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Una decisión que salva vidas: “Cada día agradezco a mi donante y su familia por darme otra oportunidad de vivir”

Una operación de corazón. (Shutterstock)
Una operación de corazón. (Shutterstock)

María Dolores Martínez tenía 40 años cuando sufrió un infarto agudo de miocardio. Se encontraba en la cocina de su casa cuando de repente sintió un dolor que nunca antes había experimentado: “Le dije a mi marido que estaba teniendo un infarto. No tuve dudas porque era un dolor muy intenso por los brazos y el pecho”. Según cuenta en una conversación con Infobae España, no sufría de cardiopatías previas y había llevado una vida completamente normal hasta el mismo día del ataque al corazón. En un par de ocasiones, Martínez había acudido a su médico por dolores en el pecho, pero el diagnóstico fue que se trataba de ansiedad, que debía “bajar el ritmo”.

Esta valenciana entró en código cero, una situación en la que la urgencia es tan absoluta que el paciente se salta la lista de espera nacional para recibir un trasplante de corazón. “En código cero te trasplantan o te mueres. El primer corazón que haya disponible es para ti”, explica Martínez. Sin embargo, encontrar un corazón compatible no es tan fácil, pues ha de coincidir en tamaño y en grupo sanguíneo. Por lo general, los pacientes en grado cero esperan dos o tres días (a veces una semana) hasta que llega un corazón compatible con el suyo. Martínez esperó 19 días.

Durante aquel tiempo, Martínez estuvo conectada a unas máquinas que hacían las funciones de su corazón y sus pulmones. En estos casos, suele emplearse un equipo de circulación extracorpórea (conocido como ECMO), o bien una asistencia ventricular que hace las veces del sistema cardiovascular. “Estuve consciente esos 19 días, viéndome cada día peor porque los órganos ya empezaban a fallar. Cada vez que despertaba y veía las máquinas pensaba que eso no podía estar pasándome a mí”.

Mientras tanto, Martínez recibió un apoyo psicológico enorme por parte del hospital: “Lo peor fue el tiempo en la UCI esperando el órgano. Tenía que morir una persona para que yo viviera y eso es muy duro, pero sabía que si no me llegaba el corazón la que se iba a morir era yo”. Al final, el corazón llegó y la operación marchó sin problemas. Tras una semana en reanimación y tres en planta, Martínez pasó por ocho biopsias aquel primer año para comprobar el estado del rechazo del injerto. “He tenido algún bajón, como todos, pero en este momento me encuentro muy bien. Al final lo que cuenta son los once años que llevo viviendo gratis. Todos los días doy gracias a mi donante y su familia por este regalo, que es otra oportunidad de vida”, asegura. Actualmente, María Dolores Martínez es la presidenta de la Federación Española de Trasplantados de Corazón (FETCO).

María Dolores Martínez, presidenta de la Federación Española de Trasplantados de Corazón. (Cedida)
María Dolores Martínez, presidenta de la Federación Española de Trasplantados de Corazón. (Cedida)

El trasplante cardiaco es una cirugía de alto riesgo que involucra a mucho personal sanitario y no sanitario y precisa de una coordinación exquisita, como asegura el doctor Álvaro González Rocafort, jefe de cirugía en la Unidad de Cardiopatías Congénitas (UCC) del Hospital HM Montepríncipe de Madrid y referente nacional en operaciones cardiovasculares. En una entrevista con Infobae España, el doctor González explica al detalle cómo se realiza una intervención de este tipo, que comienza por la extracción del órgano del donante. “Se tiene que disecar el corazón del donante. Cuando está todo listo, se pinza la aorta ascendente impidiendo el flujo coronario en el injerto (inicio del tiempo de isquemia). Inmediatamente se administra un medio de conservación del corazón para preservarlo. Una vez parado, se intentará recortar el corazón con la mayor parte posible de arterias y venas”.

Una vez extraído el corazón, este se introduce en un recipiente de plástico estéril con solución de preservación y en una triple bolsa de plástico. A su vez, se mete en la ‘nevera’ de trasporte con cierre hermético que contiene hielo y se iniciará el viaje al hospital donde se implantará. La Fundación Española del Corazón (FEC) recoge que “el máximo tiempo de traslado (isquemia fría) para que el corazón pueda volver a latir en el receptor no debe sobrepasar las 4-6 horas”.

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Actualmente, la técnica más habitual para realizar un trasplante de corazón es la técnica bicava, que comienza explantando el órgano enfermo. “Para ello se tiene que instaurar el circuito de circulación extracorpórea en el receptor mediante canulación arterial en aorta ascendente alta y canulación venosa bicava con torniquetes de exclusión. Posteriormente se realiza el pinzado de aorta y se extrae el corazón dejando los pedículos vasculares donde se va a implantar el donado. Una vez implantado, se despinza la aorta y se recupera el latido del corazón. Cuando este es capaz de mantener la circulación de la sangre, se desconecta del circuito de extracorpórea”, prosigue el cirujano jefe.

Un donante, seis regalos de vida

En 2023, 2.346 personas donaron sus órganos al fallecer, lo que permitió que se realizaran 5.863 trasplantes. Estos son los datos que ofrece la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), la entidad que coordina todos los trasplantes de órganos a nivel nacional. De forma consecutiva desde hace 32 años, España es el país del mundo que más trasplantes realiza por millón de habitantes (48,9 donantes por cada millón) y con menor tiempo de espera.

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El endurecimiento de las normas de circulación de la DGT ha logrado que menos personas mueran en las carreteras, aunque una de sus consecuencias es que cada vez existan menos donantes. En 2017, las donaciones de órganos por accidentes de tráfico representaron solo el 4,2%, el dato más bajo registrado hasta la fecha. Por ello, aunque nuestro país sigue liderando el número de trasplantes, pacientes, médicos y demás asociaciones animan a la donación.

De un solo donante se pueden salvar seis vidas”, sostiene el doctor Jorge Rodríguez-Roda, presidente de la Sociedad Española de Cirugía Cardiovascular y Endovascular (SECCE). “La captación de de de donantes es muy importante. Cuando la gente pierde un ser querido, sobre todo si es joven, donar sus órganos es una oportunidad de paliar el dolor de una pérdida”, expresa para Infobae España.

Jorge Rodríguez-Roda, presidente de la Sociedad Española de Cirugía Cardiovascular y Endovascular. (Cedida)
Jorge Rodríguez-Roda, presidente de la Sociedad Española de Cirugía Cardiovascular y Endovascular. (Cedida)

España, líder en donación de órganos

Uno de los motivos por los que nuestro país es líder en donaciones de órganos es en parte gracias a la labor eficiente y transparente de la ONT. Las listas de espera para los distintos órganos funcionan a nivel nacional y no escatiman en recursos. Por ejemplo, si un paciente de Córdoba precisa de un pulmón y se encuentra uno compatible en Bilbao, se pone a disposición un avión o helicóptero preparado para el transporte del órgano. Además, se trabaja con el completo anonimato: “Para la ONT, no eres un nombre, sino un número. Eso evita cualquier tipo de enredos porque no hay preferencias”, cuenta Martínez. El doctor Rodríguez-Roda asegura que “la ONT es un modelo internacional imitado por muchos países porque funciona muy bien. Es decir, somos pioneros en la organización y también somos pioneros en el número de trasplantes”.

En el caso de la Federación Española de Trasplantados de Corazón que preside María Dolores Martínez, su labor es la de coordinar eventos en conjunto con el resto de asociaciones y, mediante una incidencia política, lograr proyectos a nivel nacional que repercutan en cada comunidad autónoma. Este año, junto con la FEC, han puesto el foco en la salud de la mujer con motivo del infradiagnóstico.

“Los familiares del paciente son los olvidados”

La FETCO también gestiona una red de pisos de acogida donde alojar gratuitamente a pacientes y acompañantes en Sevilla, Valencia y Valladolid. Ya que no todos los hospitales cuentan con las infraestructuras necesarias para realizar trasplantes, en muchas ocasiones los pacientes y sus familiares han de trasladarse a otra ciudad. Con el encarecimiento de los hoteles, no es raro ver a los acompañantes de los enfermos durmiendo en los coches.

Martínez expresa “es muy gratificante decirles ‘podéis quedaros aquí, tener vuestra vuestra cocina, dormir tranquilos, ducharos’. Bastante están sufriendo ya como para pensar en el dinero que se gastan en el alojamiento. Al final, los familiares son los olvidados. Los médicos se centran en el enfermo, lógicamente, pero los que también lo están pasando verdaderamente mal son los hijos, los padres, la mujer, el marido, los hermanos…”.

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