* El gol de Mastantuono y el emotivo festejo de Demichelis
Ni el mejor guionista lo hubiera logrado con tamaña precisión, con el manejo tan agudo de las emociones. A pesar de la decena de situaciones de gol que generó River Plate, no podía quebrar la resistencia de Sarmiento de Junín en la despedida de Martín Demichelis como entrenador del club. Pero a los 41 minutos, Franco Mastantuono dispuso de un tiro libre ajustado para su perfil zurdo, se acomodó y acarició la pelota, para ubicrla en el ángulo superior izquierdo del arquero Lucas Acosta, que voló pero no alcanzó a desplegar los brazos. Un golazo, un regalo para el DT, que elevó los brazos al cielo y rompió inmediatamente en llanto.
A partir del 1-0, del tanto que decretó el triunfo del Millonario, las lágrimas pasaron a ocupar un lugar fijo en el rostro del técnico, de 43 años, que se abrazó con su cuerpo técnico, con su hijo Bastian, futbolista de las Divisiones Inferiores y alcanzapelotas, y pasó a paladear el clima de un Monumental que lo ovacionó en continuado. A esa altura, ya había cambiado su atuendo: en lugar de la remera negra con la banda cruzada debajo del saco con el escudo del club, surgió una camiseta clásica, como la que supo defender en sus épocas de futbolista.
Mastantuono, el juvenil de 16 años que enloqquece a toda Europa y fue la figura del encuentro, le dedicó la conquista con un gran abrazo. No es para menos: Micho fue el que se la jugó, a pesar de su corta edad, y le dio rodaje, hasta transformarlo en titular y pieza clave, como sucedió ante los juninenses.
Culminado el cotejo, las emociones fluyeron con mayor velocidad. Con ojos enrojecidos, recibió la catarata de aplausos, cerrada, saludando a cada rincón de la que fue (y es) su casa. En el umbral del túnel lo esperaban los directivos: primero Jorge Brito, el presidente, luego los vices, Matías Patanian e Ignacio Villarroel; todos se estrecharon en un sentido abrazo.
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