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El fundador de una famosa marca de ropa de montaña chilena se quejó porque aún recibe quejas a pesar de que ya no trabaja ahí

(Desde Santiago, Chile) La historia de Reinaldo Lippi es, por decir lo menos, curiosa. Hace unos días, el empresario chileno, fundador de una de las empresas de outdoor más exitosas del mundo que compite palmo a palmo con North Face y Patagonia, publicó un video en su cuenta de Tik Tok pidiendo a los compradores que no le hagan llegar más reclamos, ya que hace diez años dejó de trabajar en la empresa de la que además, no se fue en los mejores términos.

“Yo les quiero contar que hace más de 10 años que no estoy en la compañía, y, sin embargo, hasta el día de hoy me siguen llegando, este último tiempo, sobre todo, muchos reclamos”, partió su alocución, aludiendo seguramente a que en invierno los reclamos suelen ser más persistentes.

“Y yo les pediría por favor que esos reclamos los conduzcan por los canales oficiales de la compañía o simplemente al Sernac (Servicio Nacional del Comsumidor). Pero por favor les pido que no me lo hagan a mí más, porque estoy constantemente dando explicaciones y eso no me gusta y me da un poquito de pena”, remató.

Reinaldo Lippi, el fundador de la famosa marca de ropa de montaña que aún recibe quejas, a pesar de que ya no trabaja ahí
Lippi reconoció que dejó la empresa con el corazón destrozado pero con un jugoso cheque

Nace una marca

Según contó en una entrevista, Lippi fundó su compañía en 1983, con 23 años. Montañista aficionado, lo hizo porque “había que comer, era una época extremadamente dura, me había quedado sin trabajo”.

De niño, iba a buscar pieles de conejos en los basureros de las carnicerías, con los que fabricaba gorros y pantuflas que vendía en su barrio. Aprendió de su madre, que confeccionaba ropa, pero un día se “tiró al agua” y le aseguró a un amigo que él sabía hacer las mejores mochilas de montaña del país.

“Convencí a un gallo de la Escuela de Montaña de que yo hacía las mejores mochilas de Chile, y lo convencí, le dije ‘yo hago unas mochilas increíbles’, y me creyó y yo no había hecho ninguna”. Así partió un negocio que al rato se amplió al de las carpas, sacos de dormir y chaquetas.

20 años después, daría el gran salto que, paradójicamente, le costaría su puesto en la misma empresa que había fundado: se asoció con su ex esposa Vidalina Díaz y otras dos personas – Rafael Vielva y Rafael Cvjetkovic – , quedando en el reparto un 30% para cada uno de los fundadores.

“Mi abogado me dijo que no firmara. No le hice caso, porque tenía muchas ganas de que resultara”, aseguró en una entrevista a La Tercera en 2022.

De a poco comenzó a ver como toda su filosofía se iba al tacho de la basura y su empresa se transformaba en un hijo al que desconocía. “Suena idílico, pero yo quería un espacio donde la gente trabajara feliz, donde hubiese un ambiente sano, donde quienes trabajaban tuvieran buenos sueldos. Si una compañía vende miles de millones, ¿cómo no se le va a pagar más del promedio a un trabajador?”, señaló en esa oportunidad.

Aunque tenía cargo de gerente y viajaba a China seguido a desarrollar productos, dejó de percibir un sueldo y el estrés comenzó a hacer de las suyas.

“Lo pasé pésimo, desde el minuto que firmé el contrato no recibí (un peso) más, se acabó mi fuente. Por eso tuve que aflojar”, remató.

Entonces vino la lucha judicial y finalmente, los socios fundadores salieron de la compañía con un cheque de $1.350 millones (USD 1.450 millones) en el bolsillo, pero con el corazón partido.

Lippi reveló eso sí que en 2017 lo sondearon de la empresa para que volviera, pero prefirió pasar de largo pues ya estaba de lleno en otros proyectos relacionados siempre al medio ambiente y la sustentabilidad. “No quería entrar de nuevo en una máquina de moler carne. No me interesa, aunque me signifique más recursos”, remató.

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