Buenas acciones, sacrificios mortales e incluso sucesos inexplicables surgidos por una aparente divinidad, son las razones por las que diferentes individuos fueron beatificados y canonizados por el Vaticano para llevar consigo el nombre de santo.
Todos los días, marcados en el calendario, se conmemora la vida y muerte de estos seres, hombres y mujeres, que dedicaron su existencia a la iglesia católica misma que les valió el nombramiento.
Estos son los santos y mártires a los que se les celebra este miércoles 31 de julio, son los siguientes:
Quién fue San Ignacio de Loyola:
Fue educado para la vida de caballero, tuvo un pasó por el ejército y fue herido en Pamplona en 1921, en esa ocasión tomó camino hacia su casa y reposó por varios días donde encontró el consuelo en la palabra de Dios y leyó la vida de Cristo.
Después de acercarse a Dios, peregrinó a Montserrat y después marchó a Tierra Santa, comenzó a estudiar y dedicar tiempo a la religión y en Paris emprendió una fundación de la Compañía de Jesús.
Se ordenó sacerdote en 1547, escribió las constituciones de su compañía y se le reconoce con el lema “A mayor gloria de Dios”. Fue canonizado el 12 de febrero de 1622.
Además de San Ignacio de Loyola también estos son los santos que son celebrados en el mismo día:
San Calimero de Milán
Santa Elena de Suecia
San Fabio de Mauritania
San Germán de Auxerre
San justino de Iacobis
Santos Pedro Doan Con Quy y Manuel Phung
San Tertulino de Roma
Cómo es el proceso para beatificar y canonizar
El santoral es el conjunto de personas (mujeres y hombres) que son veneradas por la Iglesia al ser proclamados como santos o beatos en una fecha determinada en el calendario.
En el trayecto hacia la canonización hay cuatro pasos: el primero es ser nombrado como siervo de Dios, el segundo es ser venerable; el tercer paso es ser beato y, finalmente, el cuarto paso es ser santo.
La beatificación sólo la pueden lograr los fieles que hayan fallecido con fama de ser santos en diversos sitios y este proceso se puede llevar a cabo de dos formas: a través de una causa de virtudes heroicas y la segunda es el martirio, es decir, si la persona murió a causa de su fe.
Por otro lado, el proceso para convertirse en santo implica sumar el nombre de la persona santificada en el canon (lista de santos reconocidos) y con ello se permite que la comunidad creyente le rinda culto público y universal, en tanto, se le asigna una fiesta litúrgica, se le dedican altares, capillas y se reconoce su poder para interceder ante Dios.
Aunque la Iglesia no ha dado una cifra exacta, se cree que actualmente habría hasta nueve mil santos reconocidos. De acuerdo con el Martirologio Romano, actualizado en el 2005, la Iglesia Católica cuenta con al menos siete mil santos, aunque no se cuenta a los mártires, por lo que muchos piensan que incluso la cifra podría llegar a las 20 mil personas.
En la historia reciente, el Papa Juan Pablo II logró canonizar a 388 santos, mientras que el papa Francisco ha batido todos los récords luego de que al día de hoy ha canonizado a 898 santos, 800 de ellos al mismo tiempo.