Néstor Aguilar Soto, conocido como “Tito” o “Nuni”, es el único acusado del salvaje crimen de Catalina Gutiérrez, la joven influencer asesinada en la ciudad de Córdoba. El joven, de 21 años, se presentó ante la Justicia a declarar como conocido de la víctima y terminó por confesar el asesinato. “Era el amor de mi vida”, indicó, según medios locales. Será indagado la semana que viene por el fiscal José Mana. El fiscal, por otra parte, recibirá a la familia de la víctima el lunes próximo.
Según pudo saber Infobae en base a fuentes judiciales y registros, Soto nació en la ciudad de Bariloche, donde estudió en el colegio religioso Don Bosco, que pertenece a la Asociación Damas Salesianas. Su madre, de 41 años, es una funcionaria municipal en la ciudad rionegrina, a cargo del área que realiza la entrega de registros de conducir.
Hace tres años, Aguilar Soto se mudó a la capital cordobesa para estudiar la carrera de Arquitectura en la Universidad Nacional de Córdoba. Fue allí donde entabló una amistad con Catalina.
De hecho, en alguna publicaciones de Instagram hechas por la víctima, se pudo observar que ambos compartieron varios momentos dentro de la Facultad. Gutiérrez lo había etiquetado en varios posteos en su cuenta, que al momento del crimen alcanzaba 84 mil usuarios y hoy viernes supera los 101 mil.
Según confirmaron fuentes judiciales a Infobae, aún no se le encontraron antecedentes penales de ningún tipo. El fiscal de Instrucción Capital, Distrito 3, José Alberto Mana, recién lo indagará la próxima semana. Por lo pronto, en el marco de la investigación, se continuará durante los próximos días con más peritajes en la escena del crimen, recopilación de testimonios y análisis de celulares.
La imputación, hasta ahora, es la de homicidio simple, sin el agravante de violencia de género que convertiría al expediente en una investigación por femicidio.
Respecto al tipo de relación que mantenían Soto y la joven influencer, investigadores del caso indicaron que “era de amistad”. Hasta ahora no figura nada en el expediente que indique que el presunto asesino haya mostrado signos de obsesión hacia la víctima. Sin embargo, estas pistas podrían surgir, por ejemplo, del análisis a redes sociales.
Marcelo Gutiérrez, padre de la víctima, contó en diálogo con ElDoce TV el tipo de vínculo que los jóvenes tenían.
El hombre señaló que creía que su hija y su presunto victimario solo tenían una relación de amistad. “Sé que era una persona allegada a ella, es más, hasta ha venido a mi casa mil veces a estar con ella, lo ha invitado mi hija, venía a cenar, han compartido momentos en la facultad como amigos”, rememoró sobre las veces que se había cruzado con él.
“Lo único que quiero es justicia y que se pudra en la cárcel toda su vida porque no se merece vivir en esta sociedad”. Asimismo, no pudo afirmar si la joven había sido víctima de acoso por parte de Soto, aunque planteó que la forma en la que se dieron los hechos le harían creer que sí.
Soto se acercó ayer hasta la Unidad Judicial para declarar en calidad de testigo, como amigo de la víctima. Sin embargo, su relato tuvo varias inconsistencias. En un momento, terminó por quebrarse para confirmar que la mató.
El cuerpo de Catalina fue encontrado durante la madrugada del jueves en un descampado de la capital cordobesa. Estaba dentro de un Renault Clio estacionado en la calle Pedro Echagüe 3900, en el barrio Ampliación Kennedy. Hasta allí, llegaron gracias a la aplicación de rastreo de su iPhone. Su desaparición había sido reportada el miércoles cerca de las 21 horas. Lo último que se supo es que le había pedido el auto a su madre para verse con amigas en el Patio Olmos, pero nunca llegó a la reunión.
El auto tenía evidentes signos de haber sido quemado, con las llamas que alcanzaron al cuerpo de Catalina después de su fallecimiento. El cuerpo, confirmaron fuentes del caso, estaba en el asiento trasero.
Según indica el informe preliminar- al que tuvo acceso Perfil Córdoba y que replicaron otros medios locales-, la joven murió a causa de una asfixia por estrangulamiento tras ser brutalmente golpeada por el asesino.