Juan Miguel Postigos es un destacado judoka peruano, con participación en los últimos cuatro Juegos Olímpicos y ganador de múltiples medallas. Por este motivo, recibió el honor de llevar la bandera peruana en la ceremonia de inauguración de París 2024. No obstante, no todo ha sido fácil para el nacido en el Rímac, quien pese a su destacada carrera nunca tuvo la oportunidad de contar con auspiciadores y en estas olimpiadas se vio obligado a compaginar el deporte con un trabajo tradicional como operador de trenes en Francia, país en el que reside hace casi 13 años.
Infobae Perú conversó con el atleta de 35 años, quien contó su historia de superación, los sacrificios que tuvo que hacer para llegar a la cima, el motivo de su retiro de la disciplina olímpica y sus planes a futuro.
– ¿Qué balance haces de esta participación tuya en los Juegos Olímpicos París 2024?
Creo que lo más difícil fue haber llegado, clasificarse ya es para todos los peruanos, de todos los deportes, un logro importante. Por los medios que tenemos, porque tratamos de hacer milagros con lo que el gobierno nos puede dar. A final, con lo poco que hay, tratamos de llegar lo más lejos que podemos. Yo salí a pelear, traté de dar lo mejor mí, hacer un buen combate, lamentablemente no se dio. Me tocó una persona con más nivel que yo, batallé hasta el último y me siento satisfecho y contento de haber podido llegar hasta acá y haber peleado de tú a tú con un atleta de este nivel.
– Te tocó ser uno de los abanderados en la ceremonia de inauguración. ¿Cómo te enteraste?
Fue una sorpresa bastante grande, me encontraba descansando tras regresar del trabajo y me di cuenta que mis redes sociales comenzaron a saltar de muchas notificaciones. Al comienzo no sabía por qué, hasta que me di cuenta que había sido nombrado abanderado. Ese día también se oficializó mi clasificación a París. Todo ocurrió al mismo tiempo. Me sentí bastante honrado, sabiendo que había muchos deportistas que se lo merecían igual que yo. Creo que el hecho de vivir acá y tener una historia distinta, hizo que me dijeran a mí.
– ¿Qué sentiste al momento del desfile?
Fue bastante lindo sentir ese apoyo por parte de la comunidad peruana que está acá en París y se acercó al Río Senna y por la gente que nos estuvo apoyando desde sus casas viendo la ceremonia. Recibí muchos mensajes de apoyo en las redes sociales, también de agradecimiento por representar al Perú en este nivel. Tener esos mensajes de nuestros compatriotas en todas partes del mundo es algo que te llena de alegría.
El duro camino de Juan Postigos
– ¿Hace cuantos años resides en Francia? ¿Viajaste por deporte u otro tema?
Vivo en Francia hace 13 años. Vine gracias a una beca de Solidaridad Olímpica, que entrega el Comité Olímpico Internacional (COI) a los países de pocos recursos para que sus atletas se puedan preparar. Llegué a inicios del 2011 para prepararme para Londres 2012, y como clasifiqué, el COI decidió seguir apoyándome porque les parecía un atleta correcto, les gustó mucho mi forma de ser y entrenar. Me dieron una oportunidad más hasta Río 2016, donde también clasifiqué. A partir del 2017 decidí hacer mi vida acá, ya sin una beca olímpica, porque me dijeron que tenían que darle la oportunidad a los nuevos talentos. Yo acepté, pero conversé con el Comité Olímpico Peruano (COP) y la Federación de Judo para ver si podía seguir viviendo y entrenando acá. Me dijeron que no había ningún problema y a partir de ahí comienzo a hacer mi vida acá. Me dediqué exclusivamente a entrenar y al judo al 100% hasta el 2020, año en el que hubo la pandemia y se retrasaron las Olimpiadas de Tokio.
– ¿Es difícil estar alejado de tu familia?
Hace muchos años convivo con mi novia y ahora ella es mi familia, porque en el 2017 perdí a mi madre y no tengo contacto con mi papá desde el 2013. También tengo otras personas alrededor como la familia de mi novia y algunos amigos que viven acá. Pero no puedo olvidar a mi tía y prima que viven en Perú, cada vez que voy a Lima y son como una hermana y una segunda mamá. También tengo a mi ahijado que está pequeño. Extraño estar con ellos, y es importante que me sigan por televisión, siento que soy un ejemplo para los más jóvenes de mi familia.
– Como atleta de alta competencia te corresponde recibir el PAD (Programa de Apoyo al Deportista). ¿Qué te llevó a buscar un trabajo fuera del deporte?
El PAD se acaba después de Juegos Panamericanos Lima 2019, en los que no logré obtener el resultado que todos esperaban. A mí me contaban como una medalla, pero lamentablemente no se dio, son cosas que a cualquier atleta le puede suceder, que todos esperen algo mejor de él y en la competencia no logre darse. A partir de ahí, el apoyo del IPD bajó. A pesar de estar clasificado a los Juegos Olímpicos de Tokio fui cuestionado, lo que me obligó a buscar otra actividad.
– Previo a París 2024 trabajaste como operario de trenes. ¿Cómo llegaste a ese trabajo?
Mi primer trabajo en Francia fue en septiembre de 2020 en los supermercados Carrefour, como reponedor de productos, pero por un tema de racismo me fui. Me tocó una persona que me trataba bastante mal y decidí renunciar. Ese episodio de maltrato lo comenté a una persona relacionada al judo, un amigo en común las escuchó y me comentó que trabajaba en los trenes y su jefe estaba buscando gente. Como estaba en la necesidad acepté. Esperé unos meses en los que trabajé descargando camiones, hasta que me llamaron de los trenes. Al jefe le comenté que era deporte de alto rendimiento y estaba por clasificarme a Tokio 2022, me dijo que no había problema. Desde un inicio siempre buscó la manera de ayudarme, sea en horarios o días libres.
– ¿Cómo compaginaste el trabajo con el deporte?
De lunes a jueves trabajaba de 7 a 3 de la tarde, llegaba a casa, descansaba una hora y me iba a entrenar. Fui bastante disciplinado, también con el tema de la alimentación, preparaba mi comida balanceada para evitar picar o tener desarreglos. Fueron 4 años bastante sacrificados. También quiero agradecer a mi psicólogo Dani Villalobos, con quien trabajo desde hace unos meses. Tomé la decisión de pedir su ayuda cuando sentí que las cosas no se me daban. Se sumaron muchas competencias seguidas, más el trabajo y la vida privada, llegó un momento en el que no salía a flote. Sin su ayuda no hubiera logrado ser subcampeón panamericano y por ende clasificar a los Juegos Olímpicos.
– ¿En algún momento pensaste dar un paso al costado?
Sí, en algún momento pensé: ‘Ya, lo dejo porque estoy forzando demasiado, las cosas no se me están dando, estoy matando mi cuerpo o lo que estoy haciendo es demasiado excesivo’. Encima volvieron los cuestionamientos porque se me volvió a escapar la medalla en Santiago 2023.
– ¿Como qué cuestionamientos?
Más que todo del IPD. Lamentablemente existen algunas personas que están ahí y uno no sabe por qué. Muchos deportistas se quejan del IPD, pero no de la institución, sino de algunos de sus gestores. Previo a Lima 2019 nos dieron un respaldo total y por eso se cosecharon grandes resultados, pero después las cosas cambiaron, entraron nuevas personas y a la primera trastabillada del atleta le cortaban todo, lo dejan de lado y no lo sacan más a torneos. Después si el atleta, por sus propios medios sale adelante y obtiene resultados, ahí nuevamente el IPD se cuelga del éxito y le vuelve a dar todo. Los deportistas pueden tener malos momentos, pero no porque sean malos, sino que hay que tener paciencia.
– Contaste que a lo largo de tu carrera, nunca tuviste auspiciadores, a pesar de que tocaste muchas puertas. ¿Cómo fue esa búsqueda?
Fue algo que me hizo más fuerte. Saber que muchas agencias de marketing que trabajaban con el deporte me dejaron en visto. En el 2016-2017 las agencias que buscaban sponsor para los atletas comenzaron a desarrollarse más en el Perú, pero yo ya estaba en Francia y creo que por eso no llegó el apoyo, o porque en aquel momento no sabía mover mis redes sociales. Pero si hubieran tenido en verdad ganas de ayudarme a contactar una marca, yo hubiera hecho el esfuerzo de contratar un community manager que mueva mis redes. Trato de buscar la razón, pero no la encuentro. Previo a Tokio 2020 toqué puertas, mandé mensajes, hice llamadas, pero no me respondieron y tomé la decisión de clasificar sin la necesidad de ningún apoyo. El 2022 intenté otra vez, una persona me ayudó a hacer una presentación, pero otra vez las cosas no se dieron. Entonces surge la posibilidad de mi actual trabajo y decidí no romperme más la cabeza buscando sponsors.
– ¿Por qué decidiste que París 2024 serían tus últimos Juegos Olímpicos?
Sí, voy a ir dejando el judo poco a poco. No será mi última competencia representando al Perú, a lo mejor haga alguna otra, pero ya hacer cuatro años de camino hacia Los Ángeles lo veo muy difícil. Tengo que considerar el trabajo con el deporte, ya va a ser un poco más duro, los años ya pesan. Tengo problemas físicos, porque las articulaciones me duelen y tengo artrosis en los codos. Ha sido un ciclo muy lindo el deporte del rendimiento. Lo que me empujó a llegar hasta aquí fue acabar una Olimpiada en el país que me acogió por tantos años, pero mi cuerpo me dice que comience a dejarlo.
– ¿Lima 2027 puede ser un objetivo para finalizar tu carrera?
Lo veo bastante lejano, son tres años de preparación. Ahorita lo descarto, mi mente está pensando en disfrutar de mi familia y mis amigos, quienes merecen un poco más de tiempo, ya que sacrifiqué mucho de ello por el deporte.
– ¿Qué balance haces tras haber participado de cuatro Juegos Olímpicos?
Me hubiera gustado ganar una medalla. Siempre lo intenté, a pesar de que los resultados nunca fueron tan positivos. Para intentar ganar una medalla en unos Juegos Olímpicos, lo primero que hay que hacer es clasificarse. Creo que logré marcar un camino, demostrándole a las nuevas generaciones que se puede estar ahí, que Perú puede competir a ese nivel. Me siento satisfecho de haber logrado todo esto, con los pocos medios con los que conté.
– ¿Cómo ves el futuro del judo peruano?
Todavía tenemos que seguir trabajando, existen buenos judokas, tenemos que seguir forjándolos, saliendo a competir, ganar experiencia, tener más campo de entrenamiento, más roce internacional, sabiendo aún que los Juegos Panamericanos son en Lima y es la única manera que podamos intentar ganar unas medallas. La Federación está haciendo el trabajo, tratando de apoyar a los jóvenes, pero hay que tener paciencia, los resultados no se darán de un día para otro.
¿Has pensado seguir ligado al judo luego del retiro?
No me veo como entrenador. Espero ayudar a la federación con algunos proyectos relacionados a la formación de profesores y el desarrollo del judo en varias zonas del Perú. Me gustaría aportar lo que he vivido aquí en Francia.
– ¿Cómo fueron tus inicios en el judo?
Yo soy del Rímac. Era un niño muy hiperactivo, de barrio, palomilla, juguetón. Mi mamá quería que haga un deporte que pueda canalizar esa energía. Probé con fútbol, básquet, vóley, pero en ninguno me iba bien. Mi papá que es hincha me matriculó en la academia de Alianza Lima. Por suerte un verano mi colegio le brindó la oportunidad a un club de judo de usar sus instalaciones y colocar su tatami. Decidí probar y me gustó. Luego pasamos a entrenar al Estadio Nacional, son bonitos recuerdos, me dejó amigos de toda la vida. Es algo que me llena de emoción.
– ¿Qué tan importante fue el apoyo de tu familia?
Mis padres nunca buscaron que yo fuera campeón o que me gane mi vida haciendo judo, solamente querían que estuviera contento. Les agradezco a ambos por la educación que me dieron, siempre me apoyaron en el judo. Solo me castigaban sin entrenar cuando sacaba malas notas, lo que me dolía mucho e hizo que un descuide mis estudios. Cuando comencé a tener cierto nivel y debía viajar para competencias internacionales y la Federación no tenía los medios para mandarnos, mis papás hacían polladas y picaronadas para cubrir los fondos.
– Contaste que fuiste cuestionado por no cumplir las expectativas en los Juegos Panamericanos, algo así le viene sucediendo a Kimberly García. ¿Qué mensaje le darías?
Antes que ser atletas somos humanos. Quizá sintió la presión de todo de todo un país, pero este resultado no significa nada, ella no deja de ser la gran atleta que es, ni el orgullo que sentimos por lo que ha logrado antes. Seguramente mucha gente que nunca ha hecho deporte la va a criticar en redes sociales. Estar entre las 20 primeras del mundo es bastante importante. Representar al Perú a ese nivel ya es un logro muy grande. La más apenada por el resultado debe ser ella misma, pero son cosas que pasan, esto es deporte y hay ganadores y perdedores. Seguro saldrá de este momento y nos dará buenos resultados en el futuro.
– ¿Qué le dirías a los chicos que practican judo u otro deporte y tienen dificultades parecidas a las que viviste?
Les diría que sigan luchando por sus sueños. Los peruanos somos un pueblo luchador, históricamente todo nos ha costado el doble. El día a día nos cuesta, tenemos que luchar por lo que nos apasiona. Tarde o temprano esta lucha dará frutos y te va a llevar al lugar que te propongas. Solo debes ser paciente y no bajar los brazos.