A lo Boca… Si adaptamos esta velada histórica de boxeo a la jerga futbolera, bien se podría afirmar que Fernando Martínez lo ganó desde el vestuario y que el mítico Ryogoku Kokugikan National Sumo Arena de Tokio, Japón, se transformó en La Bombonera, como lo planificó al detalle su esquina.
El Puma no dejó dudas arriba del ring y de comienzo a fin, superó al tetracampeón japonés Kazuto Ioka. Salvo en dos asaltos en los que el combate estuvo parejo, lejos de ser una superioridad notoria del asiático, el oriundo de La Boca mostró una preparación física y atlética envidiable.
Sin embargo, esta parte técnica del boxeo quedará para otro momento y lo explicará su entrenador, Rodrigo Calabrese. Ahora nos centraremos al detalle sobre cómo fue el “operativo desgaste” que se aplicó en Tokio, la capital japonesa, que tan buenos recuerdos les trae a los hinchas de Boca Juniors.
Es que, allí, el legendario equipo de Carlos Bianchi, con figuras de las talla de Riquelme, Palermo y Guillermo Barros Schelotto, entre otros, se impuso 2-1 ante el Real Madrid de Los Galácticos comandados por Del Bosque y una alineación envidiable con estrellas como Iker Casillas, Fernando Hierro, Roberto Carlos, Makelele y Raúl, entre otros.
El final es conocido por todos, Riquelme la rompió, Palermo convirtió los dos goles y el Xeneize alzó la Copa Intercontinental, su segundo título mundial de su historia (tres años después en Yokohama haría lo propio con el Milan en los penales). Y vaya si fue importante la gesta conseguida aquel 28 de noviembre de 2000 que de las últimas 17 finales internacionales que disputó el Merengue tan solo perdió una en los 90 minutos: sí, contra Boca Juniors.
Lo que logró Fernando Martínez en Japón bien puede compararse con lo alcanzado por el club de sus amores hace 24 años. El Puma se consagró en Japón, hito que solo habían podido conquistar leyendas del boxeo argentino como Pascual Pérez, Horacio Accavallo y Nicolino Locche. A su vez, si de unificar títulos se habla, se sumó a Carlos Monzón, Hugo Pastor Corro y Sergio Maravilla Martínez (ellos lo consiguieron en la división mediano).
Como bostero de ley que es, pasión que mamó desde pequeño por ser oriundo de La República de La Boca, no podía dejar de llevar nuevamente en alto los colores azul y oro. Si bien es algo habitual en su vestimenta y hasta en su look con la franja dorada en la cabeza, como patentó alguna vez Diego Armando Maradona, la idea era ir un paso más allá.
“VAMOS A TRANSFORMAR EL ESTADIO EN LA BOMBONERA”
El objetivo era demasiado audaz. Si hay algo que caracteriza a la cultura japonesa es que se basa en el respeto y en no ser estridentes. Sin embargo, desde la esquina del Puma Martínez les hicieron saber desde el inicio a los organizadores que las costumbres argentinas, y en especial las del Puma, eran totalmente opuestas y que “no se negocian”.
Fue así como viajaron desde Buenos Aires 100 banderas, esas que suelen verse en el estadio de Boca Juniors fin de semana por medio. “Queremos ganarlo desde el vestuario. Le vamos a trasladar toda la presión al japonés. Cuando salga y vea que está La 12 en el estadio lo va a impactar”, aseguró Calabrese a este medio días atrás.
Y vaya si impactó, que los videos recorrían por todos los medios con el color que le brindaba desde los días previos. En la sesión abierta para la prensa en uno de los últimos entrenamientos, en el pesaje del día previo al combate, o mismo en la vía pública a escasas horas de la velada, las calles de Tokio se tiñeron azul y oro, y llamaron la atención de propios y extraños que poco entendían sobre tamaña puesta en escena.
El escudo de Boca Juniors, uno de los clubes más populares y reconocidos del mundo, atrajo aún más la atención. Y ni que hablar cuando a la equina de Puma Martínez se le sumó Isamu Kato, el reconocido influencer japonés y fanático del Xeneize.
Apenas pisó suelo nipón, este “jugador número 12″ les brindó todo su apoyo y hospitalidad. Inundó las redes con canciones de cancha, con cotillón y también aportando simpatizantes locales que fueron claves para montar la caravana. A ellos se les sumaron los hinchas del Puma que habían viajado desde Argentina.
El ruido ensordecedor de las trompetas captó la atención de todos en el Ryogoku Kokugikan. Desde el túnel que desembocaba hacia el ring, los cánticos de cancha en apoyo al Puma se hicieron sentir. Incluso, hubo un momento de suma nostalgia y emoción cuando sonó el himno futbolero del Mundial de Italia 90. Una canción muy especial con el que juntó la devoción por el Xeneize y por Diego Armando Maradona.
Esta icónica melodía titulada “Un’estate italiana” no se alcanzó a oír en la transmisión, pero Infobae tuvo acceso a esta pieza editada que comenzaba con el inolvidable dueto conformado por Gianna Nannini y Edoardo Bennato y tras una pausa con los latidos del corazón, se le sumó el típico sonido de trompetas de cancha, digno de La 12, la hincha de Boca Juniors que cada domingo anima en la mítica Bombonera.
EL HIMNO FUTBOLERO QUE NO SE VIO EN LA TV EN LA SALIDA DEL PUMA
Todo lo que vino después fue puro virtuosismo del Puma Martínez. La excelente preparación de Rodrigo Calabrese volvió a verse arriba de un ring, como ocurrió las tres veces anteriores en la que disputó el título: primero cuando sorprendió y le quitó el cinturón a Jerwin Ancajas, luego cuando lo defendió aún con mejor performance y más tarde cuando retuvo su corona en una sangrienta pelea ante Jade Bornea.
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