Para la sociedad israelí el 7 de octubre sigue sucediendo. Suelen decir que el tiempo “no pasó”. Que todavía se sienten sus marcas, el impacto de los muertos o la desesperación por los que aún continúan cautivos en manos de Hamas. Para recordar este trágico, el Foro Argentino contra el Antisemitismo (FACA) difundió un documental sobre la masacre que el grupo terrorista perpetró en la fiesta electrónica Supernova durante la mañana de ese sábado en el sur Israel, muy cerca de la frontera con la Franja de Gaza.
Antes de iniciar la proyección en una de las salas del cine Atlas del shopping porteño Paseo Alcorta. habló una de las miembros de FACA, la diputada del PRO Sabrina Ajmechet. “Es importante ver este documental porque en el mundo proliferan los testimonios de negación y de carácter negativo hacia Israel y su búsqueda de que los rehenes vuelvan a sus casas”, sostuvo la legisladora.
Además, Ajmechet sostuvo que “muchos de los que vinieron a ver este documental dijeron ´estamos acá, porque podríamos haber estado allá´. Todos podríamos haber estado en Supernova o a nuestros hogares pudieron haber entrado los terroristas”. Del evento participaron miembros de FACA como los periodistas Romina Manguel, Alfredo Leuco, Ezequiel Spillman y los dirigentes Claudio Avruj y Maximiliano Ferraro, entre otros.
De la fiesta al horror
El informe comienza con imágenes pocos vistas de la fiesta en el desierto de Reim en el sur de Israel, a pocos kilómetros de la frontera con la Franja de Gaza. Se ve a muchos jóvenes bailando con ropas ligeras para aguantar el calor. Era octubre y hacía poco que había terminado el verano en Medio Oriente.
Como preludio al horror, se escuchan las palabras previas a la tragedia, de personas que luego sufrirán la violencia. En esos momentos, no podían imaginar lo que les sucedería. Habla una pareja joven que fue a la fiesta a vender sus artesanías. Luego, una chica, veterinaria, que recién había llegado de Portugal, también otras dos jóvenes que se hicieron amigas inseparables tras la tragedia. Y un joven de 19 años que había ido a Supernova a trabajar de fotógrafo.
Se escuchan las frases intercaladas con imágenes de la multitud bailando. Esa noche había unos 3.000 jóvenes en el desierto de Reim. “Era un lugar de paz y amor”. “Sólo queríamos divertirnos y relajarnos el fin de semana para luego volver a estudiar y trabajar”. “La fiesta era muy divertida y sólo esperábamos el amanecer para contemplar el paisaje y seguir bailando”. Son los testimonios que se suceden.
Entonces, todo cambió y llegó lo peor. El amanecer sobre el sur de Israel trajo los primeros cohetes lanzados desde la Franja. “Al principio creíamos que eran fuegos artificiales para festejar la salida del sol”, dice una de las chicas. “Sabíamos que era muy cerca de Gaza, pero estábamos tranquilos porque estaba el cerco y también el escudo de hierro que impide la caída de los cohetes en nuestro país”, dice otro de los chicos entrevistados.
A la caída de los primeros cohetes que explotaban en el aire se le agregaron disparos. En el documental se ve el momento en que uno de los organizadores le pide al DJ que frene la música. La alerta roja ya había sido disparada en las aplicaciones de todos los israelíes. Los entrevistados siguen con la reconstrucción de su historia. Por momentos se quiebran o lloran ante un recuerdo. “Vi otros jóvenes que hasta hace 10 minutos bailaban al lado mío con disparos en la cabeza. Otro que quería hablar con su mamá antes de morir, pero nadie le pudo pasar un celular para que se comunique”, cuenta entre lágrimas una de las entrevistadas.
Relatos de sobrevivientes
Otras dos jóvenes buscaron refugio en los baños químicos que estaban al costado de la pista central de la fiesta. “Podíamos ver la sombra de los terroristas y de sus rifles por abajo de la puerta de plástico. Nos tuvimos que agachar porque disparaban a la cabeza”.
Mientras estaban escondidas en el cubículo -fueron en total unas nueve horas-, las dos jóvenes filmaron varios momentos. En el corte de cámara se ven las zapatillas de una de las chicas. De ahí, se puede sentir el terror en carne viva, sin necesidad de ver su rostro. Cuando los terroristas de Hamas se retiraron, la policía logró rescatarlas. “Cuando volvíamos en el auto nos pedían que no miráramos los cuerpos. No pudimos evitarlo. Ahora somos amigas inseparables. No hay nadie más que nosotras que pueda entender lo que pasamos”.
Itai Regev y Maya, su hermana, habían ido a la fiesta en Reim. Su papá participa del documental y cuenta su desesperación al escuchar los mensajes de su hija en medio de los tiroteos. “Papá voy a morir. Está repleto de terroristas que nos disparan. No podemos escapar”, grita la chica.
El calvario de los rehenes
La mañana del ataque y tras escuchar a su hija en el Whatsapp, el hombre intentó llegar a la zona de la fiesta electrónica. “Iba en mi auto y pensaba que iba a tener que enterrar a mis hijos”. Itai y Maya fueron secuestrados por Hamas y liberados en la primera camada de rehenes antes de diciembre del año pasado.
Otro espacio en el que se vivió el horror es en el refugio antibombas ubicado junto a la parada de colectivos a la salida de la fiesta. Allí se escondió el fotógrafo junto a otros 30 jóvenes. En un momento, los terroristas arrojaron granadas dentro del lugar. “Me hice el muerto y me tapé con partes de los cuerpos de otras personas. Allí adentro había olor a sangre, vómito y pólvora. Todo mezclado”, recuerda.
En otra escena del documental, se ve la filmación de la cámara de uno de los primeros policías que llegó al lugar. Desde ese punto de vista se ven cuerpos por todos lados y muy pocos sobrevivientes. “Al salir del baño químico parecía que estábamos en otro lugar, no en la fiesta electrónica que había arrancado a la noche”, recuerdan las chicas que salvaron sus vidas en esas diminutas cabinas de plástico.
Sobre el final los sobreviviente relatan cómo siguieron sus días. Se ve al papá del fotógrafo curar las heridas de su hijo de las piernas. La pareja que había ido a vender artesanías siguen juntos y cada vez que se miran a los ojos recuerdan el espanto de esa noche. La veterinaria que había llegado de Portugal llora y dice: “Me hablan del milagro de que estoy viva. Yo no lo veo como un milagro. Yo creo que viví un horror que nunca voy a olvidar”.
La chance de la paz
En la fiesta Supernova de Reim fueron asesinados por Hamas unos 364 jóvenes. Durante esa jornada del 7 de octubre la invasión terrorista causó unas 1.200 víctimas. El grupo mantiene en la Franja a 120 rehenes israelíes de los que no se sabe nada.
El brutal ataque de Hamas desencadenó la guerra en Gaza, que lleva nueve meses en curso. Durante todo este tiempo se frustraron más de cinco posibilidades de tregua que buscaban la liberación de los rehenes pero también un alto al fuego que alivie a la población civil gazatí atrapada en el conflicto.
El último intento sigue en marcha. Esta semana el grupo terrorista entregó una contrapropuesta a un borrador de alto al fuego impulsado por los EEUU que ya contaba con el visto bueno del gobierno israelí.
La propuesta estadounidense incluye una tregua de seis semanas a cambio de la liberación de todas las rehenes mujeres, los ancianos y los enfermos o heridos. En la segunda etapa, se contempla la liberación de los rehenes restantes, incluidos jóvenes y soldados, a cambio de miles de presos palestinos que cumplen condenas por cargos de terrorismo en cárceles israelíes.