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El informe de los Mossos reconoce “errores en el dispositivo” para detener a Puigdemont

El comisario jefe de los Mossos d,Esquadra, Eduard Sallent, durante una rueda de prensa. (EFE/Quique Garcia)
El comisario jefe de los Mossos d,Esquadra, Eduard Sallent, durante una rueda de prensa. (EFE/Quique Garcia)
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El informe que los Mossos d’Esquadra han entregado al instructor del ‘procés’, el magistrado del Tribunal Supremo Pablo Llarena, reconoce “errores en el dispositivo” para detener al expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont y hace autocrítica, según ha podido saber Europa Press.

El juez había pedido a los Mossos y al Ministerio del Interior que informaran sobre el dispositivo policial desplegado por los Mossos d’Esquadra en Barcelona el 8 de agosto y que tenía como objetivo cumplir con la orden de detención de Puigdemont, sobre el que pesa una orden de detención del Supremo. El magistrado quería esclarecer también “los elementos que determinaron su fracaso desde un aspecto técnico policial”.

Interior asegura que los Mossos no pidieron apoyo en la fuga

En su informe, Interior comunicó a Llarena que en los dispositivos de control establecidos por la Policía Nacional y la Guardia Civil en la frontera con Francia “no se detectó en momento alguno” al expresidente catalán Carles Puigdemont. Según afirma la cartera que dirige Fernando Grande-Marlaska, pese a que ofrecieron a los mossos el apoyo de estos cuerpos para dar con Puigdemont tras su huida no se requirieron estos apoyos.

Fue en el momento en el que se conoció la fuga de Puigdemont tras su acto en Barcelona el pasado jueves cuando el Ministerio dio instrucciones al jefe superior de Policía de Cataluña y al general jefe de Zona de la Guardia Civil, a través del delegado del Gobierno de Cataluña, para que “se activasen los recursos operativos y de inteligencia extraordinarios de ambos cuerpos” a fin de detener al expresident.

La fuga que sume a los mossos en una crisis interna

Después de siete años, el expresidente catalán irrumpió en pleno centro de Barcelona para acudir a un acto de recibimiento organizado por su partido, Junts per Catalunya, donde se aglomeraron unas 2.000 personas. En cuestión de minutos, Puigdemont volvió a desaparecer, burlando con aparente facilidad el operativo policial ―incluida la denominada Operación Jaula que blindó Barcelona― que debería haber culminado en su detención.

En las 24 horas posteriores a la fuga, el líder posconvergente aseguró que ya estaba de vuelta en su lugar de residencia, en Waterloo (Bélgica). A medida que transcurre la investigación, se van conociendo más detalles de una fuga propia de un guion de película: un sombrero de paja para camuflarse entre la organización, un Honda HRV blanco conducido por una mujer, un muro humano y una persecución en carrera por los mossos. Puigdemont no logró llegar al Parlament para acudir a la investidura de Illa, tal y como aseguró Junts, pero el éxito de la huida reflejó una innumerable lista de errores.

La investigación para determinar los damnificados continúa. Por ahora, hay tres mossos sospechosos de haber colaborado con el expresident y sobre todo, un cuerpo policial sumido en una nueva crisis interna. Puigdemont continua con una orden de captura nacional, que queda sin efecto fuera de las fronteras españolas. Si bien Puigdemont ya no goza de inmunidad parlamentaria, sería necesario emitir una euroorden que por el momento no existe.

Noticia con información de Europa Press

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