Una imagen vale más que mil palabras, y en el mundo político, a veces puede desatar una tormenta. Emmanuel Macron, presidente de Francia, conocido por su estilo a veces considerado demasiado familiar, volvió a ser el centro de atención por un gesto que muchos consideraron inapropiado. La polémica se originó durante la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de París, cuando el mandatario recibió un efusivo beso en la mejilla por parte de la ministra de Deportes, Amélie Oudéa-Castéra.
La imagen, capturada por los fotógrafos presentes, muestra a Oudéa-Castéra inclinándose hacia Macron con los ojos cerrados y besándolo con evidente entusiasmo. El presidente, por su parte, parece sorprendido en un primer momento, pero corresponde al gesto con una sonrisa. La escena se volvió viral rápidamente, generando un debate en las redes sociales y medios de comunicación sobre los límites del protocolo y la conveniencia de la efusividad en un contexto político.
Algunos usuarios interpretaron el beso como una muestra de la cercana relación entre Macron y su ministra, destacando la naturalidad y espontaneidad del gesto. Otros, sin embargo, lo consideraron inapropiado y poco profesional, argumentando que un presidente debe mantener la compostura y la distancia con sus colaboradores, especialmente en público. La polémica se vio alimentada por la historia de Macron, quien en el pasado ha sido criticado por sus muestras públicas de afecto, como abrazos y besos en la mejilla, considerados por algunos como excesivos o fuera de lugar.
En Francia, el beso en la mejilla es una forma común de saludo entre amigos, familiares e incluso conocidos. Sin embargo, en el ámbito político, la línea entre lo apropiado y lo inapropiado puede ser más difusa. Algunos analistas apuntan a que la controversia podría responder a una doble moral, donde se juzga con mayor severidad la efusividad de las mujeres en posiciones de poder.
En este caso, la ministra, ex campeona de tenis y figura pública reconocida, es una mujer joven y dinámica que ha demostrado su cercanía con el presidente en otras ocasiones. Esta familiaridad, sin embargo, parece haber cruzado una línea invisible para algunos, que interpretaron el beso como una falta de respeto a la investidura presidencial.
La prensa francesa está revolucionada. El político y la ex tenista dedicada a la política, ambos de 46 años, se fundieron en este extraño y afectuoso beso, que ha revolucionado la prensa del país. La revista francesa Midi Libre, primera en comentar las imágenes, califica el abrazo de “explosión de alegría” por parte de Oudéa-Castéra y el presidente francés tras la ceremonia inaugural. “El beso causó un gran revuelo”, escriben en la citada publicación.
En Madame Figaro, otra destacada publicación en el país vecino, no dudan en calificar el gesto de la foto de “extraño” añadiendo que Oudéa-Castéra “ciertamente sabe cómo hacer que la gente hable de ella”. Unas palabras que llegan después de varias semanas en las que la política ha sido protagonista, con la organización de los primeros Juegos Olímpicos en Francia en un siglo. A comienzos de julio, la ministra se daba un chapuzón en el río Sena para acabar con los rumores que tachaban de “insegura” la famosa vía fluvial, donde están programados varios eventos de los Juegos.
Muchos usuarios en redes sociales no dudaron en mostrar su opinión, haciendo referencia a los matrimonios de sus protagonistas, pues ambos son personas casadas. El presidente francés mantiene una notoria relación con Brigitte Macron, su esposa desde 2007. Por su parte, la ministra está casada con el director ejecutivo de finanzas Frédéric Oudéa, con quien contrajo matrimonio en 2006.
“Es mi amante a quien besaría así. Vergonzoso”, asegura un usuario en X (antiguo Twitter). “Esta foto me parece indecente, no es digna de un presidente y un ministro”, señala otro.
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