a cantar por un tema de necesidad, a los 11. Necesidad de expresar y de sacar afuera emociones. ¿Dónde? En mi casa y desafinando bastante.

– ¿Cómo ‘desafinando’?

– Y… uno desafina. En los primeros pasos de la vida hay que desafinar sí o sí. Desafinaba te juro, mucho.

– ¿Te dabas cuenta?

– No, eso era lo peor de todo, no me daba cuenta. Ahora me veo en videos con mucho amor, pero digo… ¡Nadie me estaba diciendo nada! Luz, callate! Yo era bastante teatrera: mamá, preséntame y canto igual.

– En tu casa y para los tuyos.

– Para los míos, era un gran espectáculo en el living de mi casa. Yo te montaba todo, coreografía, disfraces. ‘Mamá, sentate, papá, sentate’ y a bailar. Me disfrazaba y ponía un karaoke en YouTube de alguien como Nina Simone y empezaba a cantar. Era mi forma de divertirme.

– ¿Conocías a los 11 años a Nina Simone?

– Siempre tuve mucha curiosidad, y me metí en la música muy vieja. Me crié con música muy vieja y fui buscando mi propio camino.

– Encontraste tu camino en la música negra. Tenés ese modo de cantar.

– Qué lindo que me lo digas, ojalá. Me encantaría haber nacido en esa época y hacer música, que también era muy difícil. Puede ser que en algún momento, en otra vida…

“SALÍ DEL SECUNDARIO Y A LOS CUATRO MESES ME ESTABA PRESENTANDO EN UN PROGRAMA”

– Después de esas presentaciones en tu casa, ¿cuál fue el siguiente paso?

– Seguí estudiando y estudiando, habrán pasado diez años. Hasta que de repente salí del secundario y a los cuatro meses me estaba presentando en un programa. Fue todo repentino, rápido. Estudié canto bastante en esos años y cuando surgió el programa tuve que estudiar mucho más. Se empezó a volver seria la cosa, no era más el living, era un público, un público externo.

Maria Laura Santillan y Luz Gaggi Infobae 14/05/24
“Tengo que agradecer porque estoy en el momento y en el lugar indicado todo el tiempo”, expresó Luz Gaggi en entrevista con María Laura Santillán

– ¿Cómo llegaste a presentarte a La Voz?

– Mi tía me mandó por Facebook que había un casting. Yo no estaba decidida sobre qué estudiar en la facultad. Vamos a meternos acá, no sé qué va a suceder. Y de repente sucedió bien.

– Te escuché decir que estabas en el lugar indicado en el momento indicado.

– Tal cual. Creo que es una bendición que tengo día a día, me pasa constantemente. Tengo que agradecer porque estoy en el momento y en el lugar indicado todo el tiempo. Gracias a eso me junto con gente que adoro, que admiro un montón y de repente estoy laburando mano a mano con ellos, me resulta fascinante. Como cuando hace dos años Dani Grinbank me llamó y me dijo: queremos tener una reunión con vos. ¿Cómo? De repente me encontraba en la ofi con Dani Grinbank, que es lo más de lo más, tomando mates y viendo qué podemos hacer con la carrera.

“MORÍ TANTAS VECES Y RESUCITÉ TANTAS VECES”

– Hay una historia para contar de tu vida personal que es de enorme resiliencia. Cuando tenías nueve años tuviste epifisiolisis femoral superior. Después sufriste una caída. ¿Cuánto tiempo estuviste en silla de ruedas?

– Un montón habré estado en silla de ruedas y en muletas, un año y medio. Lo ves de lejos y decís que es poquito. Pero vivir en esa época… Tuve un problema en la cadera, y tuve distintas operaciones. Te lo cuento superficialmente, pero hubo una parte emocional que fue muy jodida.

– ¿Cuánto tiempo pasó desde el día en que te dieron el diagnóstico hasta que te recuperaste totalmente?

– Seis años.

“UNO SE PREGUNTA MIL VECES, POR QUÉ A MÍ?”

– ¿Cuántas operaciones atravesaste?

— Cuatro, una vida, lo tomo como si hubiera pasado hace una vida. Porque morí tantas veces y volví a resucitar tantas veces en este proceso de vivir. Y lo veo con mucho cariño, con mucho aprendizaje. Ya eso hace cuatro años te lo contaba llorando… ¿Por qué? Uno se pregunta mil veces cuando es chico, ¿por qué a mí?

– Eras muy chiquita.

– Claro, tenía diez, once años, que es cuando surgió lo del canto y se conectó todo. Ahora lo recuerdo con mucho amor y con mucho aprendizaje.

“PASÉ DE DOCTOR EN DOCTOR TOCANDO PUERTAS VIENDO QUE PLANTEABA CADA UNO”

– Esos largos seis años implican no solamente cuatro operaciones, las muletas y la silla de ruedas, sino además una rehabilitación, fisioterapia, médicos, toda una rutina diaria.

– Sí. Y pasar de doctor en doctor a ver qué onda, tocando puertas y viendo el libro que me planteaba cada uno. Yo decía, amo que me estés explicando todo esto pero necesito correr ya. O sea: devolvémelo. Quizás por eso mismo tuve la suerte de madurar mucho antes. En el secundario entendía cosas que mis compañeritos todavía no.

– ¿Los médicos te daban distintos diagnósticos?

– Un médico recomendaba que siguiera con las muletas, otro recomendaba que no, que me opere y que no. Así hasta que cayó uno y dijo: te tenemos que operar ya, chiquita, porque esto es urgente. Y me operaron. Me acuerdo estar en la camilla, ver mis dos piernas al mismo nivel y llorar… porque por los tendones se había acortado un montón una de las piernas, tenía muchos centímetros menos. Me acuerdo despertarme de la anestesia y decirle a mi madre: destapame que quiero ver eso. De repente tenía al mismo nivel las dos piernas. Fue: ok, ahora puedo.

– ¿Te pusieron una prótesis?

– Sí. Me pusieron una prótesis y eventualmente se acomodaron las dos piernas para yo poder salir corriendo de ahí. Amén.

– ¿’Amén’ es porque sos muy creyente?

– (risas) No, eso creo que se me pegó y no sé si está muy bien que lo aplique.

Maria Laura Santillan y Luz Gaggi Infobae 14/05/24
“Fui a un colegio católico, estudié mucho la religión, sin embargo, mamé lo que se daba en mi casa, ley de atracción y manifestación y agradecer al universo”, explicó Luz Gaggi

– Atravesaste una situación límite, podía ser que te agarraras de Dios.

– La religión es un tema delicado. Me crié en mi casa con el universo como Dios, energía como Dios, amor como Dios. Fui a un colegio católico, estudié mucho la religión, sin embargo, mamé lo que se daba en mi casa, ley de atracción y manifestación y agradecer al universo.

“UNO PRETENDE QUE DIOS TE CURE. TE APOYÁS EN ESO Y CUANDO NO SUCEDE TE EMPEZÁS A ALEJAR”

– ¿Qué pasó con la religión y el universo en esos años tan difíciles?

– Uno se empieza a cuestionar cosas. En el colegio estaba presente Dios en los exámenes y en la parroquia y demás. ¿Dónde está Dios ahora conmigo? Que Dios me resuelva el asunto.

– ¿Te enojaste?

– En su momento sí, por la soledad que sentía. Con esta depresión, con este aislamiento y con esta ansiedad que sentía. Acá, no me salva nadie, yo necesito que alguien venga, que baje alguien, literal, y me diga: chiquita, vas a estar bien en una semana. Siendo chica uno pretende que Dios te cure. Te apoyás en eso y cuando no sucede te empezás a alejar sin querer. Yo ahora entiendo y respeto un montón el refugio que encuentra la gente en el Dios cristiano.

– Estabas rodeada de tu familia, pero sufrías sola.

– Sí, tal cual. Obviamente mi familia lo vivió conmigo, ellos también tuvieron el problema porque son padres, hermanas y están con uno. Pero sin embargo hay un proceso interno y mental que sí o sí lo viví sola porque a nadie más que a vos le está pasando todo.

– Lo que querés en ese momento es caminar.

– Lo que quiero es ir corriendo y jugar a la Mancha ya.

– Hubo que esperar años para eso.

– Hubo que esperar años, aprendí mucho y hoy no sería lo que soy si no hubiese pasado.

““AHORA PUEDO DECIR CON MUCHO ORGULLO QUE PISO FUERTE PORQUE TENGO LAS DOS PIERNAS COLOCADÍSIMAS. NADIE ME FRENA, NADIE.”

– ¿De todo esto pudiste aprender?

– Yo ahora puedo decir con mucho orgullo que piso fuerte porque tengo las dos piernas, así colocadísimas mi amor. Nadie me frena, nadie, porque aprendí mucho.

– Quizás entonces ahí está el secreto de por qué te plantás hoy como te plantás, con tanta seguridad, como si tuvieras un montón de años.

– Puede ser también. Las piernas bien puestas ahora y entro a los lugares con firmeza y acá estoy. Amén.

– ¿Cómo te sostuviste emocionalmente? Fueron un montón de años, de operaciones, muletas, silla de ruedas, angustia, frustración, soledad. ¿Qué te sostuvo?

– Creo que lo que más me sostuvo, además de mi familia, es el cambio de perspectiva. Si yo me hubiese quedado en el lugar del por qué a mí y del capricho, de decir ‘no me lo merecía’ se hubiese vuelto jodida la cosa. Yo te lo digo desde un lugar muy liviano, pero en su momento es ir a terapia y que vos sientas que no te entiendan y que la psicóloga te haga dibujar en un papel. Uno busca respuestas constantes a no poder caminar, no poder correr. Creo que fue un cambio de perspectiva y la palmadita de mis viejos: estamos con vos. Y mil veces me planteé si me tenía que ir al cosmos.

– ¡No!

– O si tenía que quedarme y seguir, y patearla con una y después con las dos.

“CUANDO ESTÁS EN LA PREADOLESCENCIA LAS EMOCIONES SE EXACERBAN MUCHO MÁS. PENSAR ‘ME VOY O NO ME VOY’ ERA PREOCUPANTE”

– Si pensabas que te tenías que ir, es porque estabas muy deprimida.

– Es difícil verlo cuando sos muy chico, Cuando tenés 11, 12, 13 años y estás en la preadolescencia, las emociones se exacerban mucho más, es difícil plantearlo de ‘me voy o no me voy’. Pensarlo era preocupante. Hoy, con 21 años sigo siendo una niña como vos decís, y me doy cuenta que la vida a pesar de todo aunque suene muy cliché, es hermosa. Yo amo vivir mi vida y lo agradezco todos los días así me levante mal o me levante bien. Soy muy feliz porque el camino se va dando como se tiene que dar y agradezco haberme quedado. Me quedé.

“TENGO UN CUERPO QUE OCUPA UN CIERTO ESPACIO. ¿CÓMO SOBREVIVO? ¿CÓMO SOBREVIVO A LA SOCIEDAD?”

– Estudiabas baile cuando sucedió lo de la cadera. ¿Volviste a estudiar?

–Sí, bailaba. He vuelto con profes de danza pero no tengo la destreza para el movimiento. En algún momento la tendré y me verás bailando en escenarios.

“MI FORMA DE ARMARME FUE ENTRAR A LOS LUGARES CON LA CABEZA EN ALTO Y TODA LA ACTITUD DEL MUNDO”

– El dolor fortalece, pero también muchas veces endurece. Después de atravesar tiempos durísimos uno suele construir algunas defensas. ¿El dolor te endureció?

– Puede ser, se va formando una coraza, creo que es lo normal. En mi caso sucedió. Me puse una coraza no solo por la pierna, sino por la diversidad de cuerpo que tengo. Tengo un cuerpo que entra a los lugares y que ocupa un cierto espacio. ¿Cómo sobrevivo? ¿Cómo sobrevivo a la sociedad? Me tuve que armar, y mi forma de armarme fue entrar a los lugares con la cabeza en alto y toda la actitud del mundo. Hoy día lo aplico siendo consciente y no como una coraza de protección. Lo estoy practicando porque quiero y no porque lo necesito.

“EN MI SECUNDARIA RECIBÍ CIERTO BULLYING PORQUE ERA MUY DIFERENTE. YO ERA GIGANTE Y ADEMÁS NO ME FUNCIONABAN LAS DOS PIERNAS”

– ¿Sentís que te ataca la sociedad?

– No, hoy no siento que me ataque. En su momento uno siente esas cosas, en el secundario. Yo en mi secundaria recibí cierto bullying en los primeros años porque era muy diferente. Yo era gigante y además no me funcionaban las dos piernas. Y con lo diferente la gente tiene mucha intriga y te preguntan, ¿qué te pasó? No solo por la intriga de lo humano, sino porque lo diferente es shockeante, está mal. Lo diferente está mal. Te das cuenta cuando crecés que no está mal y que es hermoso y es increíble. Y de repente estás en un grupito de gente que es hermosamente increíble por la diversidad que maneja y por lo especial que es ser así.

– Lo diferente está visto de una manera muy hostil, ¿pero te referís a tu problema físico con la cadera y las piernas o te referís a otra cosa?

– A todo. En mi vida en general siempre fui muy diferente, también por la forma en la que me criaron. Puede ser la educación primaria, la casa, cómo me manejo, cómo soy, la energía que llevo. Lo diferente es como impactante y uno no sabe cómo reaccionar a eso.

– ¿Cómo son los looks de alguien diferente? Te escuché decir que sos ‘drama’.

– Drama queen, me encanta. Los looks de ropa son como surge en el momento. Es más, esto que tengo en el cuello era un mantel de casa y lo estoy usando como bufanda. Amén.

– ‘Yo soy drama’ ¿significa que sos muy intensa? ¿Qué significa?

– Digo, ¿por qué abro la boca? (risas)

“SOY INTENSÍSIMA. AMO SENTIR, LO SIENTO TODO, Y ESO ME LLEVA A LUGARES MUY DARKS. ES INCONTROLABLE”

– ¿Sos intensa?

– Intensísima. Amo sentir, lo siento todo, y eso me lleva a lugares muy darks. Amo sentir intensamente la felicidad, amo estar alegre, amo abrazar, amo besar, amo sentir esa cosa hermosa que trae mi profesión, el escenario, las luces, las cámaras, lo despampanante. Y amo sentir lo triste, si algo me duele que me duela en serio. En el momento decís, ¿por qué soy así? Pero cuando sucede decís: voy a crear una gran canción al respecto. Pero yo soy intensa todos los días, esto es como incontrolable. Todo es una gran bola de intensidad, pero una intensidad linda.

Maria Laura Santillan y Luz Gaggi Infobae 14/05/24
“Yo soy intensa todos los días, esto es como incontrolable. Todo es una gran bola de intensidad, pero una intensidad linda”, confesó Luz Gaggi (Franco Fafasuli/)

– ¿Cuándo aparece la intensidad de la tristeza es en tu cuarto encerrada o podés compartirla?

– Me cuesta mucho compartirla. La empecé a compartir hace muy poco que por primera vez tuve una charla con un amigo y le dije lo que me pasaba. Después, volviendo a mi casa, dije ¿por qué? ¿Por qué se lo dije? Es mi amigo y está bien que lo comparta, pero me costó mucho.

– ¿No contabas lo que te pasaba cuando estabas triste?

– A mis viejos sí, pobres. Hasta ahí, hay otras cosas que paso yo sola, procesos que tengo que pasar. A mis amigos también, pero no tanto como la felicidad. Con mis amigos me pasa que no quiero estar mal, no quiero manchar lugares con mi pena. Prefiero con mis amigos o con mi gente tratar de estar bien y aumentar la serotonina. Pero de repente le dije a un amigo: te tengo que contar que me está pasando por si me ves rara.

– ¿Cómo es tu vida cotidiana? ¿Tenés pareja, te gusta ir al boliche o estás a full con la música?

– Empecé a tener un balance hace pocos meses de mi vida personal y de mi vida artística. Me gusta mucho salir a bailar y disfrutar la música. Y a la vez soy de estar enfocada en mi trabajo, de cumplir, de ir de acá para allá, de respetar, de estar en los lugares que tengo que estar y de cuidarme la voz. Pero me podés ver danzando con mis amigos, por suerte lo estoy empezando a manejar bastante bien.

– Imagino que sos muy disciplinada porque tenés muchas puertas para abrir y muchas abiertas.

– Por mi carrera y mi profesión me obligué a ser disciplinada con mi voz que es lo que más tengo que cuidar. Me gustaría ser disciplinada, pero cuando tengo la estructura a veces la pateo. Digo, ¿para qué tener estructura? Y después digo, tendría que tener estructura en algún momento. Sí lo hago con el coacheo vocal.

Maria Laura Santillan y Luz Gaggi Infobae 14/05/24
“Pareja no estoy teniendo. Me encantaría enamorarme. No sé si lo estoy buscando, no sé si hay que buscarlo”, dijo Luz Gaggi

– ¿Fuera de la voz entrenás el cuerpo?

– Entrenar en el gimnasio, mantenerme activa.

–¿Pareja?

– Ay, paso. Pasapalabra (risas), no sé qué decirte. No, pareja no estoy teniendo. Me encantaría enamorarme. No sé si lo estoy buscando, no sé si hay que buscarlo. En este momento estoy muy bien con mi laburo y con mi gente. De repente alguien me sacude el piso… Ojalá que suceda.

“NUNCA CONSIGO LA PAZ PORQUE TENGO MUCHA ANSIEDAD.”

– ¿Qué es lo mejor que te está pasando ahora, Luz?

– Estoy encontrando cierta paz en lo que hago y eso es difícil. Nunca consigo la paz, porque tengo mucha ansiedad y tengo que estar siempre dando lo mejor y exigiéndome. Y hoy en día estoy empezando a controlar mi eje y a decir ‘todo paso a paso va a fluir como tenga que ser’. Creo que eso es lo mejor que me está pasando: aprender a controlar las emociones y aprender a mantener un eje.

– ¿Alguien que te guía o lo haces vos sola?

– Hago terapia de vez en cuando. Mi madre es terapeuta, no me hace terapia, pero de vez en cuando también me tira como… De vez en cuando me meto en mis profundidades emocionales y resuelvo cosas. Y de vez en cuando estoy en mi auto con música y también resuelvo cosas mentales y sentimentales.

– ¿No necesitás una devolución de alguien más?

– Lo necesito. He pasado por muchos psicólogos, todavía no me caso con alguno. He pasado por muchos, más de siete.

– ¿Fracasaban?

– Yo hacía que fracasaran, yo me iba. Y de repente me encontraba con mi espejo, ¿por qué me fui? Pensaba ‘mejor lo resuelvo yo en mi cuevita’. Pero no es así, creo que todo el mundo necesita terapia por el mundo en el que vivimos. Yo hago terapia de vez en cuando.

Maria Laura Santillan y Luz Gaggi Infobae 14/05/24
“He pasado por muchos psicólogos, todavía no me caso con alguno”, aseguró Luz Gaggi (Fotos Franco Fafasuli) (Franco Fafasuli/)

– ¿Cómo manejás la ansiedad con tanto vértigo?

– La manejo como puedo. A veces me consume y otras veces la puedo manejar.

– ¿A dónde te gustaría llegar? ¿Te imaginás pegar un hit mundial?

– Me imagino en una playa con mi familia en unos años súper tranquila, poder pagar ese viaje enteramente con mi profesión. En paz, en una playa paradisíaca disfrutando. Decirle a mi familia: nos vamos todos porque yo pude. Porque llené estadios y porque me fui de gira por el mundo ahora podemos hacerlo. Que mis canciones recorran el mundo y me lleven a la playa del Caribe a estar en paz y en eje, concentrada y viviendo la vida.

– ¿Te imaginás dando vueltas por el mundo con tu música?

– Fuerte, fuerte. Sí, mis bisabuelos vinieron para Argentina, yo me voy para Italia ahora canto y recorremos el mundo. Lo más lindo de todo esto es que es arte. Y el arte es tan hermoso que se transforma y recorre países que jamás creí que iba a pisar. Me mandan mensajes desde lugares que no conozco, muy lejanos. El arte llega a todos lados, eso es lo lindo.

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