En el Amazonas, Colombia, Brasil y Perú tienen una zona que integra geográficamente a los tres países, esta se ubica en el municipio de Leticia en Colombia, mientras que en los otros dos países lo hace en Tabatinga y Santa Rosa de Yavarí.
A pesar de que a nivel cultural esta frontera es conocida por ser un aspecto en común que tienen las tres naciones, un informe de la organización Crisis Group, detalla cómo en los últimos meses se ha convertido en un espacio predilecto para la criminalidad.
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En primer lugar, la organización destaca que el valor más preciado de la Amazonia es su lejanía con las poblaciones, pero que actualmente está siendo aprovechada por los grupos armados para fortalecer su presencia en la región, lo que pone en peligro la estabilidad de los recursos naturales allí.
Dentro de las acciones expuestas están los cultivos de cocaína y la tala de árboles; además de casos de dragado en búsqueda de oro y pesca en zonas que antes eran protegidas.
Sobre la nacionalidad de los grupos delincuenciales, destacan la presencia de criminales de los tres países, pero hacen hincapié en una estructura brasileña que ha logrado aprovechar la selva para expandir su dominio como Comando Vermelho, que se habría conformado en una prisión de Río de Janeiro.
“Junto con la poderosa organización de Brasil Primeiro Comando da Capital (PCC), que tiene alcance nacional, este grupo ha llegado a pueblos en el corazón de la Amazonía y ahora, según informes, operan en Colombia y Perú. El grupo también ha establecido bastiones en las cárceles de Leticia y Tabatinga (Brasil), presuntamente con el apoyo de funcionarios corruptos”, es parte del informe de Crisis Group.
Uno de los integrantes de este grupo armado afirmó a la organización que su objetivo es “conquistarlo todo”, incluyendo los cultivos de droga en Perú y Colombia, lo que podría ser el comienzo de una guerra entre bandas delincuenciales de la triple frontera.
Sobre el impacto masivo que ha tenido la delincuencia, destacan la falta de oportunidades en la zona, lo que ha obligado a que parte de la comunidad acepten diferentes tareas a cambio de grandes cantidades de dinero, como transportar cocaína a Manaos y buscar que más personas se unan a ellos.
”Hay algunos indígenas que transportan cargas que pueden llegar hasta los 50 kg a través de la selva hasta puntos de entrega en Brasil. Pasan semanas caminando desde zonas de producción en Perú, a través del Parque Nacional Amacayacu en Colombia y a lo largo del río Putumayo”, destaca la organización.
En el caso de las autoridades, Crisis Group destaca los bajos salarios que reciben los uniformados en los tres países, lo que provoca que algunos de sus integrantes accedan a sobornos que le garantizan libertad a las estructuras criminales, pero también como un aspecto casi qué obligatorio.
El informe resalta que Leticia fue el segundo lugar más violento de Colombia en 2022 y algunos uniformados, ante la falta de respaldo o refuerzos, aceptan el dinero de los criminales, para no ser una de las nuevas víctimas de un espacio en el que hay una tasa de homicidios de 80 por cada 100.000 habitantes.
La organización indicó que los pueblos indígenas están siendo afectados por esta problemática, que hace que sus territorios sean ocupados y algunos de sus pobladores asesinados por intentar defender la selva.
Es por ello que el informe también señala que esperan que el impacto de su investigación se convierta en un llamado transnacional de ayuda, puesto que al ser el inicio y final de tres países, se ha convertido en una zona sin una autoridad presente de manera constante, mientras que las estructuras brasileñas tendrían una alianza con el Estado Mayor Central de las disidencias.
Recordando que la estructura Carolina Ramírez del EMC, es una de las que quedó por fuera de los diálogos de paz entre el Gobierno nacional y los guerrilleros que siguen a alias Calarcá.
