Hoy se hicieron públicos cambios relevantes en uno de los conglomerados empresariales más importantes de la Argentina, el Grupo Pérez Companc.
Se trata del holding que desde 2009 manejan los herederos de Gregorio “Goyo” Pérez Companc, uno de los hombres de negocios más destacados en las últimas décadas, quien amasó una fortuna familiar de USD 3.900 millones, según la revista Forbes (la cuarta más alta a nivel local, detrás de las de Marcos Galperin, Paolo Rocca y Alejandro Bulgheroni).
Según se anunció hoy ante la Comisión Nacional de Valores, la familia está llevando adelante una reorganización de su patrimonio por medio de la cual tres de los hijos de “Goyo” le compraron a tres de sus hermanos las principales empresas del grupo. La operación, que tuvo sólo una parte del monto total oficializada, fue valuada por fuentes del mercado financiero en unos USD 650 millones.
Así, Luis, Rosario y Pilar Pérez Companc les compraron a sus hermanos Jorge, Cecilia y Catalina las acciones que tenían en Molinos Río de la Plata, Molinos Agro y Pecom, tres de las principales empresas del grupo. Por las dos primeras, que cotizan en Bolsa, el precio está claro y quedó explicitado de manera pública: USD 450 millones. Con respecto a Pecom, una empresa privada que no cotiza, la estimación es que se pagaron al menos USD 100 millones.
“Con mis hermanas Rosario y Pilar, nos redefinimos y construimos una nueva unidad sobre la base de los valores que nos guían desde siempre. Porque compartimos la pasión y vocación de seguir invirtiendo en la Argentina, para potenciar el crecimiento de nuestras empresas con el valor y el coraje de todos los que las integramos”, dijo en una carta a los empleados Luis, actual presidente de las empresas del grupo y quien seguirá al frente del negocios.
Desde el holding aseguraron que la operación se negocia desde hace años y que responde a una transición esperada, “a un proceso natural que tiene que ver con el interés particular de cada uno de los hermanos”. “No tiene que ver con ningún contexto coyuntural del país”, detallaron.
“Goyo” tiene 90 años y una salud endeble. Está casado con María del Carmen “Munchi” Sundblad Beccar Varela y según pudo saber Infobae, ambos estuvieron al tanto de esta operación, que allegados al grupo la definieron como una “venta familiar”.
El matrimonio tuvo ocho hijos. La hija mayor, Margarita, falleció a los 19 años, a mediados de los 80, en un accidente automovilístico en la Patagonia. Como se dijo, en 2009, el empresario se retiró y le dejó sus empresas a sus siete hijos, quienes crearon Santa Margarita LLC en Delaware, EEUU, para controlar el negocio familiar. Pablo, el menor, ya había vendido sus acciones a sus hermanos y vive en EEUU (tuvo un fuerte conflicto con su hermano Luis años atrás).
Jorge, por su parte, comparte con sus hijos la conducción de La Gloriosa, una firma agropecuaria con más de 15.000 hectáreas en suroeste de la provincia de Buenos Aires, también tiene una bodega en Balcarce y un semillera. Pilar conduce un negocio también agropecuario a través del Haras San Benito, en San Antonio de Areco, y Catalina y Cecilia tienen sus propias inversiones, tanto en Argentina como en Uruguay.
Los hermanos seguirán como socios en otras empresas, como Conuar, que fabrica elementos combustibles nucleares, y Goyaike, una de las principales compañías de agro, con más de 55.000 hectáreas y frigoríficos en Argentina y Uruguay.
“Goyo” fue un reconocido coleccionista de autos antiguos y sus tres hijos varones se dedicaron en algún momento de sus vidas al automovilismo deportivo, sobre todo al rally. Pablo sufrió un grave accidente en 2017 mientras corría en la carrera de Homestead de la categoría Indy Pro Series, en EEUU.
“La familia Pérez Companc tiene una visión de largo plazo, plasmada en los casi 80 años que invierte en la Argentina, siempre teniendo a las personas en el centro y un propósito firme de hacer las cosas bien cada vez mejor. Estos principios y valores se mantienen firmes, ratificando el compromiso para continuar desarrollando negocios en el país”, se explicó desde el holding. Por el momento, ninguno de los nietos y nietas de “Goyo” y “Munchi” trabajan en las empresas del grupo.
Oferta pública
Como parte del negocio anunciado, la familia lanzará una Oferta Pública de Acciones (OPA) en la bolsa, para que inversores minoritarios puedan vender sus acciones en las mismas condiciones en las que se realizó la venta de las dos Molinos. El trato por Pecom, en tanto, quedará en familia.
En las Molinos, la familia tiene un 75% de las acciones, Anses otro 20% y el restante 5% flota en la bolsa. Molinos Agro es la operación más grande del grupo, con una facturación que ronda los USD 2.000 millones y 600 empleados. Molinos y Pecom facturan unos USD 800 millones cada una por año; la primera tiene 2.500 empleados y la segunda 8.500 empleados.
“El precio que se acordó abonar por los valores negociables cuya adquisición resultó en el antes referido cambio en la conformación del grupo de control de la Sociedad asciende a un equivalente de USD 13,2431377 por acción de la Sociedad (equivalentes a AR$12.044,63 por acción de la Sociedad calculados al tipo de cambio vendedor dólar billete estadounidense del Banco de la Nación Argentina del día 24 de mayo de 2024), siendo dicho precio el único (y por ello el más elevado) acordado en todo y cualquier concepto por la adquisición de dichos valores negociables durante los 12 meses previos a la fecha de la presente”, se destacó en el hecho relevante que el grupo presentó por Molinos Agro ante la CNV.
“El precio promedio de las acciones de la Sociedad durante el semestre inmediatamente anterior a la fecha de la presente, calculado de conformidad con las normas de la Comisión, asciende a AR$20.499,87 por acción de la Sociedad”, agregó.
En las últimas semanas Molinos Río de la Plata amplió su razón social y además de su negocios de alimentos y bebidas, podría desembarcar pronto en otros rubros de consumo masivo, como cuidado personal y limpieza. Ese vertical del negocio lleva adelante un proceso de transformación basado en “la construcción y fortaleza de sus marcas, asegurarse ser el operador de mínimo costo, y la inversión en tecnología y talento”, según detallaron desde el holding.
“En esta nueva etapa de Molinos, Molinos Agro y Pecom, tener visión de futuro implica interpretar el contexto desafiante de aceleración global, cambios tecnológicos y las complejidades de nuestro propio país para anticiparnos a lo que vendrá y seguir construyendo ese futuro mejor que nos moviliza y nos inspira a hacer lo que sabemos hacer: negocios que generan trabajo, crecimiento y desarrollo para mejorar la vida de las personas y el país”, se explicó.
La historia de la familia arranca con sus campos en la Patagonia y la cría de ovejas bajo el paraguas de la empresa San Benito, a comienzos del siglo XX. Jorge y Carlos, los hermanos varones de “Goyo” –quien habría sido adoptado por la familia, según algunas versiones– crearon una compañía naviera para exportar lana y, además, en sus barcos comenzaron a transportar equipos petroleros de YPF al sur. De esa manera pusieron un pie en el negocio petrolero.
“Compartimos la pasión y vocación de seguir invirtiendo en la Argentina, para potenciar el crecimiento de nuestras empresas con el valor y el coraje de todos los que las integramos” (Luis Pérez Companc)
El holding se diversificó con empresas forestales y bancarias en la segunda mitad del siglo pasado. A fines de los 90, ya con “Goyo” al mando, vendieron Banco Río y le compraron Molinos a Bunge y Born; y en 2002 la brasileña Petrobrás se quedó con la petrolera Pérez Companc (cuyos activos hoy están en manos de Marcelo Mindlin). Luego nació Molinos Agro y con su planta de San Lorenzo se convirtió en la principal compañía de molienda de soja del mundo.
En 2015 volvieron al oil & gas con la compra de los activos de la sueca Skanska, que se fue del país en medio de un escándalo de sobornos, y se enfocaron en los servicios petroleros para el upstream. Ahora Pecom está detrás de volver a ser operador petrolero y participa del proceso de licitación, que se definirá en los próximos días, de venta de campos maduros de YPF en la Patagonia.
Ahora, el rumbo de esas compañías lo decidirán sólo tres de los hijos de “Goyo” y “Munchi”.