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Las últimas medidas económicas, un juego de ilusionistas

Javier Milei y Luis "Toto" Caputo 1920
Javier Milei y su ministro de Economía, Luis Caputo

Por primera vez en la era Milei, esta semana la economía le ganó primacía a la política. Las luces de las marquesinas así lo indican. Massa, al llegar al gobierno de Alberto Fernández, la priorizó, fue su ancla e intentó que fuera su tobogán hacia la presidencia.

Milei llegó a la Rosada con el impulso de su motosierra verbal y no la abandona. Así es como viene desgarrando relaciones imprescindibles para la Argentina que él gobierna.

Los periodistas son sus preferidos. Debe saber Milei que la crítica es a la democracia como el agua al cuerpo humano. A todos los Presidentes les molesta, pero no se la puede suprimir. Ahora bien, ¿si en lugar de intentar amordazarla, suprimirla, combatirla, maldecirla, se la escucha? Porque, en general, el periodismo crítico señala, destapa, muestra lo que los políticos no quieren registrar. Obvio que tiene que ver con su gobernabilidad y con resolver o agravar los problemas de la sociedad.

A mitad de semana se conocieron los diez puntos que antojadizamente el Presidente denomina Pacto, contradiciendo al diccionario: “Concierto o acuerdo entre dos o más partes que se comprometen a cumplir lo estipulado”. Primer tema: nunca se conoció que estos diez puntos fueran el resultado de acuerdos. Segundo: aparecen ítems que ya figuran en la Constitución Nacional. Es decir, hay reafirmaciones, como la inviolabilidad de la propiedad privada, o sobre la educación primaria y secundaria sin abandono escolar. Estos puntos, rubricados con “que las fuerzas del cielo nos acompañen”. Esto último sería interesante que el Presidente lo explique, defina qué significa en el plano terrenal y cuál es el impacto. Y, finalmente, y no menor, ante un documento que pretende ser fundante según lo define el Gobierno, la pregunta es por qué los gobernadores y demás invitados que concurran con procedencias políticas distintas, deben firmar al pie de un slogan de campaña.

En cuanto a lo ocurrido esta semana en lo económico, esta cronista consultó a calificados protagonistas de la vida económica del país en los últimos años. Las conclusiones a las que llego, tras analizar las distintas expresiones de mis interlocutores, puedo resumirlas en tres grandes ejes:

  1. El Gobierno está tensionado por fuertes peleas entre economistas de derecha. Ricardo Arriazu (autor de la tablita cambiaria de Martínez de Hoz), quien rechaza que el tipo de cambio esté atrasado. Carlos Rodríguez, que acompañó al Presidente hasta que designó en Economía a Luis Caputo, sobre el que dijo “no puede ser ministro de Economía un timbero”. Domingo Cavallo, cuya experiencia acumulada le hace señalarle que el tipo de cambio no es el adecuado. Y Federico Sturzenegger, que está al acecho para suceder a Caputo.
  2. En lo técnico, pasar los bonos Lebacs y otros del BCRA a Tesorería es un juego de ilusionistas, donde en apariencia desaparece el problema. En realidad, es sacar de un bolsillo y ponerlo en el otro. Se transfirió casi todo, pero quedó un residual que fue lo anunciado el viernes pasado en conferencia de prensa, originando malestar en el mercado porque los bancos interpretaron que los obligaban a hacer lo que hasta ahora era “voluntario”. Mis interlocutores coinciden en que este hecho es un apretón mayor que dará al Gobierno porque el BCRA, a su manera, emitía. El Tesoro no lo puede hacer.
  3. El agravamiento de la situación de la economía real, que está muy parada. Ante esto, cae pésimo que logros acordados y trabajados con anterioridad como la industria automotriz con Brasil, el Gobierno ahora “lo tira a la basura”. Los gobiernos son los que negocian acuerdos para el ingreso y salida de autos. Hay que tener en cuenta que en el momento que a las terminales deje de convenirles, cruzan la frontera. Si eso ocurriera, “chau industria automotriz argentina”. La industria automotriz es mucho más que las bravuconadas del Presidente.

Esta cronista consultó a sus interlocutores sobre qué rescatan como positivo de la política económica del presidente Milei. La respuesta fue unánime: “El equilibrio fiscal”. Señalaron que el país no puede vivir con tasas de inflación que además siempre tienden a acelerarse. La pregunta es: ¿Cómo lograrlo? ¿Sólo recortando jubilaciones y salarios públicos, o parte con ello y fundamentalmente acompañando el crecimiento y desarrollo industrial?

También salió el tema de los errores costosos y evitables: “El Gobierno planteó un no a la obra pública, incluyendo al gasoducto Néstor Kirchner, faltando sólo las plantas compresoras. Ese error se está pagando caro, la gente lo está pagando caro”.

La agroindustria es un sector clave en Argentina. Infobae consultó al Lic. Gustavo Idígoras, titular de CIARA, quien advirtió tiempo atrás que íbamos al fracaso de la industria argentina y la desaparición de la soja. Consultado sobre el porqué de la advertencia, dijo: “Lo hice para conmover, porque esto puede suceder. La gallina de los huevos de oro, en términos de cantidad de dólares, que es el Complejo Agroindustrial Argentino, viene estancado hace 15 años, mientras el mundo crece. Brasil creció el 111%, EEUU el 45%, Paraguay el 133%, Bolivia el 150%. Argentina: 0%. Esto es dañino, no sólo para la industria que tiene una capacidad ociosa del 50%, sino para Argentina, que perdió U$S 50 mil millones de crecimiento natural. Casi no existiría la deuda con el FMI”.

Ante la pregunta de qué nos pasó para llegar a esta situación, enumeró los motivos: “1) Derecho de exportación del 33%, proponemos bajarlo al 12% como el maíz, para ir eliminándolos gradualmente; 2) Necesitamos que vuelva la tecnología en semillas como en los países de la región. Argentina no respeta la propiedad intelectual de esta tecnología”.

Finalmente, pudimos saber que vuelven a impulsar el proyecto del CAA (Consejo Agroindustrial Argentino), consensuado el año pasado con todos los sectores políticos. Idígoras aclaró que lo viene conversando con el Gobierno.

En lo político, un opositor, el gobernador riojano Ricardo Quintela, mantuvo múltiples reuniones con jóvenes, con sectores de la prensa, etc., con el objetivo primero de ser en noviembre el próximo presidente de PJ nacional por consenso. Y luego se verá.

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