Karen Sandine y Jennifer Johnson se reencontraron después de 50 años gracias a pruebas de ADN, lo que logró unir finalmente a dos medias hermanas que compartían la misma madre, pero que nunca habían conocido ni a ella ni se habían conocido entre sí. Esta emocionante historia comenzó cuando ambas decidieron iniciar un viaje para descubrir más acerca de las raíces de su árbol genealógico.
Sandine, de 55 años, y Johnson, de 52, fueron separadas desde el nacimiento de la menor. Mientras Sandine fue criada por sus abuelos paternos, Johnson quedó bajo tutela del estado de Arkansas y luego fue adoptada a los seis meses de edad.
Johnson no supo que vivía con una familia adoptiva hasta que cumplió 16. Sandine le contó a la revista People: “A lo largo de los años sentí curiosidad por la historia médica y siempre pensé que probablemente tenía un medio hermano en alguna parte”.
Inspirada por la necesidad de conocer su pasado, Sandine empezó a indagar sobre su familia. Después de la muerte de su ex marido, comenzó a limpiar la casa que habían compartido durante casi 25 años. En ese momento, mientras revisaba fotos, cartas, encontró también certificados que su abuela había guardado.
“Pensé, es hora de buscar algunas respuestas y buscar mi familia. Es posible que mi madre todavía esté viva, estoy segura de que tengo ese hermano o hermana”, contó Sandine sobre su iniciativa.
Este deseo de conocer más allá de lo sabido la llevó a Sandine a registrarse en Ancestry (una de las empresas de genealogía más grandes del mundo) a principios de 2024. Y, casualidad o no, Johnson ya estaba en la base de datos de la empresa.
“Yo ingresé a Ancestry hace cinco años, ella me encontró y ahora estoy descubriendo tantas cosas, hasta que tengo una familia allí”, explicó Johnson a Kark, una afiliada local de NBC. La conexión fue instantánea y ambas comenzaron a hablar todas las noches.
El reencuentro
Finalmente, después de varias conversaciones, las hermanas decidieron reunirse en persona para cenar junto con su “nuevo” tío, el pasado 26 de mayo. “Estaba ansiosa por ver si nos parecíamos. Creo que debemos favorecer a nuestros padres: tenemos una sonrisa y pómulos similares”, dijo Sandine sobre la similitud entre las hermanas. Y bromeó: “¡Nuestro tío dice que Jennifer favorece mucho a nuestra madre! Nos abrazamos y lloramos”.
Este reencuentro no solo fue entre las hermanas. Sandine también encontró al tío a través de Ancestry. “Él también ha estado buscando a su hermana, nuestra madre”, dijo Sandine con emoción. El tío de las hermanas, un hombre con discapacidades, describió el momento como un milagro: “¿Sabes quién nos unió en este momento? ¡Jesús lo hizo!”.
Ahora, por la madre
Así como su tío, las hermanas aún buscan a su madre. Ambas están entusiasmadas de aprender más sobre su familia biológica y tienen la esperanza de encontrar a su madre, quien tendría entre 74 y 75 años si aún estuviera viva. “Estamos muy emocionadas de conocernos más y continuar nuestro viaje como hermanas”, dijo Sandine.
Desde entonces, Sandine y Johnson han hablado por teléfono todas las noches, ya que Johnson vive en Oklahoma y Sandine en Arkansas. Además de las apariencias similares, comparten un vínculo que se establece alrededor de la Coca Cola Light, el café y las compras.
Estas conexiones han sido como “armar un rompecabezas” para Sandine, que respondieron muchas preguntas sobre su procedencia y la vida de sus antepasados. Johnson, por otra parte, siente que finalmente encontró la parte de su vida que siempre faltaba.
“Tengo una hermana que nunca conocí. Fueron necesarios 50 años y es un sueño hecho realidad. Lo que quiero decir, estoy muy emocionada”, contó Johnson conmovida.