El pasado domingo 2 de junio se llevó a cabo el proceso electoral más grande en la historia del país, en donde, de acuerdo al Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP), participaron más de 55 millones de personas, de las más de 98 millones que se encontraban inscritas en la lista nominal del Instituto Nacional Electoral (INE).
La jornada electoral marcó un hito para el país debido a que el electorado eligió, por primera vez, a una mujer como Presidenta de la República. Claudia Sheinbaum Pardo, candidata de la coalición Sigamos Haciendo Historia, preliminarmente obtuvo 33 millones 226 mil 602 sufragios, convirtiéndose así en la aspirante con la mayor cantidad de apoyo registrada en la historia de la nación.
Pese a esto y aunque la victoria fue reconocida por la candidata Xóchitl Gálvez Ruiz, quien quedó en segundo lugar, tanto ésta como las dirigencias de los partidos Acción Nacional (PAN), Revolucionario Institucional (PRI) y de la Revolución Democrática (PRD) ha acusado una elección de Estado y pidieron la revisión de todos los paquetes electorales.
Por diversos medios, tanto de comunicación como propios en redes sociales, los integrantes de la oposición han pedido a la autoridad electoral que haya “voto por voto”, debido a que no están conformes con los resultados que el PREP y el Conteo Rápido han arrojado, mismos que marcan una diferencia de más de 30 puntos; no obstante, han pedido lo mismo para la conformación de la Cámara de Diputados y el Senado de la República.
Conviene recordar que la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales, en su artículo 311, establece que durante los cómputos distritales se deben de abrir, por lo menos, el 60% de los paquetes; sin embargo, en la sesión del miércoles 5 de junio del Consejo General del INE, se determinó que para el presente proceso serán analizados el 67.33% con el fin de dar certeza a la elección.
El nacimiento del “voto por voto. Casilla por casilla”
La petición de la oposición durante el conteo de votos actual recordó a la elección del 2006 cuando el entonces candidato Andrés Manuel López Obrador (AMLO) acusó un presunto fraude en la contienda por la Presidencia de la República y exigió al entonces Instituto Federal Electoral (IFE) contar todos los sufragios que se emitieron, debido a que la diferencia con el ganador era mínima.
“Voto por voto. Casilla por casilla”
Y es que la elección de aquel año fue seguida por buena parte de la población, debido a que era la primera vez que se renovaría la titularidad del ejecutivo luego de que el PAN había vencido por primera vez al PRI, cortando así más de 70 años de gobiernos ininterrumpidos.
Además, un año antes, se había presentado el proceso de desafuero contra López Obrador, cuando se desempeñaba como jefe de Gobierno del Distrito Federal, empezando así una fuere rivalidad con el presidente Vicente Fox Quesada, así como con los partidos que votaron a favor del proceso legislativo en su contra.
La campaña no fue sencilla puesto que se presentó lo que, con el paso de tiempo, se conoció como “campaña negra” en donde se tildó al político tabasqueño de ser “un peligro para México”. La repercusión que tuvo ésta causó que se reformara la ley electoral para evitar este tipo de señalamientos que dieran como resultado una contienda inequitativa.
El 2 de julio se llevó a cabo la elección en donde salieron a votar 41 millones 791 mil 322 mexicanos, registrándose una participación del 58.55%; sin embargo, los resultados fueron sumamente cerrados y, hasta la fecha, es la diferencia más corta que se ha presentado.
De acuerdo a los cómputos distritales del IFE, Felipe Calderón obtuvo 15 millones 284 votos, logrando el 35.89% del total de la votación; mientras que AMLO consiguió 14 millones 756 mil 350 sufragios, lo que representó el 35.31%, es decir, la diferencia entre ambos fue de 0.5 por ciento.
Debido a que el resultado fue muy cerrado, la elección fue impugnada hasta el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) puesto que, el entonces consejero presidente del IFE, Luis Carlos Ugalde, anunció que el Conteo Rápido no podía definir al ganador; sin embargo, el máximo tribunal emitió la sentencia de ganador para el panista.
Esta situación provocó que AMLO pidiera a la población saliera a las calles para exigir un recuento de los votos, lo que se convirtió en el “voto por voto”, además de un campamento permanente sobre avenida Paseo de la Reforma en la Ciudad de México. La derrota nunca fue reconocida por López Obrador y, de hecho, hasta la fecha mantiene el discurso de que existió fraude electoral.