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Entre internas y el caso de los alimentos, el Gobierno suma señales negativas también hacia el frente externo

Javier Milei Guillermo Francos reunion de gabinete portada
Javier Milei, en la última reunión de Gabinete. Gesto para fortalecer la imagen de gobierno

Las sospechas sobre manejos oscuros recorren el mayor reacomodamiento del equipo de Gobierno -el cambio de jefe de Gabinete- y el caso que sacude al oficialismo con epicentro en el ministerio de Capital Humano. Es un dato fuerte que va de la mano con otro también inquietante: suma una señal negativa hacia el frente externo -mercados, pero especialmente organismos internacionales de crédito-, demandante de signos concretos de sostenibilidad política para el proceso inédito que abrió el impactante ascenso al Gobierno de Javier Milei.

El reclamo de sustento político fue expresado varias veces y de manera abierta por el FMI. Y alude, básicamente, a un doble objetivo: contención social del ajuste y consenso -es decir, algún grado de acuerdos- con espacios opositores para avanzar con leyes centrales en el Congreso. La mirada, natural frente a cualquier recambio presidencial, esta vez añade mayor cautela por la gravedad de la crisis económica y social, el sacudón en el tablero político producido por la irrupción de Milei y, a la vez, un inédito escenario legislativo de reducida minoría para el nuevo oficialismo.

El fracaso del inicial proyecto de Ley Ómnibus, en febrero, potenció interrogantes, registrados por funcionarios del Gobierno y operadores cercanos, con contactos en Washington y en el circuido de inversores. Los gestos posteriores para encarrilar una negociación con espacios dialoguistas y gobernadores -incluidos peronistas- expusieron una primera reacción considerada positiva, según se dejaba trascender desde esos ámbitos.

En sentido contrario, la escalada de las internas del Gobierno empezó a transmitir mensajes preocupantes, que trascendieron a las primeras consideraciones sobre el pragmatismo presidencial para modificar caminos o atender a demandas de gestión. Es notable el número de funcionarios de distinto rango que fueron expulsados de sus cargos o renunciaron por enfrentamientos domésticos. La suma ronda los cuarenta casos, un tercio en el enorme ministerio a cargo de Sandra Pettovello.

El escándalo en torno de los alimentos almacenados en depósitos de Villa Martelli y Tafí Viejo expuso estribaciones amplias y por ahora, de impreciso alcance final. La onda expansiva borró del temario público el recambio político más trascendente de la gestión Milei, camino a cumplir apenas seis meses: el fin de Nicolás Posse en la jefatura de Gabinete y la coronación de Guillermo Francos en ese lugar, combinación de manejo administrativo y muñeca política.

El acto formal de asunción de Francos en el nuevo cargo pasó inadvertido en el arranque de la semana, a causa del ruido en Capital Humano. De todos modos, fue una movida con dos lecturas fuertes y al mismo tiempo, contradictorias. En sentido lineal, fue evaluada como un gesto de aval firme a la negociación política. Pero llegó acompañada de la difusión de trascendidos sobre batallas sin límites en el interior del oficialismo, con el agregado de difundidas sospechas sobre espionaje ilegal en las propias cercanías del Presidente.

Ese ingrediente habría terminado de precipitar el capítulo de cierre, además de los reproches extendidos sobre problemas o trabas en la gestión. El Presidente había dejado como señal pública una sucesión de gestos de frialdad y desconsideración hacia Posse, que ya venía en la mira de Karina Milei. También Santiago Caputo habría movido sus fichas en ese paño.

Con todo, el paso de Francos transcurrió por otros carriles. Y resultó un elemento anotado en medios opositores, en el marco de las larguísimas negociaciones por la Ley Bases y el paquete fiscal. Desde el propio Gobierno buscaron destacar su “capacidad de gestión” y el manejo para intentar “consensos”. Por supuesto, fue un movimiento registrado más allá del Congreso.

El Presidente Javier Milei toma juramento al Jefe de Gabinete, Guillermo Francos
El Presidente, al tomarle juramento a Guillermo Francos como nuevo jefe de Gabinete

Si el muy extenso proceso de negociación del paquete político y fiscal en el Congreso alimentaba interrogantes también en el exterior, el caso de los alimentos y sus consecuencias políticas inmediatas corrieron el centro de atención hacia la propia interna del oficialismo como elemento crítico.

También en este caso circulan versiones sobre operaciones oscuras y denuncias que llegan a la Justicia. La combinación es alarmante. Fue desplazado y puesto en la mira Pablo de la Torre, y quedaron en la banquina varios funcionarios de segunda línea. Se mezclan reproches por mala gestión y también acusaciones de hechos de corrupción que incluyen y trascienden maniobras con contratos irregulares.

El respaldo a Pettovello fue encabezado por Milei y repetido por cada ministro. El tema superaba así largamente el tratamiento como con una cuestión interna, salvaje, limitada a otra disputa por el despacho de la ministra. En paralelo con el creciente impacto del caso de los alimentos, el Gobierno unificó su discurso en un punto: lo enmarca como un ataque contra la funcionaria, una reacción a las denuncias por casos y sistemas de corrupción, especialmente en el área social.

La intensidad del escándalo en torno de los alimentos almacenados en Buenos Aires y Tucumán se agravó con las respuestas iniciales, algunas de ellas desmentidas por la realidad que fue surgiendo con la investigación. La respuesta de Milei, apenas regresado de su último viaje internacional, fue de respaldo absoluto y visible a Pettovello.

Milei optó por extremar la tensión, en un sentido al menos, para colocar la cuestión en términos de grieta. “Es la mejor ministra de la historia. La corrupción la tienen los kirchneristas, por los negocios turbios que hicieron. Con aquello que no esté en orden, con la corrupción, vamos a ser implacables”, fue su respuesta en defensa de la funcionaria.

Se trata de un movimiento básico y amplio. Las declaraciones de aval a Pettovello fueron precedidas por la difusión de encuentros y otros gestos -como los comunicados en cadena de los ministros-, además de los contactos para evitar que el tema escalara en la sesión de Diputados motorizada por la oposición para tratar el sistema de ajuste de las jubilaciones.

Las características del caso, en primer lugar por su impacto público, y la acelerada respuesta presidencial colocaron el tema como un punto casi sin retorno para Olivos. Se juega un área sensible para el Gobierno y una pieza clave para Milei. El desenlace, entonces, tiene también lectura externa.

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