“Celebremos todos el inmenso privilegio de tener una patria libre, forjada con enorme sacrificio, que no se amilana ante ningún poderío y se hace acreedora de la admiración del mundo entero”, dijo el General Vladimir Padrino, en junio 2023, durante la celebración del 202 aniversario de la Batalla de Carabobo y Día del Ejército. Catorce meses después el alto oficial vigila cómo la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), uno de los componentes de la Fuerza Armada, aplasta a sangre y fuego las protestas de quienes reclaman la libertad por la que votaron el 28 de julio y eligieron a un nuevo mandatario.
Muchos comentaristas han apostado a hacerle llamados al General en Jefe (Ej) Vladimir Padrino López para que haga respetar los resultados electorales. Numerosos informes especulan sobre qué hace falta para que quien ocupa el ministerio de la Defensa desde hace 10 años, se pronuncie para que el Consejo Nacional Electoral (CNE) se ajuste a la Ley y a la Constitución. Él es el hombre del Ejecutivo más allegado al poderoso mandatario de Rusia, Vladimir Putin, pero también un hombre de profundas creencias izquierdistas.
Una falsa percepción surge a raíz de las aseveraciones del GD (Ej) Manuel Ricardo Cristopher Figuera, funcionario que estuvo al servicio de la revolución como subdirector y director respectivamente de los principales centros de tortura, Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim) y Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin), quien asegura que los más altos oficiales de Maduro, es decir Padrino y el MG Iván Rafael Hernández Dala, conspiraban para derrocarlo el 30 de abril de 2019 durante la Operación Libertad.
Revelaciones de los principales oficiales que participaron en ese evento determinan que el único interlocutor con los militares Padrino López y Hernández Dala, así como con el entonces presidente del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), Maikel José Moreno Pérez, fue el general Cristopher Figuera. Esa madrugada del 30 de abril, Cristopher permite la salida de Leopoldo López de su arresto domiciliario y de inmediato abandona Venezuela rumbo a Bogotá, dejando en espera, en el distribuidor Altamira, a los que había convencido de que altos funcionarios del gobierno traicionarían a Nicolás Maduro.
Así murió el último intento de una rebelión con éxito que pudo levantarse en los cuarteles venezolanos contra el régimen que, durante el 2017 y 2018, ejecutó la más cruda arremetida cuando las unidades militares hervían en actos de rechazo por la ilegal convocatoria que a motu propio hizo Maduro de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), cuyo único propósito fue arrebatarle los poderes a la Asamblea Nacional que por amplia mayoría había ganado la Oposición en el 2015.
Tres comprometidos funcionarios
Padrino, Hernández Dala y Moreno convencieron a Cristopher, oficial sin ningún poder de comando, que había una conspiración en marcha. El entonces jefe del SEBIN se enlazó con el dirigente político Leopoldo Eduardo López Mendoza, quien cumplía arresto en su vivienda, custodiado por funcionarios del Sebin.
El apoyo de Cristopher era el capitán (GNB) Antonio José Sequea Torres, con quien había trabajado en la DGCIM y el SEBIN, y que actualmente está detenido porque el 3 de mayo 2020 llevó a cabo la Operación Gedeón lanzando a la muerte a varios jóvenes y decenas a la cárcel.
Las reuniones se realizaban en la casa de López Mendoza, donde además de Cristopher y Sequea, asistían tenientes coroneles activos. El correo de comunicación entre el Ministro de Defensa, el jefe de la Dgcim y el presidente del TSJ, siempre fue el general Cristopher Figuera. El financista fue el médico César Antonio Omaña Alcalá, amigo muy cercano y de negocios al jefe de la DGCIM, Hernández Dala.
La Operación Libertad estuvo controlada y en realidad sirvió para tres cosas: que Leopoldo López lograra su libertad y se refugiara en una embajada para después irse a vivir a España; que Cristopher Figuera obtuviera de EEUU el levantamiento de las sanciones que pesaban sobre él y se fuera a vivir al país norteamericano; pero lo más importante es que significó la purga de la FANB de oficiales, algunos con comando, pero la mayoría convencidos de parar la revolución bolivariana.
Hoy en día hay la certeza de que el 30 de abril fue una conspiración infiltrada por el régimen venezolano para salir de militares incómodos y para que López abandonara el país.
Los tres funcionarios, Padrino, Hernández y Moreno, no están bajo sospecha, por lo que asumir que tienen miedo, que son vigilados y que pueden negociar con el gobierno de EEUU, es repetir errores pasados. Son tres hombres profundamente comprometidos con la camarilla del poder, porque son parte de ese poder, que comparten con Nicolás Maduro Moros, Diosdado Cabello Rondón y los hermanos Jorge y Delcy Rodríguez Gómez.
El oficial que quedó atrás
Padrino López merece mención especial porque es quien compromete las armas de la República para mantener a Maduro en el poder con la fuerza, y por eso se presenta, con el Comandante Estratégico Operacional (Ceofanb) el GJ (Ej) Domingo Antonio Hernández Lárez al Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) cuando Nicolás Maduro va a introducir el recurso ante la Sala Electoral.
Lo que está reflejando Padrino López, además, es que la Fuerza Armada está comprometida, no con el presidente de la República, sino con Nicolás Maduro que perdió las elecciones o por lo menos así lo indican las actas que los testigos de mesa leyeron a las puertas de los centros de votación.
El Ministro de la Defensa se radicaliza en el discurso porque necesita apaciguar los cuarteles, más allá del Alto Mando Militar Ampliado, cuya mayoría está comprometida por razones económicas y judiciales con el régimen.
Padrino López ya no puede ni siquiera aparentar que es el Ministro de Defensa de todos los venezolanos, que las armas de la República se usarán en defensa de la nación y mucho menos que hará respetar los resultados electorales.
Atrás quedó el oficial de prometedora carrera, el soldado que defendía a la institución armada, al mandato de defensa del territorio y soberanía, preocupado por el bienestar social y que demostraba interés por sus subalternos, hoy solo puede defender la estadía de la revolución en el poder, como parte de su supervivencia política, la permanencia de Maduro aunque sea ilegal e ilegítimo, porque ya no puede repetir la farsa del 20 de mayo 2018. Padrino solo es el custodio de Maduro en el poder.