Hace cuatro años un desesperado creyente, frustrado por no recibir el milagro que anhelaba, lanzó piedras contra un valioso cuadro de la Virgen de Guadalupe en la Catedral Metropolitana de Guadalajara. Aunque los daños fueron estimados en 2 mil 500 pesos, las autoridades eclesiásticas decidieron asumir los gastos, pues el agresor no contaba con los recursos para reparar el daño.
La obra del siglo XVIII fue pintada por el reconocido artista novohispano José de Alcíbar, uno de los artistas más representativos de la Ciudad de México durante la segunda mitad de este siglo.
La restauración realizada por la iglesia fue duramente criticada por expertos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), quienes señalaron que la intervención deterioró tanto en la apariencia visual como en la integridad física del bien cultural.
La Virgen que resultó apedreada por no cumplir un milagro
Era 24 de febrero de 2020 entre las 8:00 y las 10:00 de la mañana cuando el ciudadano Apolinar N sacó dos piedras de su mochila, se situó frente al altar de la Virgen de Guadalupe y las arrojó contra el cuadro.
Ambos proyectiles impactaron en el centro de la pintura, rompiendo el vidrio protector y rasgando el lienzo y las diversas capas pictóricas que conforman la obra.
El dictamen pericial del INAH Jalisco solicitado en la Plataforma Nacional de Transparencia por Adrián Montiel del medio dedicado al periodismo de investigación en Guadalajara, Perimetral, detalla los daños provocados a la obra.
“Rotura en manos 30 cm de alto por 14 de ancho; rotura en espinilla 46 cm de alto por 06 cm de ancho; rotura del cristal de protección de un espesor de 5mm; golpes, desprendimientos y daño menor en las molduras del marco”, menciona el informe.
Wendy Silva Beltrán, restauradora y perito designada por el INAH para evaluar los daños a la obra, se presentó en la Catedral el mismo día en el ocurrieron los hechos donde habló con un agente y un perito de la Fiscalía General de la República además de José de Jesús Rubio González, empleado del recinto religioso.
Un día después, el 26 de febrero de 2020, la Arquidiócesis de Guadalajara y la Comisión Diocesana de Arte Sacro comunicaron que se harían cargo de la restauración de la obra, pues habían retirado los cargos contra el agresor.
Ante este hecho, la directora del Centro INAH Jalisco les advirtió que debían obtener una licencia y que la restauración debía ser realizada por una persona con licenciatura y cédula profesional que lo certificara.
Monserrat González Guzmán, licenciada en restauración, entregó todos los documentos necesarios para restaurar el cuadro de la Virgen de Guadalupe en la Catedral de Guadalajara, y recibió la licencia del INAH el 28 de abril de 2020.
Sin embargo, en una entrevista el 26 de abril del 2020, explicó que no había podido comenzar los trabajos de restauración debido a la pandemia de COVID-19. El INAH le recordó que, como titular de la licencia, seguía siendo responsable de la restauración y le ofreció ayuda, sugiriéndole que visitara la página de trámites de la dependencia para entender mejor sus responsabilidades.
La restauradora Wendy Silva describe en el dictamen que un año después, 15 de junio de 2021, habló por teléfono con el presbítero y coordinador de la Comisión Arquidiocesana de Arte Sacro para acordar una cita para el miércoles 16 de junio de 2021 a las 11:00 a.m; sin embargo él le comentó que no podría atenderla personalmente, por lo que la remitió con Jesús Rubio, empleado de la catedral, quien le daría acceso al cuadro.
Al llegar al recinto la restauradora no pudo encontrar al señor Rubio, pues según empleados de la Catedral no era su hora laboral.
“Habiéndose incumplido con la cita pactada, por parte de los encargados de Catedral, me dirigí a la nave principal de Catedral para revisar el nicho y altar del cuadro en donde me encontré con el cuadro colocado en su nicho correspondiente y también me di cuenta que había sido modificado de manera clandestina, y sin notificación al INAH”, menciona la restauradora en el Dictamen.
Según la especialista había varias modificaciones en la obra:
- Se aplicaron materiales no identificados para cubrir las roturas.
- Se añadieron repintes que se superponen a las áreas intactas del original.
- Se eliminó el marco interior ovalado.
- Se removió la corona dorada que era parte del conjunto y coincidía con el marco.
- Se aplicaron pastas y otras sustancias desconocidas al marco, que invaden partes del original.
El cuadro de 1.78 metros de altura y 1.18 metros de ancho se encontraba muy dañado, pues ahora tenía tres tipos de deterioro: por el paso del tiempo, el causado por los ataques el 24 de febrero de 2020 y los últimos detectados el 16 de junio de 2021.
La preocupación de la especialista residía en que no conocía los materiales que se habían utilizado, pues la técnica no estaba aprobada por el INAH; no sabía quienes eran las personas involucradas en la restauración ni si la Licenciada Gonzales, encargada de la reparación de la obra, estaba involucrada.
Aunque la Catedral había estimado que los daños ocasionados por el daño de los proyectiles rondaba los 2 mil 500 pesos, la restauradora calculó un costo mucho más elevado.
“El monto necesario para efectuar la restauración ha sido calculado con base en el costo de restauración del daño ocasionado, la aplicación de análisis necesarios para determinar los alcances de las alteraciones sufridas y para la estabilización material; y bajo ese concepto se han considerado los rubros de aplicación de análisis, honorarios y materiales, con lo que el monto total asciende a $197,000.00 pesos”, menciona en el dictamen.
El papel del resistol en la historia
El “Informe de Restauración del óleo sobre lienzo de Nuestra Señora de Guadalupe perteneciente a la Catedral Metropolitana de Guadalajara”, redactado por el restaurador Eduardo Padilla Casillas, enlistan los daños realizados a la obra de arte.
- Se colocaron dos parches de formas irregulares que cubren una zona más grande de lo necesario, el material con el que están hechos es más grueso que el original y se pegaron con un adhesivo transparente. Este pegamento hizo que las áreas alrededor de los parches se pusieran rígidas y sucias.
- La obra todavía tenía suciedad acumulada a lo largo del tiempo, incluyendo excrementos de insectos en la superficie.
- Se realizó una limpieza superficial ligera, pero no se sabe qué método se usó.
- Las roturas se rellenaron y retocaron con una pasta comercial para resanar madera.
- Se añadieron repintes alrededor del borde de la obra, algunos de ellos invadieron la firma y las letras de la leyenda en la parte inferior.
- Se aplicó un barniz brillante con una brocha, lo que dejó marcas visibles de la herramienta.
- Se utilizó un adhesivo inadecuado para la obra. “La naturaleza del adhesivo empleado reclama que es necesario su remoción para evitar daños futuros al textil original debido a la acidez del Resistol blanco”, menciona el restaurador.
- La adherencia y aplicación de estos parches no fue adecuada, ya que presentan arrugas y algunas partes no se adhirieron correctamente. Esto significaba un trabajo más complicado de arregla, pues el pagamento y parches cubrían una zona más grande de la necesaria.
- El ojo del ángel inferior está desalineado, lo que resalta una deficiencia estética. Los repintes son muy invasivos, fuera de tono, y tienen un acabado plastificado y brillante, distorsionando la imagen original.
- El barniz utilizado es pegajoso, tiene una apariencia grasa y no se solidifica completamente. “Al tacto se siente pegajoso, tiene apariencia grasa y existe un insecto (algún tipo de palomilla) que se movilizó por la superficie y quedó adherido al barniz, por lo que de manera permanente se encuentra en la superficie de la obra y se observaba abajo del vidrio”.
El trabajo de los especialistas
El trabajo realizado por los especialistas fue exhaustivo y dedicado, pues la obra tenía muchos daños, primero se usaron brochas suaves para quitar el polvo y eliminar insectos adheridos, posteriormente se emplearon hisopos de algodón y un limpiador suave para quitar la suciedad de la superficie del cuadro.
Se quitaron rápidamente los repintes, capa de pintura utilizada para ocultar daños en el original, pues eran materiales nuevos y sensibles a los solventes utilizados.
Eliminaron los parches aplicados de forma manual con hisopos impregnados con parafina y solventes y colocaron unos nuevos hechos con lino crudo belga usando adhesivos especiales para no hacer rígida la pintura.
Se emplearon técnicas de puntillismo y rigattino, técnica donde se realizan líneas finas, para unificar la apariencia del cuadro, usando barniz para proteger y saturar los colores y se aplicó un barniz mate con cera de abeja para proteger la obra a largo plazo.