Después del asesinato del patrullero de la Policía Metropolitana de Barranquilla Jaider Gregorio Amador Quessep, de 32 años, continúa las investigaciones para dar con los responsables del crimen.
Las pesquisas de la Sijín y el CTI de la Fiscalía se han abierto en varios frentes, y uno de ellos es sobre las posibles amenazas que pudo tener el patrullero con su cargo en la institución.
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Otra de las líneas de investigación es la información que circula por medio de las redes sociales, un mensaje de Whatsapp que podría vincular a Jaider Amador con estructuras dedicadas al tráfico de estupefacientes en Barranquilla y Cartagena.
De esta manera, se envió una notificación interna a la Policía Metropolitana de Cartagena para establecer si la orden de su muerte vino desde la capital de Bolívar.
Otra de las averiguaciones importantes es el negocio de un picó, las grandes consolas de sonido que se usan para fiestas en el Caribe colombiano. Ese picó, de nombre El Kike, fue adquirido por el patrullero tras un pago cercano a los 150 millones de pesos.