La actriz Shelley Duvall, conocida sobre todo por su papel en El resplandor y presente en otras películas como Annie Hall, Roxanne o Popeye, ha fallecido este jueves a los 75 años en Blanco, en el estado de Texas, a causa de complicaciones derivadas de la diabetes, tal y como ha informado el medio estadounidense The Hollywood Reporter.
Su carrera, plagada de éxitos junto a directores tan relevantes como Stanley Kubrick, Woody Allen o Terry Gilliam también vino acompañada de diferentes logros en el ámbito de la producción en televisión, con dos nominaciones a los premios Emmy por Cuentos de hadas y Grandes cuentos y leyendas.
Su mayor distinción en la interpretación, no obstante, llegaría de la mano de otro realizador con el que colaboró en hasta seis películas, Robert Altman, que la escogió para protagonizar Tres mujeres. Sería con esta producción con la que Duvall lograría el Premio a la Mejor Actriz en el Festival de Cannes de 1977.
La actriz será recordada, no obstante, sobre todo por su papel en la adaptación de una de las novelas más famosas de Stephen King, en la que Duvall interpretó, junto a Jack Nicholson y Danny Lloyd, a la familia Torrance. El resultado fue una de las películas de terror más célebres de todos los tiempos, con escenas tan memorables como la del patriarca de la familia rompiendo una puerta con un hacha y diciendo: “¡Aquí está Jack!”.
Los rumores sobre el rodaje de ‘El Resplandor’
El éxito -más bien tardío, pues al principio tuvo muy mala acogida- de la película vino acompañado, no obstante, de numerosos rumores acerca de lo tortuoso que había sido el rodaje con Stanley Kubrick. El director siempre tuvo fama de ser muy complicado en el trato, con numerosas peticiones casi obsesivas a los distintos miembros que trabajaban en el equipo.
Y es que el mismo año en el que la película se estrenó en cines, se pudo ver también un Making of estrenada por Vivian Kubrick, hija del realizador. Allí había material de rodaje y entrevistas con el reparto, además de varias imágenes en las que podía verse a Duvall con ataques de ansiedad.
“De mayo a octubre, tuve problemas de salud constantemente”, explicaba ella misma en ese documental. “La tensión a la que me sometió el papel fue tan grande, y la tensión por estar lejos de casa, arrancada de mi hogar. Acababa de terminar una relación, todo fue muy tumultuoso”.
La actriz explicó también que el director la había sometido a mucha presión, con enfados y gritos constantes. Sin embargo, también concedió que había sido “un mal necesario” para extraer lo que buscaba a nivel artístico y que seguía sintiendo simpatía por él “como director y como persona”.
Las dudas sobre su salud mental en los últimos años
La imagen de la actriz, que se retiró a principios de los 2000 tras otro batacazo en taquilla y crítica como lo fue Popeye, pero reapareció en 2016 en una entrevista con Phil McGraw para asegurar que el que fue su compañero de rodaje en esta última película, Robin Williams, estaba con vida, cuando el actor se había suicidado hacía dos años.
Una imagen muy distinta mostró en 2021, cuando a los 71 años la actriz se vio mucho más serena en una entrevista, precisamente, con el Hollywood Reporter. En esta conversación desveló nuevamente algunos de los aspectos más duros del rodaje con Kubrick: “No utilizaba nada hasta la toma 35. Tantas tomas corriendo, llorando y cargando a un niño es muy duro”.
Duvall incluso señaló las consecuencias que este estrés había originado en ella: “Después de eso, tu cuerpo se rebela y dice: ‘Deja de hacerme esto, no quiero llorar cada día’. A veces, solo ese pensamiento me hacía llorar más”.
Su última película se pudo ver en 2023, cuando decidió volver como actriz principal en otra película de terror: The Forest Hills.
