Este atroz hecho llenó de miedo y consternación a quienes presenciaron cómo varios sujetos atacaban sin piedad a Anderson cerca de la transversal 126A con calle 132D. En el mismo hecho su esposa también resultó atacada por la turba de desalmados. El hecho se presentó la noche del viernes, alrededor de las 9:00 p.m.
“Ese día Anderson, mi esposo, me estaba esperando en el trabajo. Cuando me recogió salimos a comer algo. Después de cenar, él me dijo que quería tomar algo conmigo, pero lo convencí de que nos fuéramos a casa. En el camino nos encontramos con un amigo de la infancia de él. Estuvimos hablando brevemente cuando nos cruzamos con una mujer llamada L. Villera. Yo ya había tenido varios altercados con ella en otras ocasiones, pero eran asuntos personales míos, no relacionados con mi esposo ni con su amigo”, comentó a Q’hubo Angie Paola Rivero Pinedo, esposa de Anderson Lozano.
Según comentó Angie, las discusiones con L. Villera se venían presentando desde hace varios años, casi desde que las dos estaban viviendo en su oriunda Montería.
“Esa mujer se me lanzó encima y tuvimos una pelea que no duró mucho, pero cuando terminó ella nos amenazó, diciendo que nos haría pagar por lo ocurrido, y cumplió su amenaza unas horas después. Decidimos irnos a casa con mi esposo a tomar algo, mientras que el amigo de mi esposo se fue a su casa”, dijo la mujer.
Aterrador ataque
“Un rato después, el muchacho llamó a mi marido para decirle que había unos tipos frente a su casa con machetes y cuchillos, y que estaban rompiendo los vidrios. Al parecer, Villera le había dicho a su esposo que el amigo de mi marido la había golpeado, por lo que mi marido salió corriendo a ayudarlo”, agregó Angie.
Anderson, corriendo por las angostas calles de la zona, llegó hasta la casa de su amigo, donde los hombres, al verlo, comenzaron a atacarlo sin mediar palabra.
“Cuando llegué donde estaba mi esposo, lo estaban agrediendo al menos diez tipos. Al verme, algunos se separaron: unos siguieron golpeándolo y otros me atacaron con machetes, dejándome herida. Mientras tanto continuaron golpeando a mi esposo brutalmente. Alguien que presenció todo me contó que, después de un rato, cuando él intentó levantarse, una mujer lo apuñaló en el tórax. Al parecer, era L. Villera, pero no me consta, es lo que me dijeron”, relató Angie.
La pareja, que llegó a este barrio hace dos años con la esperanza de salir adelante, vio cómo esas esperanzas se desvanecían cuando Angie trasladó a Anderson en un bicitaxi al Cami de La Gaitana, donde falleció.
“La Policía me dijo que el esposo de L. Villera fue capturado, pero ella sigue desaparecida. Solo queremos que responda y se haga justicia. Si no tiene nada que ocultar, que enfrente a la justicia. Además, esperamos que nos ayuden con los gastos del sepelio porque somos gente humilde y hasta tuvimos que pedir prestado para los gastos”, concluyó la esposa de Anderson.
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