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Ian vuelve a la escuela y a la piscina semanas después de una operación robótica de riñón

(Corrige en la NA5144 el apellido de la doctora, que es Royo y no Arroyo)

Diana Illa Cruz

Barcelona, 14 jun (EFE).- “Ya puedo hacer vida normal”, celebra Ian, de 10 años, que ha vuelto a la escuela y a sus clases de natación pocas semanas después de someterse a una complicada operación de riñón asistida por un robot Da Vinci, creado con tecnología de la NASA, en el Hospital Vall d’Hebron de Barcelona.

Ian sufrió un cólico nefrítico durante un viaje en la selva argentina con su padre, el verano pasado, a raíz de la obstrucción del flujo de orina, causado por una malformación congénita que estrechaba el conducto de unión entre el riñón y el uréter.

Tras ser estabilizado con calmantes, su madre viajó a Argentina para recogerlo y, al llegar a Barcelona, fue intervenido inicialmente en otro centro.

Sin embargo, el problema renal se complicó y acudió al Hospital Vall d’Hebron para realizarse una pieloplastia, para tratar la obstrucción, convirtiéndose así en uno de los 125 pacientes que se han beneficiado de una cirugía urológica asistida por robot en este hospital.

“Accedimos a la zona con pequeñas incisiones de menos de un centímetro en la barriga y el ombligo, para proceder a una cirugía muy precisa y con movimientos previamente calculados, lo que evita complicaciones y facilita la recuperación precoz”, explica la cirujana adjunta de Urología Pediátrica y Trasplante Renal, la doctora Glòria Royo.

Este tipo de intervenciones, además de ser mínimamente invasivas, se caracterizan por tener un posoperatorio más rápido y con menos dolor, que permite a los pacientes recuperar su vida cotidiana en muy poco tiempo; como en el caso de Ian, que “lo operaron un lunes y el miércoles ya estaba en casa”, admite su madre, Laia.

Aunque al ser una reintervención, la fragilidad de los tejidos añadía más complicación a la operación, el pequeño se ha recuperado con éxito y ha podido retomar su rutina.

“Mejoramos su calidad de vida ostensiblemente, ya que son pacientes que van recurrentemente a urgencias por mucho dolor y, después de la cirugía, a la semana o los quince días, tienen una vida normal”, señala la doctora sobre la mejora tras la intervención.

La cirugía robótica se realiza mediante una consola que controla virtualmente tres brazos robóticos colocados en el paciente, cosa que aporta mayor precisión a la hora de manipular los tejidos.

“Cuando estás en la consola operando, tienes los movimientos como si fuera una cirugía abierta y te permite trabajar en espacios muy pequeños, que en cirugía pediátrica es muy importante”, asegura Royo.

La madre explica que, aunque fue una experiencia complicada y dolorosa, “no puede estar más agradecida”.

El equipo de Cirugía Urológica Pediátrica del hospital barcelonés es el único de España que, desde su primera intervención hace 15 años, mantiene de manera ininterrumpida un programa de cirugía robótica urológica pediátrica. EFE

dic/pll/aam

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