Tras la condena el 30 de mayo de 2024 del ex presidente de Estados Unidos Donald Trump por 34 delitos graves de falsificación de registros comerciales en Nueva York, ¿qué viene ahora?
El equipo legal de Trump probablemente apelará el veredicto. «Lucharemos por nuestra Constitución», dijo Trump tras el anuncio del jurado. «Esto está lejos de terminar». Una audiencia de sentencia para Trump está fijada para el 11 de julio.
La editora de política y sociedad de The Conversation U.S., Amy Lieberman, habló con Gabriel J. Chin, académico de derecho y procedimiento penal, para entender mejor el veredicto.
1. ¿Por qué hay tantos delitos diferentes en este caso?
La esencia de los delitos por los que Trump fue condenado es la falsificación de documentos o registros. En consecuencia, cada cheque, factura u otro documento que el jurado consideró que había sido falsificado era un delito distinto, que puede ser la base de un cargo distinto y castigado por separado. La fiscalía quería asegurarse de que el jurado viera todo el alcance de la trama que supuestamente se había producido, que es que Trump encubrió el hecho de que pagó dinero por silencio a la estrella porno Stormy Daniels disfrazando el pago como una tarifa legal a su abogado, Michael Cohen. A continuación, Cohen supuestamente utilizó el dinero de Trump para pagar a Daniels y evitar que hablara de su supuesta aventura con Trump.
2. ¿Qué es lo más importante que la gente debe entender sobre esta condena?
Es histórico y pionero que un antiguo o futuro presidente sea condenado por delitos graves en Estados Unidos. Habrá debate, y la gente tendrá que juzgar si este procesamiento es un ejemplo del principio de que ninguna persona está por encima de la ley, o si se trata de un ejemplo de persecución política.
Desde un punto de vista técnico-jurídico, esta condena tiene un efecto significativo en todos los demás casos penales y civiles de Trump. Como mínimo, significa que si Trump sube al estrado para testificar en cualquier caso, los abogados de la parte contraria podrán atacar su credibilidad con esta condena. Los abogados pueden argumentar que cualquier testigo con una condena por delito grave bien podría estar mintiendo.
En la práctica, este veredicto también significa que Trump -que está registrado para votar en Florida- no puede votar allí hasta que cumpla su condena. Según la ley federal, no puede poseer un arma de fuego. Pero aún puede presentarse a las elecciones presidenciales y ejercer el cargo, porque no hay nada en la Constitución que inhabilite a las personas con condenas -o que estén en prisión- para presentarse o ejercer como presidente.
3. ¿Qué podemos saber, si es que sabemos algo, sobre cómo podría ser su sentencia?
El juez neoyorquino Juan Merchán decidirá la sentencia en solitario, sin jurado.
No es de extrañar que la sentencia se haya fijado para julio, en lugar de antes. Como en otros casos, la oficina de libertad condicional preparará un informe en el que se expondrán los antecedentes y la historia de Trump, así como los hechos y circunstancias de este caso. Trump no tiene antecedentes penales, lo que suele ser un factor favorable a la hora de dictar sentencia. Por otro lado, sí tiene resultados negativos de juicios, incluido un hallazgo civil en 2023 que determinó que cometió agresión sexual. Una cuestión a tener en cuenta es si la fiscalía o el departamento de libertad condicional argumentan que los otros cargos penales y casos civiles de Trump deben tenerse en cuenta en la sentencia.
Un factor de la sentencia que a veces entra en juego es la falta de remordimiento; a menudo es una razón por la que los jueces imponen una sentencia más severa. Desde luego, no parece que Trump haya reconocido en modo alguno que hizo algo lamentable o que cometió un delito. La violación por parte de Trump de las órdenes de silencio en este caso, por lo que el juez ya le ha castigado, también podría ser un factor utilizado para argumentar o imponer una sentencia más alta.
4. Teniendo en cuenta este veredicto, ¿es probable que Trump cumpla condena en prisión?
El delito de falsificación de registros comerciales se considera un delito grave de «Clase E» en el estado de Nueva York – y cada delito grave tiene una sentencia potencial de hasta cuatro años. Se puede optar por la libertad condicional en lugar del encarcelamiento, o por la libertad condicional más un breve período de encarcelamiento. Las penas pueden imponerse de forma concurrente o consecutiva, por lo que teóricamente Trump podría ser condenado a 136 años si las penas máximas por todos los cargos se impusieran de forma consecutiva. Pero, aunque la sentencia depende del juez, basándose en la práctica anterior es razonable especular que Trump no será condenado a una larga pena de prisión, y es muy posible que no reciba ningún tiempo de encarcelamiento.
Un veredicto de no culpabilidad habría sido definitivo debido a la prohibición de la Constitución contra la doble incriminación, lo que significa que una persona no puede ser condenada, absuelta o castigada más de una vez por el mismo delito.
Sin duda, esta condena será impugnada durante años, y el proceso de apelación podría tener al menos dos oportunidades de llegar al Tribunal Supremo de Estados Unidos. También se planteará la cuestión de si este caso se juzgó adecuadamente en un tribunal estatal: es probable que en la apelación se examine la autoridad federal sobre las elecciones federales y los delitos electorales.
En otras palabras, este caso no ha terminado ni mucho menos. Es probable que incluso si Trump fuera condenado a prisión, se le permitiera seguir en libertad, a la espera de la apelación. Esta práctica no es infrecuente en casos complejos y de alto perfil, al menos cuando hay reclamaciones legales razonables de error.
5. ¿Qué hizo que las pruebas fueran tan sólidas en este caso como para persuadir a los miembros del jurado?
En parte es la amplitud de la ley de Nueva York que, a diferencia de la ley en muchos estados, penaliza la falsificación de registros internos de la empresa, incluso cuando son privados y no se utilizan para engañar al sistema fiscal o defraudar a nadie. Pero incluso en Nueva York, en general, la falsificación de documentos comerciales privados es un delito menor. Se convierte en un delito grave sólo si, como el jurado encontró aquí, las acciones se utilizan para encubrir u ocultar un delito.
En este caso, el jurado bien puede haber sido persuadido por el argumento de la fiscalía de que el delito encubierto era esencialmente un plan para defraudar al pueblo estadounidense mediante la ocultación de información sobre el carácter y la conducta de un candidato presidencial.
Como se alegaba que Trump había engañado a los votantes, tal vez el jurado no estaba dispuesto a encogerse de hombros como si no pasara nada. Otro factor es la notable investigación que se llevó a cabo para preparar este caso. La fiscalía disponía de tantos testigos y documentos que pudo contar la historia con todo lujo de detalles.
* Artículo publicado originalmente en The Conversation