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Argentina hizo historia en la Copa América: el conjunto albiceleste se consagró bicampeón del certamen continental tras vencer 1-0 a Colombia, gracias al gol de Lautaro Martínez en tiempo extra. Y en los festejos inmediatamente posteriores se pudo advertir el espíritu de La Scaloneta, por qué mantiene su nivel de competitividad al máximo, al punto de cosechar cuatro títulos desde el inicio de la era, allá por 2018.
Por ejemplo, pese a los roces y el escándalo en la previa, con los serios incidentes en los accesos al estadio, y en medio de la efervescencia por la sufrida conquista, sus referentes no se olvidaron de los rivales y su decepción. Ángel Di María, en su último partido con el seleccionado, vio más allá de su ombligo. Y, luego del primer estallido, se acercó a saludar con un beso uno a uno a los jugadores de Colombia, para respaldarlos en el mal momento.
Para destacar, tanto como lo ocurrido en la premiación. Allí, el plantel campeón le hizo el pasillo a la Tricolor. Y, cuando pasó al lado suyo, Lionel Messi se estrechó en un abrazo con James Rodríguez, uno de los más golpeados en el equipo derrotado.
Ya despojado de los nervios, Lionel Scaloni se dedicó a repartir abrazos. El primero al que fue a buscar fue a Di María. Allí, intercambiaron sonrisas en un diálogo lleno de nostalgia, aunque se taparon sus bocas y no permitieron decodificar el mensaje que se dedicaron. “Le dije que vamos a intentar que venga una vez a que se despida con su público, como merece”, comentó el coach tras el partido.
Luego, el DT se dirigió hacia el capitán. También lo abrazó fuerte, incluso lo levantó en el aire, al revés de lo ocurrido tras el hito en el Mundial de Qatar. Resultó conmovedora la escena, con la Pulga en medias, y el tobillo derecho inflamado al máximo. Luego se repitió la secuencia, con susurros al oído del entrenador al delantero, tal vez en agradecimiento por la entrega.
Al campo de juego saltaron la delegación, las familias de los futbolistas y un puñado de colados que lograron esquivar el freno de la seguridad. En ese grupo de privilegiados que vivió de cerca la algarabía se encontró un ex integrante del combinado nacional, que viene de superar momentos difíciles: se trató de Ezequiel Lavezzi, quien a principios de año estuvo internado en una clínica psiquiátrica. El Pocho, parte del grupo que llegó a las finales de las Copas Américas 2015 y 2016, y del Mundial 2014, expresó su fervor mezclado como un hincha más, vestido con campera gris y bermuda en el mismo tono.
También hubo gestos internos que hablan de la unión del grupo. Como cuando Messi convocó a Di María, en el día de su retiro del combinado nacional, y a Nicolás Otamendi, el otro referente más antiguo (disputará los Juegos Olímpicos de París) a levantar juntos el trofeo de la Copa América. Detalles que hablan de un equipo inolvidable, con muchas más páginas doradas por escribir.