Salones de té, palacios que albergan más de un secreto y jardines de ensueño para celebrar las fiestas más condecoradas. El regreso de Los Bridgerton, la ficción basada en las novelas de Julia Quinn y producida por Shonda Rhimes, ha vuelto a la plataforma con la intensidad de siempre: tórridos romances, cotilleos de época y vestidos de gasa. El pasado 16 de mayo, los primeros episodios de la tercera temporada aterrizaron en la plataforma. Para quien no lo sepa todavía, esta nueva entrega esta dividida en dos partes de cuatro capítulos cada una: la primera, ya disponible en el catálogo del gigante del streaming, y la segunda, que llega este jueves 13 de junio.
La trama de la serie se centra, en esta ocasión, en Colin Bridgerton (Luke Newton) y Penelope Featherington (Nicola Coughlan). Hay que recordar que cada libro de Quinn, al igual que la ficción, pone el foco en la historia de un hermano Bridgerton diferente, explorando su búsqueda del amor en la época de la Regencia londinense. Las novelas, sin embargo, presentan un orden cronológico distinto al que sigue la serie de Netflix.
Además de su narrativa, las localizaciones de la ficción son otro de los elementos que hacen que el espectador se pueda sumergir en un escenario de época. Aunque muchos han criticado la falta de rigor histórico de la serie (pues la Reina de Inglaterra no es una mujer caucásica y la socialité del Mayfair londinense está compuesta por una diversidad racial no adscrita a dicho período), las ubicaciones que aparecen en sus capítulos son de lo más exquisitas.
Bath, en Reino Unido, es una de las ciudades más visitadas a raíz de su aparición estelar en Los Bridgerton. Su granito georgiano y el tono dorado que ilumina sus calles y sus edificios Por ejemplo, el Holbourne Museum es empleado en la ficción como la casa de Lady Danbury y el Royal Crescent Hotel & Spa se convierte en la fachada de la residencia de los Featherington. No es la única atracción de la ciudad que se ha empleado en la icónica serie de Netflix, pues la tienda Abbey Deli se ha reconvertido por dentro para albergar la tienda de ropa de la modista Madame Delacroix.
En Londres, por ejemplo, algunas de las localizaciones más destacadas son Hatchard, la librería más antigua de la ciudad, fundada en 1797, que suelen visitar Eloise y Penelope, además de las fachadas del Old Royal Naval College y de la Ranger’s House, empleadas para mostrar la arquitectura auténtica del periodo de la Regencia londinense. En el barrio de Richmond, además, se puede visitar el Hampton Court Palace.
Saliendo de la capital, entramos a Oxfordshire y a una de las nuevas localizaciones de la tercera temporada. Se trata de la Kingston Bagpuize House & Gardens, un enclave que aparece por primera vez en Los Bridgerton, pero que en el que ya se rodaron escenas de Downton Abbey. También en Oxfordshire se puede visitar el Palacio de Blenheim, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, que se convierte en la residencia de la reina Carlota y el rey Jorge III en la serie.
Otra de las localizaciones de la tercera temporada es Painshill Park. Localizado en Surrey, este enclave natural ya fue empleado en la primera temporada de Los Bridgerton, siendo el lugar en el que tuvo lugar el picnic de los Featherington. En esta nueva entrega, el parque se convierte en un personaje más de la trama en el tercer capítulo, cuando se produce el fiasco del globo. Otra ubicación que ha sido empleada para la nueva temporada de la ficción de Netflix ha sido la Claydon House de Buckinghamshire.
Una escapada de cuento
No es de extrañar, pues, que muchos seguidores de la serie quieran planear sus vacaciones o días festivos en torno a las localizaciones reales que aparecen en Los Bridgerton. Según un artículo de la BBC, la plataforma británica de reservas de tren y autobús Trainline ha informado que los viajes a las ubicaciones de la ficción de Netflix han aumentado en en toda Inglaterra un 50 por ciento en el último año y un 135 por ciento interanual entre los viajeros estadounidenses.