El sueño que tenía José Tomás Morales, de viajar a los Estados Unidos en busca de una mejor vida para él y su pequeña hija, terminó convertido en una verdadera tragedia.
El joven de 24 años, oriundo del municipio de Puerto Wilches (Santander), en el mes de marzo, inició una atravesía que cuatro meses después le costó la vida, a miles de kilómetros de distancia de su familia.
Leidy Morales, su hermana, cuenta que Thomás hizo su viaje migratorio por carretera, logró cruzar la selva del Darién y establecerse en México en donde consiguió un trabajo como mesero e intentaba reunir más recursos para cumplir el tan anhelado ‘sueño americano’.
“Él partió con varios amigos, pero a medida que avanzaban se separaron. Finalmente, llegó a Puerto Escondido, en Oaxaca, México, junto a otro compañero. Allí encontró trabajo en un restaurante de playa y decidió establecerse. Estaba trabajando duro y ahorrando dinero para continuar su camino”, explicó Leidy.
Con el paso de los meses, el joven se adaptó tan bien a su vida en México que sus planes comenzaron a cambiar y decidió abandonar la idea de seguir su ruta hacia Estados Unidos para establecerse definitivamente en México.
“Le estaba yendo bien y estaba decidido a quedarse a trabajar donde estaba. Nuestra comunicación era limitada porque le robaron el celular en el camino, aunque luego consiguió otro. Siempre nos aseguraba que estaba trabajando duro y que las cosas le iban bien”, comentó.
La semana pasada, como si presentiera su propia muerte, Thomas buscaba desesperadamente la manera de enviar el dinero que había apartado para su madre e hija, pero lamentablemente fue asesinado antes de lograrlo, en circunstancias aún desconocidas para su familia.
“Estaba muy afanado por enviar ese dinero, pero no sabía cómo hacerlo. Mi celular se dañó y no pude tener esa última conversación con él. Sin embargo, el sábado la novia de mi hermano recibió una llamada de un guardia federal informándonos que lo encontraron muerto. Lo único que sabemos es que le dispararon en la cabeza y que el caso está bajo investigación”, expresó su hermana visiblemente conmovida.
Con el profundo dolor por la pérdida, la familia comenzó los trámites para repatriar el cuerpo de Thomas, pero ahora enfrentan otra tragedia: no disponen de los recursos necesarios para hacerlo.
“En la embajada nos solicitaron contratar un servicio funerario que debe estar garantizado. Sin embargo, nos informaron que los costos de repatriación y funerarios son responsabilidad de la familia, y actualmente no contamos con los recursos necesarios. El costo de repatriación supera los $22 millones y los servicios funerarios rondan los 4 millones. Pedimos encarecidamente que no nos cobren estos costos o que nos ayuden a reunir el dinero necesario, ya que de lo contrario no podremos traer el cuerpo de vuelta. Solicitamos ayuda de todo corazón para poder brindarle una sepultura digna”, expresó la familia afectada.
Quienes deseen apoyar a la familia lo pueden hacer a través de la cuenta Nequi 3239519832.
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