A lo largo del mundo, existen lugares cuyo acceso está restringido exclusivamente a los hombres por razones culturales, religiosas o históricas. Estos destinos destacan por sus particularidades únicas y su inquebrantable adhesión a tradiciones que han perdurado durante siglos. A continuación, exploramos cinco de estos destinos restringidos a visitantes masculinos, ofreciendo una mirada a las prácticas y costumbres que los distinguen.
Monte Athos, el Monte Ōmine, la isla Okinoshima, la calle Herbertstrasse en Hamburgo y el Parque Nacional Band-e-Amir en Afganistán son destinos famosos por su exclusividad de acceso para hombres. Estos lugares, que destacan tanto por sus paisajes como por su importancia histórica y cultural, mantienen reglas estrictas que prohíben la entrada de mujeres.
1. Monte Athos, Grecia
Monte Athos, en Grecia, es conocido por sus monasterios ortodoxos y su estatus como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Desde el año 1046, se prohíbe la entrada de mujeres y animales hembra, excepción hecha de las gatas. Esta restricción se debe a que el terreno se considere territorio de la Virgen María y busca facilitar el cumplimiento de los votos de celibato de los monjes.
2. Monte Ōmine, Japón
En Japón, el Monte Ōmine y la isla Okinoshima también imponen prohibiciones similares. El Monte Ōmine, una cumbre en la isla de Honshu, es otro sitio reconocido por la UNESCO. Aquí, las mujeres no pueden acceder debido a la importancia espiritual del lugar y la creencia de que su presencia distraería a los peregrinos. A pesar de las peticiones de miles de mujeres japonesas para levantar la prohibición, esta sigue vigente.
3. Isla Okinoshima, Japón
Otro lugar sagrado de Japón también prohíbe la entrada a las mujeres: la isla Okinoshima, una pequeña isla frente a Fukuoka. La isla, habitada por un grupo rotativo de sacerdotes sintoístas solitarios, está considerada una deidad y la UNESCO la reconoce como un “ejemplo excepcional de la tradición de adoración de una isla sagrada”. Sus orígenes tradicionales se centran en realidad en tres diosas del mar conmemoradas en tres santuarios de Okinoshima, y durante más de mil años los peregrinos trajeron sacrificios a la isla, incluidos espejos, monedas y anillos de oro de la península de Corea que conmemoran el intercambio pasado entre Japón y Corea.
Hoy en día, la isla está prácticamente prohibida para ambos sexos, pero cada año cientos de hombres la visitan para asistir a un festival. Incluso entonces, solo se les permite poner un pie en sus orillas después de bañarse en agua de mar. En 2017, un funcionario explicó que las mujeres no pueden unirse debido a que este breve viaje a la isla se considera demasiado peligroso para las mujeres y que se les prohíbe hacerlo por una cuestión de seguridad.
4. Herbertstrasse, Hamburgo, Alemania
Incluso la Europa liberal cuenta con un enclave al que no se permite la entrada de mujeres turistas: la famosa Herbertstrasse de Hamburgo, con una gran historia vinculada al nazismo, es una calle prohibida para las mujeres (es decir, para aquellas que no sean trabajadoras sexuales). Tampoco se permite la entrada a menores de 18 años. Esta política se instauró en 1933 y persiste hasta hoy, con barreras que refuerzan esta exclusión.
5. Parque Nacional Band-e-Amir, Afganistán
En Afganistán, el gobierno talibán anunció en 2023 que el Parque Nacional Band-e-Amir queda prohibido para las mujeres, supuestamente por violaciones del “pudor”. Esta medida sigue una serie de restricciones impuestas por los talibanes desde su regreso al poder en 2021, afectando gravemente el turismo y la vida pública femenina en el país.
Estos cinco destinos, cada uno con su historia única, continúan manteniendo normas que excluyen a las mujeres, a pesar del clamor y la controversia que generan estas restricciones en un mundo que avanza hacia la igualdad de género.
En conclusión, estos cinco destinos exclusivos para hombres reflejan tradiciones y prácticas arraigadas en diversas culturas alrededor del mundo. Aunque controvertidas desde una perspectiva contemporánea, estas restricciones nos ofrecen una ventana a la comprensión de costumbres y valores históricos que siguen vigentes. Explorar estos lugares permite no solo conocer sus paisajes y arquitecturas, sino también respetar y comprender las complejidades de sus normas culturales.