El presidente ruso, Vladimir Putin, y el dictador norcoreano, Kim Jong-un, iniciaron este miércoles una cumbre bilateral en la que buscan impulsar los vínculos de defensa entre los dos países dotados con armas nucleares, en medio de la ofensiva militar de Moscú en Ucrania.
Ante la mirada inquieta de la comunidad internacional, Putin llegó a la plaza Kim Il Sung de Pyongyang, decorada con banderas de Rusia y Corea del Norte y grandes retratos de los dos líderes, según imágenes de las agencias de propaganda del régimen.
Kim saludó allí a Putin antes de iniciar las conversaciones en la Casa Estatal de Huéspedes Kumsusan, donde se espera que firmen un “acuerdo estratégico”.
“Apreciamos mucho su apoyo sistemático y permanente a la política rusa, incluido en el tema ucraniano”, declaró Putin al inicio de su reunión con Kim.
Putin adelantó también la firma de un “documento fundamental” que será la base de las relaciones entre Rusia y Corea del Norte, según informaron medios locales.
“Hoy está listo un nuevo documento fundamental que sentará las bases de nuestras relaciones a largo plazo”, declaró Putin, quien aseguró que los dos países “han dado grandes pasos” en el fortalecimiento de sus relaciones bilaterales.
Putin también invitó a Kim a visitar Moscú.
La anterior visita de Putin al hermético país comunista se remonta al año 2000.
Moscú y Pyongyang son aliados desde el final de la Guerra de Corea (1950-1953) y han estrechado sus relaciones desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022.
Las potencias occidentales llevan meses acusando a los norcoreanos de entregar municiones a Rusia para la guerra en Ucrania a cambio de asistencia tecnológica, diplomática y alimentaria.
“Rusia necesita el apoyo de Corea del Norte en materia de armamento debido a la prolongada guerra en Ucrania, mientras que Corea del Norte necesita el apoyo de Rusia en materia de alimentación, energía y armas de punta para aliviar la presión por las sanciones”, dijo Koh Yu-hwan, profesor emérito de estudios norcoreanos en la Universidad de Dongguk.
“Lo que nos preocupa es la profundización de la relación entre estos dos países”, declaró el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby.
El dirigente ruso viaja junto a su canciller, Serguéi Lavrov, y al ministro de Defensa, Andrei Belousov.
Putin, que es objeto de una orden de arresto de la Corte Penal Internacional, ha disminuido sus viajes al extranjero, pero ha realizado algunos desplazamientos para visitar a aliados clave, como China.
El ministro ucraniano de Asuntos Exteriores, Dmytro Kuleba, exhortó a la comunidad internacional a contrarrestar la “amistad” entre Putin y el líder norcoreano Kim Jong-un aumentando los envíos de armas a Kiev.
“El mejor modo de responder es continuar reforzando la coalición diplomática para una paz justa y duradera en Ucrania y entregar más […] munición a Ucrania”, dijo Kuleba.
La visita de Putin tiene lugar nueve meses después de que recibiera a Kim en el Extremo Oriente ruso, donde ambos mandatarios se cubrieron de elogios, aunque sin cerrar ningún acuerdo, al menos de forma oficial.
Rusia utilizó en marzo su derecho de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU para poner fin al sistema de seguimiento de las sanciones impuestas a Corea del Norte, instauradas sobre todo por el programa nuclear de Pyongyang.
Unas horas antes de la llegada de Putin a Pyongyang, decenas de soldados norcoreanos cruzaron brevemente la frontera fortificada con Corea del Sur, pero retrocedieron rápidamente ante disparos de advertencia, un acto que los mandos militares de Seúl estiman que fue accidental.
Corea del Sur indicó que siguió “de cerca los preparativos” de la visita de Putin.
Seúl proporcionó una importante ayuda militar a Ucrania y participa en las sanciones occidentales contra Moscú. El presidente surcoreano, Yoon Suk Yeol, visitó Kiev el año pasado.
Putin presenta su ofensiva en Ucrania como una batalla contra la hegemonía estadounidense en la escena internacional.
(Con información de AFP)