En Girón, sólo hay un relojero con casi 40 años de experiencia y ese es Nelson Palomino Carreño.
Su taller está ubicado por toda la calle 43 del barrio El Poblado y fue uno de los primeros negocios en abrir sus puertas en el emblemático sector comercial.
El negocio está bautizado Adrianela, en honor a sus primeros tres hijos. Adriana, Nelson y Laura. Sin embargo le faltó otra hija, Kirley Natalia, quien nació cuando ya el local tenía razón social.
Durante 22 años, Nelson convive todos los días con la misma pregunta de parte de sus clientes: “¿Qué le pasó?” y él con suma paciencia y conocimiento, da con el chiste.
“A veces sólo es un cambio de batería y en otras ocasiones hay que secar el mecanismo que se llena de agua. Afortunadamente aquí tengo todas las herramientas que necesito” cuenta el experimentado ‘técnico de la hora’.
Además de la revisión del sofisticado accesorio que se viste en la muñeca de la mano izquierda, el relojero de 72 años también sabe soldar oro, plata y acero. Es por eso que su taller se denomina como un lugar de variedades en el que hay relojería y joyería.
Es un oficio de dos generaciones
Nelson Palomino aprendió a los nueve años de la mano de su padre, Aturo Palomino Soto, uno de los mejores relojeros de la ciudad en los años 60’s. Mientras que el ‘relojero mayor’ realizaba la revisión de cada caso, su pequeño hijo se encontraba al lado observando el impresionante panorama que ofrece un reloj sin su tapa.
Justamente en el negocio, llamado ‘Tic- Tac’, Palomino aprendió sobre los espirales, barriletes y ruedas que hacen funcionar el mecanismo de un reloj. De su ‘taita’ heredó el la precisión al trabajar, pero también tomó la pulcritud y orden que se maneja en una joyería, ya que durante años trabajó como ayudante en estas hasta que abrió su propio taller.
La mayor riqueza que posee no son los elegantes relojes que aún conserva en sus cajones, sino que es la familia que formó junto a su esposa, Rosa Plata de Palomino.
Orgulloso de su cuatro hijos, él mira de reojo el tiempo de ceder el negocio a una de sus hijas, “el plan es que mi hija Laura tome el local y yo sólo esté para algunos arreglos que se soliciten. Aunque, hoy me siento muy bien y con buena visión” comenta el ‘ingeniero del tiempo’.
Los tiempos de ‘la morenita’
Las múltiples imágenes de la Virgen de Guadalupe son un toque característico del taller de Nelson. Desde cuadros y afiches, hasta imanes, agendas y llaveros que llevan la ‘divina’ imagen.
Tal devoción se debe a que ‘la Guadalupana’ intercedió en la salud de Laura, su hija menor. Ella vivió tres meses internada en la Clínica Comuneros por una Pancreatitis, los doctores dieron un diagnóstico poco favorable. No obstante, sus padres la encomendaron a ‘la morenita’ y gran parte del día realizaban oraciones por la salud de la joven.
Dicho y hecho, Laura superó la enfermedad poco a poco y esta situación le confirma al relojero que “los tiempos de Dios son perfectos”.
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