Las melodías han acompañado a la humanidad desde tiempos inmemoriales. En la antigua Grecia, la música era un elemento medular en la educación y las ceremonias; por ejemplo, filósofos como Platón destacó su importancia en la formación del carácter. En Europa medieval, los juglares llevaban historias de una región a otra a través de sus canciones; de esta manera se fortalecía el sentido de identidad y comunidad.
Con el fin de la Edad Media y el comienzo del Renacimiento, la música experimentó una transformación, en parte debido a los avances en la notación musical. Durante el Renacimiento, compositores como Giovanni Pierluigi da Palestrina desarrollaron la polifonía. En el siglo XVIII, la música clásica floreció con compositores como Wolfgang Amadeus Mozart y Ludwig van Beethoven, quienes introdujeron estructuras como la sinfonía.
Tras la irrupción del Romanticismo en el siglo XIX, la música se volvió aún más personal y emotiva. Si continuamos explorando la historia de la música, nos toparemos con Edith Piaf, conocida mundialmente por ‘La Vie en Rose’ y ‘Non, Je ne Regrette Rien’. Esta artista francesa volvió a conquistar corazones en los Juegos Olímpicos de Francia 2024 con dos canciones: ‘L’Hymne à l’Amour’ y ‘La Foule’; esta última dio la bienvenida a los atletas durante la inauguración del evento multideportivo internacional.
El espíritu de Piaf se hizo presente cuando deportistas de todo el mundo ondeaban sus banderas desde 86 barcos que navegaban por el río Sena. Segundos antes de que la delegación de Grecia cruzara el puente de Austerlitz en París, se escuchó el anuncio: “Damas y caballeros, vamos a recibir a los atletas de los Juegos de la XXXIII Olimpiada”.
Millones de personas en todo el mundo escucharon este mensaje en español, inglés y francés, acompañado por una canción de la icónica artista francesa. Se trata de ‘La Foule’, una obra maestra inspirada en el ritmo del vals peruano. Al elegir esta pieza musical, se rindió homenaje a la nacida en Francia, quien integró un elemento de la cultura peruana en su arte.
‘La Foule’, una obra maestra inspirada en el ritmo del vals peruano
El Perú se hizo presente en los Juegos Olímpicos de París 2024 a través de una delegación compuesta por 26 atletas. Entre ellos estaban Cristhian Pacheco (atletismo – maratón), Florencia Chiarella (vela – Ilca 6), Alonso Correa (surf – shortboard) y Juan Postigos (judo – 66 kg). Estos connacionales ondearon la bandera peruana al ritmo de una canción en inglés mientras la cámara enfocaba el barco en el que navegaban. No se escuchó la cumbia, el género musical que retumbó el Estadio Nacional cuando la delegación peruana hizo su aparición en los Juegos Panamericanos Lima 2019.
Como es sabido, en Lima 2019 la delegación peruana apareció ondeando banderas y bailando canciones como ‘Cariñito’ de Bareto y ‘Ya se ha muerto mi abuelo’ de Juaneco y su Combo. En París, la música peruana también estuvo presente, pero a través de Edith Piaf.
Al escuchar la canción ‘La Foule’, es probable que muchos la asocien con ‘Amor de mis amores’ del Grupo 5, debido a sus ritmos similares. Esta cumbia peruana se creó tomando como referencia un vals, un género musical que la cantante francesa conoció. Cuando escuchó una composición argentina con ritmo del vals peruano, no dudó en adaptarla al francés junto a Michel Rivgauche.
En 1953, Edith Piaf se presentó en el Teatro Ópera de Buenos Aires, donde escuchó la composición del argentino Ángel Cabral titulada ‘Que nadie sepa mi sufrir’. Esta pieza musical, creada en ritmo de vals peruano y cantada por Alberto Castillo en el recinto cultural, inspiró a la cantante francesa a desarrollar una canción, en lugar de simplemente hacer un cover.
El artista Cabral se inspiró en el ritmo del vals peruano para componer ‘Que nadie sepa mi sufrir’ en 1936.
En su proceso de creación, la artista francesa varió la obra de Cabral. En rigor, le cambió la letra. Es menester señalar que la europea varió poco la melodía de la composición de Ángel Cabral. De esta manera, se puede afirmar que los “sonidos del Perú” están presentes en ‘La Foule’ y, por añadidura, en los Juegos Olímpicos de París 2024.
Es preciso indicar que, en las postrimerías de la ceremonia de inauguración de los Juegos de la XXXIII Olimpiada, otra canción conmovió a asistentes y televidentes de todo el mundo. Desde el icónico balcón de la Torre Eiffel, Céline Dion interpretó ‘L’Hymne à l’Amour’, una de las obras de arte más emotivas de la cantante francesa. Esta actuación, que rindió homenaje a Piaf, fue uno de los momentos más destacados del evento.