José Oswaldo Lancheros Ramírez, conocido como alias Compa o El Viejo, exmiembro del Frente 10 de las disidencias de las Farc, lideraba una peligrosa red delictiva denominada Génesis, desde una cárcel en el departamento de Santander. Esta organización ejercía el control territorial en la zona metropolitana de Bogotá.
Las víctimas, que incluían consumidores de estupefacientes, vecinos del sector y otros delincuentes, eran enterradas en una zona conocida como La Finca, un área boscosa de reserva forestal en la frontera entre las localidades de Rafael Uribe Uribe y Usme.
Ahora puede seguirnos en Facebook y en nuestro WhatsApp Channel.
Este lugar, que antaño era un espacio de esparcimiento y naturaleza, fue convertido en una fosa común por la banda criminal, simbolizando la muerte y la desesperanza.
De acuerdo con información revelada por la revista Semana, uno de los miembros de esta organización criminal, tras su captura, contó el modus operandi del disidente de las Farc preso en una cárcel de Santander, quien ordenaba el asesinato de sus enemigos y de los propios integrantes de la banda que tenían alguna deuda con la venta de estupefacientes.
En una declaración obtenida por la Fiscalía General de Nación señaló: “El 12 de febrero en la noche, a eso de las 7:22, alias “Jota” envió un audio por WhatsApp a su pareja diciendo: ‘Amor, yo la amo mucho. Yo voy a subir a hacer cuentas, pídale a Dios que me vaya muy bien’. Días antes, había enviado otros audios similares, como: “Amor, si me llega a pasar algo, sepa que la amo mucho”.
Los delincuentes llevaban casi una década atemorizando a la población, generando desplazamiento y desapareciendo a las víctimas. La sentencia de muerte llegaba con una frase que incluía una invitación: “Nos vemos en la finca”. Así eran citadas las personas que posteriormente terminaban torturadas y asesinadas.
El integrante de esta banda relató a los investigadores cómo los líderes le enseñaron a deshacerse de los cuerpos en una marranera ubicada en el sur de la capital. Era así como los criminales se vestían con overoles, guantes quirúrgicos y botas pantaneras, para ejecturar el crimen y llevar las bolsas con los cuerpos desmembrados
“Yo sí sabía que se trataba de cuerpos desmembrados, como brazos, piernas, cabeza y tronco. Cuando me la eché al hombro, sentí como si fuera el brazo de una persona. Era delgadita, como de una mujer”, dijo el testigo al medio mencionado.
En medio de la investigación, se conoció esta declaración, que se convierte en una prueba contundente para las autoridades.
Sobre la captura de la banda
Según la información entregada por las autoridades, alias Compa o El Viejo, trajo consigo a trabajar a otro criminal conocido como alias Jota, quien era el encargado de ordenar homicidios y torturas, incluyendo el desmembramiento humano. Además, Jota también administraba las finanzas del grupo delictivo.
Otros capturados incluyen a alias Giovanni o Triple 6, jefe de sicarios, cuyo principal rol era ordenar y ejecutar homicidios; y alias Negro Veneco, expendedor de la organización, encargado de ejecutar torturas y controlar las ventas de estupefacientes.
Los delincuentes lograron apoderarse de los sectores conocidos como Puentes, Valle, Finca y La Torre mediante intimidación, secuestro, torturas y asesinatos.
Tras un arduo trabajo de inteligencia e investigación criminal, la Policía de Bogotá, en coordinación con la Fiscalía General de la Nación y la Secretaría de Seguridad, logró la captura de 21 integrantes de una organización delictiva: 20 por orden judicial y una en flagrancia.
Las investigaciones, llevadas a cabo por la Policía Metropolitana de Bogotá y la Fiscalía Seccional Bogotá, se extendieron por más de 10 meses. Durante este tiempo, se realizaron seguimientos, interceptaciones, infiltraciones y actividades tácticas que permitieron desarticular toda la organización delictiva.
Finalizada la investigación, se realizaron diligencias de allanamiento y registro en 23 inmuebles, logrando la captura de los 21 miembros de la estructura criminal, así como la incautación de cuatro armas de fuego, 38 cartuchos de diferentes calibres, una motocicleta, más de tres kilos de marihuana, 21 dosis de “tusi”, 400 dosis de base de coca, 16 celulares, dos computadores y 1.280.000 pesos provenientes de actividades delictivas.
Debido a la gravedad de los hechos, los fiscales de la Unidad Especial de Estructura de Apoyo (EDA) imputaron a los capturados, según su nivel de participación, delitos de concierto para delinquir agravado, homicidio agravado, desaparición forzada, extorsión, trata de personas, uso de menores para la comisión de delitos, amenazas, tráfico, fabricación o porte de estupefacientes y fabricación, tráfico, porte o tenencia de armas de fuego, accesorios, partes o municiones