Sin duda, la pérdida de un ser querido es una situación delicada para la familia del difunto, pues aunque cada persona vive el duelo de una forma diferente, está llena de momentos difíciles en los que, si no actuamos de forma correcta, podremos ofender a la familia o hacerlos sentir mal.
Las normas de etiqueta pueden guiarnos para saber cómo comportarnos de forma correcta, educada y respetuosa en cualquiera de las etapas y momentos que se viven en la pérdida de un ser querido.
Antonio Manuel Carreño escribió un libro que es considerado como la biblia de los buenos modales, fue escrito en 1853 y su nombre es Manual de Urbanidad y Buenos Modales. A través de sus páginas nos muestra las formas correctas de comportarse en diferentes situaciones y contextos.
Reglas de etiqueta para momentos difíciles
Según el Manual de Carreño existen dos tipos de visitas que una persona puede hacerle a la familia del difunto, las de pésame y de duelo, aunque las dos sirven para mostrar respeto, cada una tiene características específicas.
Se considera una visita de duelo las que hacemos a nuestros parientes y amigos de confianza como una forma de decirles que nos identificamos con ellos en su dolor. Esto puede ser durante los dos primeros días que se conoce la pérdida del miembro de su familia, antes del sepulcro del difunto, el mismo día del sepelio, cuando se celebran las exequias o en el aniversario luctuoso, en el caso de que se haga una ceremonia religiosa.
Una visita de pésame es la que le hacemos a amigos o familia después del sepulcro de la persona que perdieron, o pasados dos días en que se han enterado del acontecimiento. Esto es para manifestarles que los acompañamos en su dolor.
Estas visitas se hacen en un período que no exceda de treinta días, el cual empieza a contarse al día siguiente de la inhumación del cadáver, o a los dos de haber llegado la noticia de la muerte pero nunca en el día en que se celebran las exequias, ceremonias religiosas que honran a la persona fallecida.
Cuando en una casa acontece la desgracia de morir una de las personas de la familia, es natural que algunos de los parientes y amigos cercanos permanezcan a su lado por cierto número de días, para ayudarla en lo que sea necesario y apoyarlas en todo lo que pueda importunarlos durante ese momento tan delicado.
En los casos en que nuestros amigos o parientes pierdan a una persona de su familia, debemos ser muy juiciosos en cuanto a dirigirnos a su hogar.
Las personas que visitan la casa del difunto sin ser requeridas pueden ser muy molestas y poco consideradas con la familia, pues, además de ser inoportunas, aumentan los gatos y atenciones de los familiares afligidos.
Siempre que acompañemos a parientes y familias, seamos prudentes en cuanto a nuestra conducta, manifestando un gran respeto a la situación y somos empáticos con su sentimiento. Debemos tener tacto para dirigirles expresiones de consuelo para ser una ayuda más que algo que pueda aumentar su dolor.
No hay nada más desagradable e inoportuno que una persona que conversa, ríe y celebra chistes mientras la familia pasa por un momento difícil y doloroso.
Consideraciones con la familia
En algunas familias se acostumbra acompañar la carroza fúnebre a pie, durante la marcha los acompañantes deben caminar con paso lento, y con aire recatado que armonice con la situación de los familiares del difunto.
Se considera un acto impropio conversar durante la marcha e ir acompañado del brazo de otra persona, tampoco se considera apropiado fumar durante el trayecto.
Se deben de evitar invitaciones a la familia a cualquier comida o reunión que implique goce, pues puede considerarse una falta de respeto al luto de los familiares y al respeto a la memoria del mismo.
En caso de que muera algún vecino no deberemos tener fiesta en nuestra casa, ni cantaremos y tocaremos algún instrumento en los días posteriores hasta que consideremos adecuado según el estado de la familia del difunto.
Sobre nuestra apariencia
El traje de luto se considera un signo con el que se expresa el dolor que se experimenta por la pérdida de una persona, además de un homenaje a su memoria. El luto se divide en riguroso y medio luto, el primero consiste en un traje completamente negro y el segundo en un traje que se mezcla el blanco con el negro u otro color oscuro.
Para padres, abuelos, hijos y nietos el luto dura seis meses; cuando se trata de un tío o sobrino un mes; y por cualquier otra persona dos semanas. La primera mitad de este periodo se considera adecuado portar vestimenta de luto riguroso y en la segunda medio luto.