Apenas queda un mes para que comience el verano y con su llegada, aumentarán las horas de sol al día. España puede presumir de ser uno de los países más soleados de Europa, por ello, es común que con la llegada del buen tiempo, empecemos a ver a personas con quemaduras del sol en la piel. La protección es fundamental para proteger nuestra tez, sin embargo, no es la única pauta que debemos seguir si queremos evitar el enrojecimiento de la piel.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda evitar la exposición al sol en las horas de mayor riesgo, entre las 11:00 y las 15:00 horas y protegernos de la radiación ultravioleta con cremas, ropa y sombra. No obstante, muchas personas creen que bajo la sombra no podrán quemarse. Craso error. Estar cobijado bajo una sombrilla no elimina el peligro de los rayos solares.
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¿Por qué nos quemamos aunque estemos en la sombra?
No es esa luz visible la que representa un riesgo, sino la luz ultravioleta (UV) que es invisible al ojo humano. Es por eso, que evitar la exposición a esos rayos que sí vemos no nos garantiza una protección completa. La tela o la ropa, sólo bloquea la radiación UV parcialmente, por lo que, aunque estemos bajo una sombrilla o llevemos una camiseta, nos podemos broncear o quemar, tal y como reveló un estudio canadiense en 1997.
Las sombrillas pueden reducir el peligro de los rayos solares hasta en un 50%, no obstante, la arena blanca de una playa puede reflejar hasta el 15% de la radiación UV. Por lo tanto, llega indirectamente a la piel aún estando cobijado bajo la tela del paraguas.
El peligro del sol en un día nublado
Otra creencia extendida es que en los días nublados no es necesario aplicarse protección. De nuevo, se trata de un error. Incluso en los días en los que el sol no brilla en el cielo, nos podemos quemar. Si bien las nubes pueden filtrar un parte de la radiación ultravioleta, no logran bloquearla por completo. De hecho, aproximadamente el 30% de la radiación UV consigue llegar a la superficie terrestre en jornadas de cielo completamente cubierto. Debido a esto, es importante el uso de protectores solares adecuados, ya que, a medida que más nos quemamos, más aumenta el riesgo de desarrollar cáncer de piel.
Cómo protegerse del sol
La sobreexposición a la radiación ultravioleta del sol no sólo puede resultar en una dolorosa quemadura también puede acarrear otros problemas serios de salud, como el cáncer de piel, el envejecimiento prematuro de la piel, cataratas y otros daños oculares y la supresión del sistema inmunológico, tal y como apunta la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos.
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La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) ofrece unos consejos prácticos y sencillos para tomar el sol de forma segura:
- No permanecer mucho rato al sol
- Protegerse los días nublados
- Elegir un protector solar apropiado para cada zona del cuerpo
- Elegir una crema que proteja frente a la radiación UVA y UVB
- Usar prendas de ropa, sombreros y gafas de sol
- Reaplicar el producto al menos cada dos horas y hacerlo siempre después de cada baño, secarse o sudar
- Extremar las precauciones en las partes del cuerpo más sensibles: cara, labios, cuello, calva, hombros, escote, orejas, manos y empeines
- Evitar la exposición al sol de menores de tres años