La dark web, la parte oculta y anónima de internet, se ha convertido en un componente crucial del comercio internacional de productos ilícitos. En este intrincado mundo, donde las identidades de compradores y vendedores permanecen en el anonimato, se trafican desde drogas y armas hasta productos químicos altamente regulados. Esto incluye los precursores químicos fundamentales para la producción de fentanilo y otras drogas sintéticas, que son adquiridos frecuentemente por cárteles mexicanos como el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
De acuerdo con la publicación “The Synthetic Silk Road: Tracing China’s Grey-Market Precursor Chemical Trade” (“La ruta de la seda sintética: al interior del comercio de precursores químicos en China”), de InSight Crime, los cárteles mexicanos sacan ventaja de la dark web para adquirir sus precursores químicos en China, donde están sus principales proveedores.
En su investigación, los periodistas de InSight Crime revelan cómo los vendedores y compradores aprovechan el anonimato y las técnicas de envío encubierto para evadir las estrictas regulaciones internacionales y asegurar que las sustancias lleguen a sus destinos finales sin ser detectadas.
¿Cómo utilizan la dark web?
La expansión del mercado de drogas sintéticas encuentra en la dark web un refugio propicio para operar al margen de la ley. A través de navegadores especializados, criptomonedas y estrategias de anonimato, los narcotraficantes han creado un ecosistema que facilita la comercialización segura y efectiva de estos productos, con implicaciones globales que aumentan la complejidad del combate contra el narcotráfico.
La dark web es una red dentro de internet accesible únicamente a través de software especializado y no indexada por motores de búsqueda convencionales, lo que incrementa su nivel de anonimato. Para acceder a la dark web, los narcotraficantes utilizan navegadores como Tor, que encriptan el tráfico y ocultan la identidad y ubicación del usuario. Este sistema permite una comunicación anónima y segura, esencial para realizar transacciones ilegales.
Una vez dentro de la dark web, los usuarios utilizan términos de búsqueda específicos y números CAS (Chemical Abstract Service) para localizar sustancias químicas concretas, estos identificadores únicos facilita encontrar el producto exacto y reduce la probabilidad de ser detectados por las autoridades al usar otro tipo de palabras.
Plataformas de la dark web como Nemesis, Tor2Door y RoyalMarket operan de manera similar a los mercados en línea convencionales como Amazon o eBay. En estas plataformas, los vendedores listan sus productos con descripciones detalladas, fotos y especificaciones técnicas.
Los compradores pueden revisar reseñas y calificaciones de otros usuarios, lo que les ayuda a evaluar la confiabilidad del vendedor y la calidad del producto antes de realizar una compra. Esta estructura permite a los compradores tomar decisiones informadas y reduce el riesgo de estafas.
La comunicación entre compradores y vendedores chinos se efectúa mediante correos cifrados y aplicaciones de mensajería segura como Telegram, WhatsApp o Wickr. Estas herramientas protegen la identidad y privacidad de ambas partes. Los vendedores frecuentemente utilizan identidades falsas, adoptando nombres latinos como “Ana Sofía” o “Daisey” para generar confianza entre los compradores latinoamericanos.
Envíos encubiertos
Para realizar los pagos, las transacciones se realizan principalmente con criptomonedas como Bitcoin, que ofrecen anonimato y son difíciles de rastrear. Al seleccionar los productos deseados, el sistema genera un código QR de Bitcoin para escanear y completar la transacción, imitando el proceso de compra en sitios de comercio electrónico estándar, pero con una capa adicional de seguridad. Para eludir las estrictas regulaciones aduaneras, los vendedores ofrecen envíos encubiertos.
Utilizan técnicas de empaque sofisticadas y rutas diversificadas, incluyendo intermediarios en países menos regulados antes de enviar los productos a su destino final, como México. Esta estrategia maximiza las posibilidades de que las sustancias químicas lleguen a sus destinatarios sin ser interceptadas.
Una de las estrategias principales empleadas es el uso de empaques sutiles que disfrazan los productos como artículos cotidianos. Así, los precursores químicos para el fentanilo y otras drogas pueden presentarse como juguetes, cosméticos, suplementos dietéticos o hardware de computadora, utilizando papel especial y materiales aislantes para evitar la detección olfativa y visual por parte de los controles de aduanas.
Además, estos productos suelen estar envueltos en múltiples capas de plástico y papel, lo que no solo ayuda a protegerlos de posibles daños durante el transporte, sino que también dificulta su detección mediante escáneres de rayos X o perros entrenados.
Otra táctica común es el uso de etiquetas falsificadas en los envíos, que incluyen información de remitente y destinatario inventada, así como descripciones incorrectas del contenido. En muchos casos, estas etiquetas llevan los logos de empresas legítimas, proporcionando una capa adicional de credibilidad y minimizando las sospechas durante el proceso de inspección.
Para aumentar las probabilidades de éxito, los vendedores dispersan los envíos a múltiples direcciones. Alquilan varias propiedades o utilizan direcciones de terceros para recibir las sustancias químicas, de modo que si una dirección es comprometida, el resto de los envíos aún puede llegar a su destino.
Los productos a menudo siguen rutas indirectas, pasando primero por países con regulaciones menos estrictas antes de ser reenviados a su destino final. Por ejemplo, un cargamento destinado a México podría primero transitar por Guatemala, complicando así el rastreo y la interceptación por parte de las autoridades mexicanas.
El papel de los intermediarios es también fundamental en esta cadena de suministro. Los vendedores trabajan con intermediarios en distintos países que redistribuyen las sustancias químicas internamente. Estos intermediarios pueden ser empresas fachada o individuos actuando como puntos de tránsito, garantizando que los productos no se mantengan demasiado tiempo en un solo lugar y se reduzca el riesgo de detección.
Los métodos de envío también son diversificados. Los productos pueden ser enviados a través del correo postal, empresas de mensajería privada y transportistas independientes que operan fuera del radar de las autoridades.
En las conversaciones con proveedores como MicroDroper y TGC-RC Chemicals, quedó claro que ofrecían estas capacidades de “envío encubierto” como una opción estándar, promocionándola como un servicio premium que garantizaba evadir las regulaciones aduaneras. Un productor de fentanilo en Culiacán reveló a InSight Crime que utilizaba estos métodos para recibir sus suministros, alquilando múltiples propiedades en Sinaloa para diversificar los puntos de entrega y dificultar la labor de las autoridades mexicanas.