Los tiempos convulsionados de la independencia del Perú fueron clave para forjar la nación tal y como la conocemos hoy en día. En este corto pero intenso proceso estuvieron involucrados desde los famosos libertadores extranjeros, hasta las valerosas fuerzas nacionales que lucharon incansablemente para que las futuras generaciones vivieran en un país sin opresión.
Por supuesto, hubo más de un evento clave para lograr la ansiada libertad. Algunos son más conocidos y mencionados dentro de la historia, sin embargo, otros han quedado relegados pese a su importancia. Uno de ellos es la batalla de Higos Urco, que además de marcar la independencia de Chachapoyas, capital del departamento de Amazonas, también fue vital para el inicio de la emancipación peruana.
Fervor libertario
La batalla de Higos Urco tiene sus antecedentes en las primeras revueltas en contra del colonialismo español. El descontento de la población en diversas partes del país ya se hacía sentir antes de julio de 1821, época en que las ideas libertarias rendían frutos y algunos cabildos buscaban su independencia. Para ese entonces la ciudad de Chachapoyas pertenecía a la amplia intendencia de Trujillo, a cargo de José de Torre Tagle, quien presidía el gobierno del Norte.
Desde allí se gestó la idea de independizar Trujillo a fin de ganar toda la zona norte, hazaña que se consiguió en diciembre de 1820 y que fue imitada por otras ciudades que dieron su propio grito libertario.
Como era de esperarse, la respuesta de las fuerzas españolas para recuperar el territorio y apagar estos estallidos era solo cuestión de tiempo. Con un virreinato asediado por la insurgencia y una campaña libertadora que amenazaba con acabar con el régimen, era de vital importancia mantener el control.
En este contexto los altos mandos del Ejército Libertador de don José de San Martín planearon la defensa de Chachapoyas a través del marqués de la Torre Tagle, quien entrenó y preparó a las fuerzas militares que participarían en la resistencia.
Valentía y honor
Las filas estuvieron conformadas en su totalidad por peruanos, mayoritariamente jóvenes chachapoyanos que estaban listos para defender la independencia de la ciudad.
Sobre la batalla, la historia narra que el enfrentamiento finalmente se dio a las afueras de la ciudad, en la zona conocida como pampas de Higos Urco, un 6 de junio de 1821. Allí 600 realistas bien entrenados en el arte bélico y veteranos se vieron frente a frente con los valientes patriotas que no tenían la experiencia suficiente.
El combate duró unas diez horas y no estuvo lejos de los convencionalismos y pérdidas que dejan las batallas. Sin embargo, un hecho que marcó la diferencia fue la participación de los vecinos de la ciudad y familias completas de pueblos aledaños que dieron un importante soporte a las tropas. También se sabe que hubo mujeres simpatizantes de la causa, entre las que destaca doña Matiaza Rimachi, quienes ejercieron tenaz resistencia.
El parte de guerra de la batalla destaca que este evento, que empezó casi a las ocho de la mañana, estuvo cargado de momentos en que la corona parecía tener supremacía. Sin embargo, finalmente “las fuerzas enemigas comenzaron a huir entre el desorden, la vergüenza y el pavor”, precisaba en el documento el comandante Juan Valdivieso informando a Torre Tagle. Asimismo, agregaba una mención a la actuación de Don José de San Martín quien aún no se encontraba en Perú.
“En consecuencia de tan completa victoria y premio del valor, intrepidez y constancia de los señores oficiales y ejemplar tropa que tengo el honor de mandar, he concedido sobre el campo de batalla, en nombre de la Patria y del Excelentísimo Señor General en Jefe don José de San Martín, una medalla que contenga la siguiente inscripción, en el anverso: Vencedores de Chachapoyas y un jeroglífico compuesto de palma y laurel entrelazados y dos manos en el centro, y en el reverso: la fecha del triunfo”.
De vital importancia
Esta campaña que resultó a favor de los patriotas fue trascendental, ya que le dio la confianza al libertador San Martín para llevar a cabo la toma de Lima y proclamar la independencia. Asimismo, eliminó la influencia española en la zona norte del Perú, una importante ventaja para Simón Bolívar, quien tuvo apoyo en recursos humanos y materiales necesarios para consolidar la libertad.
Además, se logró frustrar los planes del virreinato para establecer autoridades leales a la corona y retomar el control de dicha parte del país.
Como un dato adicional, la página oficial del Gobierno menciona que gracias al triunfo en Chachapoyas se logró enviar libremente apoyo a Antonio José de Sucre, quien luchaba en Quito y Guayaquil y quien más tarde sería pieza clave para la liberación del Perú.
“Un fuego de ardor patrio los abrasaba y persuadidos de la justicia de la causa aguardaba con impaciencia la señal de combate para arrancar a los orgullosos godos opresores la primera gloria del Perú, que las probabilidades físicas presentaban como imposibles”, señalaba también Juan Valdivieso en el informe de la batalla; líneas que dan cuenta del deseo de libertad que guardaban los corazones en el enfrentamiento, cuyos supervivientes más tarde se batirían a duelo en Ayacucho y Junín, cerrando el capítulo del virreinato y el yugo español en Perú para siempre.