Como todos los años, se celebra el Día Mundial del Microbioma, una fecha que promueve la reflexión sobre la importancia de estos microorganismos en nuestro cuerpo y salud.
Según definen los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés), “el microbioma es el conjunto de todos los microbios, como bacterias, hongos, virus y sus genes, que viven naturalmente en nuestro cuerpo y dentro de nosotros”. Al ser tan pequeños se requieren un microscopio para verlos, sin embargo, su contribución a la salud y el bienestar humano es enorme.
¿Por qué? Estos microbios “nos protegen contra patógenos, ayudan a desarrollar nuestro sistema inmunológico y nos permiten digerir los alimentos para producir energía”, según informan los NIH.
Aunque estos microbios viven en distintas partes de nuestro cuerpo ―y hay tantos como células humanas en el cuerpo―, el lema de este año “Alimenta a tus microbios: cómo la dieta da forma a tu microbioma intestinal”pone el foco en el microbioma más famoso: el intestinal.
Se trata del conjunto de bacterias, levaduras, hongos, virus y otros microorganismos que se alojan en el intestino, y que cumple un rol clave en nuestro organismo.
Existen alrededor de 40 billones de bacterias que habitan en cada persona y la mayoría se encuentra en el intestino. Y su rol es clave para una buena salud integral.
¿Qué es la microbiota y para qué sirve?
Según el Centro Médico-Quirúrgico de Enfermedades Digestivas de España, la microbiota es el conjunto de microorganismos que habitan en nuestro cuerpo. Estas bacterias colonizan nuestro organismo desde el vientre materno y, fundamentalmente, desde el momento del nacimiento, que conforman un ecosistema complejo y dinámico.
Estos microbios coexisten y desempeñan roles esenciales en la digestión, la producción de vitaminas, la regulación del sistema inmunológico, la regulación del metabolismo y balance energético y la protección contra patógenos.
La profesora Sheena Cruickshank, experta en la división de infecciones, inmunidad y medicina respiratoria de la Universidad de Manchester en el Reino Unido, destacó los beneficios que estos organismos proporcionan. Según Cruickshank, “esos organismos también ofrecen protección, pueden ayudar a curar heridas, eliminar patógenos dañinos y ayudar a que ciertos medicamentos funcionen mejor”.
Según explican los científicos, los desequilibrios en la microbiota pueden estar asociados con diversas enfermedades y trastornos, lo que resalta su importancia en la salud humana. La alteración de la microbiota se puede producir por diferentes factores: mala alimentación, sedentarismo, estrés, contaminación ambiental, exceso y mal uso de antibióticos, entre otras.
Cruickshank aseveró que “el cuidado del microbioma puede ayudar con muchas afecciones, incluidas las alergias, el asma y las enfermedades autoinmunes”. Estos organismos no solo mejoran la respuesta del sistema inmunológico, sino que también influyen en la efectividad de ciertos tratamientos médicos.
La mayor concentración de microbiota del cuerpo humano se encuentra en el tracto gastrointestinal, que cumple funciones cruciales para la salud. Estos microorganismos ayudan en la digestión de alimentos y en la síntesis de vitaminas esenciales como la vitamina K y algunas del complejo B, a la vez que son una barrera de defensa.
¿Dónde se encuentra la microbiota?
La microbiota se distribuye en diversas partes del cuerpo y desempeñan funciones cruciales en cada una de ellas. ¿Dónde encontrarla entonces? Principalmente en la piel y las mucosas que recubren las cavidades que se comunican con el exterior. Estas áreas incluyen la boca, el tracto gastrointestinal y la vagina. En el intestino, es donde se concentra la mayor densidad y diversidad de microorganismos.
Cada una de estas zonas posee una microbiota específica, adaptada a las condiciones particulares de ese entorno. En el intestino, es donde se concentra la mayor densidad y diversidad de microorganismos, esenciales para la digestión, la absorción de nutrientes y la salud inmunológica. Estos microorganismos ayudan en la digestión de alimentos y en la síntesis de vitaminas esenciales como la vitamina K y algunas del complejo B, a la vez que son una barrera de defensa.
Entre las principales funciones de la microbiota intestinal son prevenir la colonización por otros microorganismos patógenos, ayudar a digerir los alimentos, producir vitaminas B y K que el organismo humano no es capaz de sintetizar y estimular al sistema inmune.
La microbiota intestinal, a su vez, tiene otra función primordial y largamente estudiada en los últimos años: la conexión intestino-cerebro. Conocida como eje cerebro-intestino, es un sistema de comunicación bidireccional entre el sistema nervioso central y el tracto gastrointestinal, mediado por señales neuronales, hormonales e inmunológicas.
Se sabe, por ejemplo, que si hay mayoría de “bacterias buenas”, esto favorece el correcto funcionamiento del intestino, que es considerado el segundo cerebro y el lugar donde se alojan el 80% de las células del sistema inmunológico.
¿Cuál es la relación entre la microbiota y la salud digestiva?
La microbiota intestinal juega un papel esencial en la salud digestiva, actuando como una pieza clave en la digestión y absorción de nutrientes. Antes conocida como “flora intestinal”, está compuesta por alrededor de 1014 bacterias de 400 especies distintas.
Entre las principales funciones de la microbiota intestinal son prevenir la colonización por otros microorganismos patógenos, ayudar a digerir los alimentos, producir vitaminas B y K que el organismo humano no es capaz de sintetizar y estimular al sistema inmune, lo que modula la respuesta inflamatoria y protegiendo contra infecciones.
Según un estudio, los microbios colonizadores del intestino ayudan en la digestión de alimentos y en la síntesis de vitaminas esenciales. Los microorganismos que componen la microbiota ayudan a descomponer los componentes de la dieta que el cuerpo humano no puede digerir por sí solo, como la fibra, produciendo ácidos grasos de cadena corta que son beneficiosos para la salud intestinal.
Estos ácidos grasos no solo sirven como fuente de energía para las células del colon, sino que también tienen propiedades antiinflamatorias que contribuyen a mantener un entorno intestinal saludable.
“El intestino funciona como un filtro o barrera para controlar lo que se absorbe en la sangre, y un intestino permeable puede generar una cascada de problemas de salud. Así, el desequilibrio de la microbiota puede contribuir a enfermedades que no tienen que ver solo con el aspecto gastrointestinal”, sino que “la microbiota funciona como un órgano endocrino, es un órgano que tiene un papel casi tan importante como el riñón o el hígado”, precisó el gastroenterólogo argentino Facundo Pereyra a Infobae en una nota anterior.
“Cuando la microbiota empieza a empobrecerse -baja el número de especies, de bichitos, hay menos bacterias, menos hongos, menos virus, menos arqueas- y este órgano empieza a fallar; nosotros empezamos a enfermar en forma silenciosa”, aseguró el experto y es uno de los científicos que postula, a través de la Medicina Funcional, que sanando la microbiota intestinal se pueden curar más de 90 enfermedades.
“Son nuestros colaboradores silenciosos dentro del intestino. Ayudan a producir vitaminas, a preparar al sistema inmunitario y a digerir aquellos alimentos que no podemos digerir. Así que hacen mucho por nosotros”, dice el Dr. Puna Kashyap, gastroenterólogo de Mayo Clinic que investiga este tema.
La disbiosis, o el desequilibrio de la microbiota, puede llevar a una variedad de problemas digestivos, como el síndrome del intestino irritable, enfermedades inflamatorias intestinales y obesidad. Factores como la dieta, el uso de antibióticos y el estrés pueden alterar la composición de la microbiota, y así afectar negativamente la salud digestiva.
¿Cuál es la relación entre la microbiota y el parto?
La colonización de nuestro intestino es un proceso complejo y dinámico que comienza desde el momento del nacimiento. La forma en que nacemos juega un papel crucial en este proceso. Para una microbiota óptima, el parto vaginal es ideal, ya que permite al bebé adquirir miles de millones de lactobacilos y otras bacterias beneficiosas presentes en la vagina de la madre, explica el doctor Gabriel Vinderola, investigador principal del CONICET, en el Instituto de Lactología Industrial y profesor asociado de la Universidad Nacional del Litoral en una nota anterior con Infobae.
Investigadores de la Universidad Médica del Sur de Guangzhou, en China, realizaron un estudio para evaluar la posibilidad de mejorar la microbiota intestinal de los bebés nacidos por cesárea a través de un procedimiento conocido como “siembra vaginal”. Este método consiste en recolectar fluidos vaginales de la madre y aplicarlos en la piel del recién nacido poco después del parto por cesárea.
Diversos estudios indican que los bebés nacidos por cesárea presentan diferencias significativas en su microbiota intestinal en comparación con aquellos nacidos por vía vaginal. Esta diferencia se asocia a la carencia de ciertos microbios que favorecen la función inmunológica y el neurodesarrollo, así como un mayor riesgo de enfermedades futuras como la diabetes.
Un estudio reciente ha revelado que los padres pueden jugar un papel significativo en la salud intestinal de los recién nacidos. Según un artículo publicado en la revista Cell Host & Microbe, los bebés nacen sin microbios en su tracto gastrointestinal y adquieren estos organismos beneficiosos durante el parto y en las primeras etapas postnatales. Si bien es conocido que el parto vaginal provee una cantidad significativa de microbios de la madre al bebé, existe una contribución importante de otros miembros de la familia.
De acuerdo a este análisis, muchos microbios presentes en los bebés durante su primer año de vida provienen del padre y no solo de la madre. Este hallazgo destaca la transmisión de cepas de Bifidobacterium longum, una bacteria que facilita la digestión de la leche materna y es vital para la salud del tracto gastrointestinal del bebé.
Consejos para cuidar la microbiota
Para mantener una microbiota equilibrada es esencial seguir una alimentación adecuada, rica en fibra y probióticos, fundamental para la salud digestiva general. El factor más importante que determina la composición del microbioma intestinal es la alimentación.
“A la microbiota le encantan los alimentos con mucha fibra, como frutas y verduras”, detalló Elizabeth Corwin, vicedecana de investigación estratégica e innovadora de la Escuela de Enfermería de la Universidad de Columbia. Y agregó: “La fibra no se digiere bien en el estómago y tiende a descomponerse más por los microorganismos, y se mueve a través del intestino”.
Los probióticos son alimentos o suplementos que contienen microorganismos vivos destinados a mantener o mejorar las bacterias beneficiosas del organismo, de acuerdo a los especialistas de Mayo Clinic. También tienen un alto contenido de fibra que actúan como nutrientes para la microbiota, con el objetivo de mejorar su equilibrio. Algunos alimentos ricos en probióticos incluyen el yogur y el chucrut; también los granos integrales, bananas, verduras de hoja verde, cebollas, ajo, soja y alcachofas.
“Los alimentos fermentados pueden ser útiles, porque a menudo aportan bacterias vivas. Pero, aunque algunos estudios han demostrado su eficacia, es complicado saber con seguridad si obtenemos bacterias beneficiosas de los alimentos fermentados que comemos porque los lotes pueden variar mucho”, aseguraron Corwin y Cruickshank.
La realización de ejercicio de manera regular, una adecuada higiene del sueño, evitando la auto y sobremedicación y realizando actividades que permitan minimizar los efectos del estrés y el control de la ingesta de antibióticos son otras claves para cuidar la microbiota, según el doctor Domingo Carrera Morán, médico especialista en nutrición del Centro Médico-Quirúrgico de Enfermedades Digestivas de España.
Según un análisis publicado en BMJ, el estrés crónico puede alterar la composición y función de la microbiota intestinal, lo cual aumenta la permeabilidad intestinal y favorece la inflamación. Incorporar técnicas de manejo del estrés, como la meditación, el yoga y el ejercicio regular, puede tener un impacto positivo en la salud intestinal.
A su vez, mantenerse hidratado y evitar el consumo excesivo de antibióticos, a menos que sea estrictamente necesario, también son prácticas importantes para preservar la integridad del microbioma intestinal.
¿Por qué se celebra el Día del Microbioma?
El Día Mundial del Microbioma surgió en 2018 por una iniciativa liderada por APC Microbiome Ireland de la University College Cork. Este día surge con el objetivo de enseñar el fascinante y diverso mundo de los microbios al público en general y mostrar su importante papel en nuestra salud, la de los animales y la del ambiente.
A su vez, el Día Mundial del Microbioma se propone ayudar a los investigadores de todo el mundo a difundir la importancia de la microbiota en la salud.