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La economía alemana vuelve a contraerse en el segundo trimestre y no consigue arrancar

Berlín, 30 jul (EFECOM).- El PIB alemán se contrajo un 0,1 % en el segundo trimestre, un dato “decepcionante” para la industria y que refleja las dificultades de la economía germana para salir del estancamiento pese a los pronósticos optimistas del Gobierno.

Los expertos contaban por lo menos con un crecimiento mínimo del 0,1 % de la economía entre abril y junio.

El PIB germano había crecido un 0,2 % en el primer trimestre de 2024, esquivando a duras penas la recesión técnica, mientras que en el conjunto de 2023, según los datos revisados publicados este martes por la Oficina Federal de Estadísticas, la economía se contrajo un 0,1 %.

Destatis relacionó los malos resultados del segundo trimestre con una reducción de las inversiones en equipamiento y maquinaria, y en el sector de la construcción.

La economía alemana se mantiene así a la zaga de los otros grandes países europeos, en un dato que contrasta con el crecimiento del 0,8 % registrado por España en el segundo trimestre o con el 0,3 % de Francia, e incluso del 0,2 % de Italia.

“El desarrollo económico en la primera mitad del año es decepcionante”, declaró el director de la Cámara Alemana de la Industria y el Comercio (DIHK), Martin Wansleben, en un comunicado en el que destacó que en particular la producción industrial no consigue “arrancar”.

Wansleben puso en duda que los resultados fuesen a mejorar en el segundo semestre y reafirmó la previsión de la DIHK de crecimiento cero para 2024.

Para que la economía alemana pueda regresar a la senda del crecimiento, pidió medidas que garanticen un suministro energético asequible, la simplificación de trabas burocráticas y una reducción de la carga fiscal a las empresas.

“La economía alemana está atascada firmemente en la crisis”, comentó por su parte Klaus Wohlrabe del instituto económico Ifo y responsable de las encuestas de confianza empresarial.

La cartera de pedidos del sector manufacturero sigue descendiendo y faltan nuevos encargos, por lo que la valoración de la situación actual por parte de las empresas ha descendido a su nivel más bajo desde septiembre de 2023 y las expectativas de cara a los próximos meses se han vuelto más pesimistas, señaló.

Al mismo tiempo el consumo privado no avanza en su recuperación, destacó el experto.

Las previsiones que se realizan desde el sector son menos optimistas que las del propio Gobierno alemán, que en su pronóstico de primavera calculó un crecimiento del 0,3 % para el año, o las del Fondo Monetario Internacional (FMI), que auguró un avance del 0,2 %.

Pero incluso en el caso de que se cumplieran éstas previsiones, con ello Alemania se situaría a la cola del club de países industrializados del G7 y muy por detrás del crecimiento global que la institución con sede en Washington proyecta en un 3,2 %.

También la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) prevé que Alemania quedará superada este año por todas las naciones industrializadas, debido a los altos precios de la energía, que ponen en aprietos a una industria con un elevado consumo, así como a los recortes adoptados desde finales de 2023.

El Gobierno de coalición de socialdemócratas, verdes y liberales y encabezado por el canciller Olaf Scholz emprendió un curso de ahorro después de que una sentencia del Tribunal Constitucional le obligara a abandonar un sistema de ingeniería presupuestaria que permitía cumplir formalmente con el déficit cero.

Desde entonces los presupuestos han sido objeto de feroces disputas en el seno del tripartito, y el ministro de Finanzas liberal, Christian Lindner, anunció recientemente un nuevo recorte a las inversiones en infraestructura acordadas para 2025.

En julio Scholz adelantó un paquete de medidas para mejorar el potencial de crecimiento de la economía alemana e incrementar la competitividad, bautizado como “turbo de crecimiento”, con el que el Gobierno cree poder incrementar el PIB en 2025 en medio punto porcentual o 26.000 millones de euros.

No obstante, el plan -que comprende medidas para agilizar la deducción fiscal de inversiones y de coches eléctricos, reducir la burocracia o incentivar la prolongación de la vida laboral, entre otros- ha sido acogido con escepticismo por los expertos.

“No habrá medidas de política fiscal, es decir, el Estado no hará gasto ni bajadas de impuestos para estimular la actividad económica, sino que habrá reformas con las que la actividad en el sector privado pueda resultar más rentable”, dijo recientemente a EFE Stefan Kooths, director del Instituto para la Economía (IfW) de Kiel. EFECOM

cph/cae/sgb

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