Esta puede ser una historia común:
Un joven recién egresado del colegio secundario no podía contener su emoción al recibir la noticia que había sido seleccionado para una pasantía en una empresa reconocida. Sin embargo, esta alegría inicial pronto se vio eclipsada por una oleada de incertidumbre y temor. Al día siguiente de la llamada, las preguntas comenzaron a rondar su mente: “¿Estoy realmente preparado?”, “¿Sabré hacer lo que me pidan?”, “¿Qué pasa si no cumplo con las expectativas?”
El primer día de trabajo, llegó temprano, con el corazón latiendo rápido y una mezcla de nerviosismo y entusiasmo. Fue recibido por la gerente de Recursos Humanos, quien le dio una rápida inducción y lo presentó al equipo. A pesar de la calidez de la gerente, no podía evitar sentirse perdido. Le asignaron un mentor, que le mostró las herramientas y procedimientos que utilizaría, pero todo parecía abrumador. Los términos técnicos, los procedimientos internos y las expectativas eran un torbellino en su cabeza.
Durante las primeras semanas, el joven luchó por mantenerse a flote. Cada día, enfrentaba la ansiedad de no saber si estaba haciendo las cosas bien. Su falta de experiencia y conocimientos específicos le hacían dudar de cada decisión. En más de una ocasión, cometió errores que su tutor tuvo que corregir, lo que solo aumentaba su sensación de ineptitud. Se preguntaba constantemente si había tomado la decisión correcta al aceptar esta oportunidad.
El desafío de las organizaciones frente a las primeras experiencias laborales
En la dinámica actual del mercado, las organizaciones enfrentan un desafío recurrente ante “las 3P’s”: prácticas profesionalizantes, pasantías y primer empleo. Los jóvenes suelen llegar sin experiencia y con conocimientos limitados para una rápida adaptación a las demandas del mercado laboral. Este vacío en su formación representa un desafío significativo para las empresas, que buscan talento capaz de contribuir de inmediato en un contexto donde la velocidad y la eficiencia son cruciales.
Según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la tasa de desempleo juvenil a nivel global es tres veces mayor que la de los adultos, en gran parte debido a la falta de habilidades prácticas y experiencia relevante. En Latinoamérica el panorama es similar: muchos jóvenes se enfrentan a un mercado laboral que demanda competencias que no adquirieron en la escuela secundaria.
Es aquí donde plataformas como Ticmas pueden marcar una diferencia sustancial. Ticmas ofrece una solución integral para capacitar a los nuevos talentos, proporcionándoles las herramientas necesarias para su rápida inmersión en el ámbito laboral. Esta plataforma no solo cubre áreas técnicas y digitales fundamentales, sino que también aborda habilidades blandas esenciales para el desarrollo profesional.
La historia anterior podría reescribirse:
Al ingresar como pasante (o como su primer empleo formal, el joven comenzó a capacitarse con conocimientos y herramientas digitales mientras comenzaba a conocer como era la cultura de la empresa y las actividades en el área. La plataforma le ofreció módulos de formación en diversas áreas técnicas y digitales. Estos cursos, diseñados en cápsulas de 30 a 90 horas, le permitieron aprender a su propio ritmo y aplicar inmediatamente los conocimientos adquiridos, presentando a su tutor un trabajo final adonde aplicó los nuevos conocimientos y herramientas a una necesidad de la empresa.
Además de las competencias técnicas, Ticmas proporcionó formación en habilidades blandas complementarias como el emprendimiento, la comunicación, el liderazgo, el trabajo en equipo, la resolución de conflictos y la creatividad. Estas habilidades socioemocionales resultaron ser tan importantes como las técnicas, ayudándole a mejorar su confianza y capacidad para colaborar con sus colegas.
Un facilitador de las 3P
Diego Pasjalidis, head de Academy (área de higher education de Ticmas), destaca “somos un facilitador, un buffer y un acelerador para la empleabilidad de los jóvenes, porque los conocemos, conocemos sus capacidades y aspiraciones, al igual que tenemos un fuerte vinculo con lo que el mercado necesita. Entendemos el gap y construimos puentes para superarlo. Trabajamos en lo que denomino ‘las 3P’s’ con colegios (mientras los estudiantes están contenidos y comienzan sus primeras practicas profesionalizantes), y con empresas y gobiernos para acelerar y aportar valor en los programas de pasantías y el primer empleo.
Según Pasjalidis, la plataforma –además de una excelente experiencia para el usuario– tiene la opción de permitirles a los estudiantes que elijan su propio recorrido. Si, por ejemplo, un joven que ingresa en un Banco puede optar por estudiar data analytics para ayudarlo a procesar y tomar decisiones de negocios o tomar una de marketing digital para complementar su formación y proponer acciones comerciales o tomar una formación en soft skills para poder trabajar mejor en equipos diversos y remotos. De esta forma, “como si fueran LEGOs”, los estudiantes pueden ensamblar los contenidos que mejor hagan sentido con su ruta de aprendizaje y aprender, además, a ser actores de su proceso de desarrollo profesional.
La formación adaptativa y práctica es esencial para integrar con éxito a los pasantes y nuevos empleados. Los colegios, gobiernos o empresas que adoptan soluciones como Ticmas no solo facilitan la transición de los jóvenes y su empleabilidad, sino que fomentan una cultura de aprendizaje continuo y desarrollo personal, vital para las nuevas generaciones de colaboradores.
