Aunque creamos que sólo es nuestro satélite natural, la luna cumple muchas funciones: su atracción gravitacional influye en las corrientes de las mareas, sus ciclos regulan a las especies marinas además que la mayoría de las culturas que se han desarrollado en el planeta han sido influenciados por el cuerpo celeste, de acuerdo con La Luna, mitos y leyendas de National Geographic.
En varias culturas se le ha relacionado con la fertilidad, pues sus ciclos duran lo mismo que los de las mujeres, 28 días. Dependiendo de la cultura se le atribuye un carácter femenino, mientras que en otras es masculino.
Para los mexicas, este astro tuvo un significado, pues entrelazaron su existencia y movimientos celestes con sus mitos, rituales y cosmogonía. Personificando deidades y leyendas que explicaba su origen.
La luna y la cosmogonía azteca
Meztli
La cosmogonía religiosa mexica describe sus creencias sobre el origen del mundo, destacando una continuidad temporal lineal y cíclica, de acuerdo con el libro La religión mexica de Rafael Tena, maestro en historia por la Universidad Iberoamericana e investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Los dioses creadores principales son Tezcatlipoca y Quetzalcóatl, quienes crearon el universo. En una fase posterior, Huitzilopochtli empezó a asumir sus funciones.
En la cosmogonía mexica, estudio de la región gracias a la que podemos comprender cómo imaginaban el universo, se dice que tenían 13 cielos, el segundo era hogar de Tláloc (lluvia) y Metzli (la luna).
Mientras que los dioses del sol y de Venus eran representados como varones guerreros, la Luna y la Tierra se le atribuían el sexo masculino o el femenino.
En los códices, Metztli, la Luna, se representa generalmente con una figura abstracta en forma de “olla” seccionada, asociada tanto al arco de la luna creciente como a la pelvis femenina.
Tecciztécatl
La historia del Sol y la Luna es un cuento común en libros para niños, como De la tierra al Cosmos, ahí se cuenta que de acuerdo con los nahuas, los dioses Tezcatlipoca, Quetzalcóatl y Citlalicue ordenaron la creación del Sol. Para este propósito, se reunieron en Teotihuacan alrededor de una hoguera sagrada, donde quien quisiera convertirse en el Sol debía sacrificarse.
“Según la tradición mexica, Nanahuatzin, un dios enfermo y humilde, y Tecciztécatl, un dios noble y arrogante, se habían inmolado arrojándose a una hoguera ritual para luego convertirse respectivamente en Sol y Luna” menciona.
En el momento decisivo, Tecciztécatl tuvo miedo, y fue Nanahuatzin, lleno de valor, quien se arrojó a la hoguera y emergió convertido en el Sol.
Avergonzado por su cobardía, Tecciztécatl se lanzó también a la hoguera y se transformó en la Luna. Al principio, ambos astros brillaban igual, pero los dioses lanzaron un conejo a la Luna para recordar su cobardía, reduciendo así su brillo.
Después de su creación todos los dioses se ofrecieron a la muerte para que el Sol y La luna crearan vida mediante sus movimientos regulados por los cielos. A pesar de estos sacrificios los astros no se movieron, por lo que fue necesario que Éecatl (viento), soplara fuertemente para que comenzaran a andar por el cielo.
Coyolxauhqui
Muchos estudiosos modernos también asocian a la Luna con la diosa Coyolxauhqui, “La que se pinta cascabeles en el rostro”, hermana de Huitzilopochtli-Sol y de las innumerables estrellas del sur.
Se dice que la diosa de la luna de los mexicas nació como una lidereza celestial. Como hija de Coatlicue, la diosa de la fertilidad con la falda de serpientes, encabezó a la hueste de dioses que nacieron de su seno.
El historiador Mark Cartwright menciona en World History Encyclopedia (Enciclopedia de Historia Mundial), que Coyolxauhqui lideró a sus 400 hermanos, los Centzon Huitznaua (los “Cuatrocientos Huiztnaua” que simbolizaban las estrellas del cielo del sur), en un intento de asesinar a su madre, la diosa Coatlicue.
El motivo de este ataque fue la noticia de que Coatlicue había quedado embarazada en circunstancias peculiares y deshonrosas. Mientras realizaba sus labores de limpieza en el santuario situado en la cima de la montaña sagrada Coatepec, una bola de plumas descendió del cielo y, al colocarla en su cinturón, Coatlicue quedó milagrosamente embarazada del guerrero Huitzilopochtli.
“El complot de Coyolxauhqui se desbarató cuando uno de los Huiztnaua se desanimó y decidió avisar al aún no nacido Huitzilopochtli. En defensa de su madre, el dios salió del vientre materno completamente crecido y armado como un guerrero invencible”, menciona el historiador.
Con su poderosa arma, la xiuhcoatl (“serpiente de fuego”), que era en realidad un rayo de sol, el dios guerrero rápidamente descuartizó a sus hermanos rebeldes y cortó a Coyolxauhqui en varios pedazos grandes, lanzándolos por la ladera de la montaña. La cabeza de la diosa fue arrojada al cielo, convirtiéndose en la luna.
Conocer el significado de este cuerpo celeste para la cultura mexica puede ayudarnos a comprender su importancia e influencia a lo largo de la historia en la cultura y la vida de las personas. Hoy en día se sigue conmemorando el Día Internacional de la Luna con el objetivo de la cooperación internacional en la utilización del espacio ultraterrestre con fines pacíficos.