La ONG Amnistía Internacional (AI) ha denunciado este jueves que la “inacción” de la comunidad global en torno a la situación en Afganistán después de tres años de gobierno talibán “ha dejado sin esperanza” a sus habitantes, especialmente mujeres y niñas, quienes han visto un mayor retroceso en sus libertades.
“La total ausencia de medidas concretas para abordar la catástrofe de Derechos Humanos en Afganistán es una fuente de vergüenza para el mundo”, señala un informe, en el que se recopilan decenas de testimonios tanto de dentro como de fuera del país, con motivo del tercer aniversario de la llegada de los talibán a Kabul.
La sociedad civil afgana en el exilio y quienes continúan en el país coinciden “de forma abrumadora” en señalar que la comunidad internacional les ha fallado. “No solo no se ha hecho rendir cuenta a los talibán, sino que ha evitado poner medidas para prevenir nuevo daños”, lamenta la responsable regional, Samira Hamidi.
Amnistía ha podido entrevistarse con personas de 21 provincias de Afganistán, así como de la diáspora en una decena de países, entre ellos Reino Unido, Estados Unidos, Francia, Canadá, España, o Pakistán.
DERECHOS DE LAS MUJERES Y NIÑAS
Entre los segmentos de población más afectados por la llegada de los fundamentalistas al poder se encuentran las mujeres y niñas afganas, quienes han visto cómo los escasos avances en materia de libertades alcanzados con muchos esfuerzos años atrás han sido cercenados.
Las mujeres que han hablado con Amnistía han relatado cómo bajo las leyes de los talibán han perdido capacidad de maniobra en sus respectivas modalidades, ya sea el derecho, la política, el periodismo, la educación, o el deporte. Se han convertido en unas “nadie”, han dicho, sin apenas oportunidades laborales.
A todas estas mujeres, dice Razia, líder social de Kunduz, le han repetido que se merecen su actual situación y que los talibán han vuelto para hacer callar a quienes predicaban el adulterio en nombre de los derechos de las mujeres.
“Nos dijeron que los talibán habían cambiado (…) Nos dijeron que el mundo nos apoyaría. Hoy, vivimos nuestra desgracia solas”, ha lamentado Nazifa, profesora de la ciudad de Mazari Sharif, en el norte de Afganistán.
La situación de las mujeres se extiende a su vez hacia la sociedad civil, que ha visto mermadas sus capacidades con la llegada de los talibán. El activismo político es perseguido y quienes protestan son detenidos, torturados y desaparecidos.
“Centenares de ellas permanecen atrapadas en Irán, Pakistán y Turquía, donde sufren dificultades legales y económicas e incluso están expuestas a la deportación forzada”, explica Amnistía, que recoge también el ostracismo al que es relegado la sociedad civil afgana por parte de la comunidad internacional por diversos motivos.
Así, Tabasoom Noori, activista por los derechos de las mujeres exiliada en Estados Unidos, explica que sus compañeros dentro de Afganistán no son invitados a este tipo de foros por temor a que puedan sufrir represalias, pero tampoco lo son aquellos que viven al considerar que su situación “no es ‘legítima'”.
SISTEMA JUDICIAL COLAPSADO
Con la llegada de los talibán, y con ellos la ley islámica, el ya de por sí precario sistema judicial afgano acabó por desplomarse por completo. Los juicios carecen de abogados defensores y son dirigidos por eruditos religiosos de las escuelas islámicas sin educación jurídica formal.
Los castigos corporales, incluyendo flagelación y ejecución públicas, amputación de miembros, lapidación y otras formas de malos tratos, se han convertido en habituales en el nuevo sistema judicial afgano.
“Los talibán han creado un entorno de temor y control absoluto”, pone de relieve Amnistía. Mientras tanto, “la frustración en la comunidad afgana es palpable”, expresa Zarifa, defensora de los derechos de la mujeres afincada en Estados Unidos.
“Tras innumerables declaraciones y reuniones, el mundo sigue expresando su pesar mientras los talibán siguen violando los Derechos Humanos y deshaciendo 20 años de duro trabajo en todas las esferas de la vida pública y privada”, dice.
Las voces consultadas por Amnistía concluyen apelando una vez más a la comunidad internacional para que no solo apoyen los esfuerzos que están llevando a cabo tanto dentro como fuera de Afganistán para que se les oiga, sino que eviten también establecer relaciones “sin principios” con los talibán, que solo serían perjudiciales para los esfuerzos que se están llevando a cabo actualmente.