Los médicos cardiólogos intervencionistas de todo el país resolvieron no efectuar en todo el territorio nacional ninguna práctica de colocación de stents ni de angioplastia por dos días, aunque mantendrán las guardias para garantizar la realización de estas prácticas de urgencia.
La medida fue adoptada ante la acuciante situación económica que atraviesa el sector de la cardiología intervencionista con honorarios bajos y falta de insumos, dijeron desde el sector.
La medida, que estaba pautada para mediados de este mes, finalmente se concretará este miércoles y jueves 28 y 29 de agosto. Así lo señala un comunicado firmado por las autoridades del Colegio Argentino de Cardioangiólogos Intervencionistas (CACI).
“Los médicos cardiólogos han decidido suspender la colocación de stents y la realización de angioplastias durante dos días, comenzando el 28 de agosto”. Esta medida de fuerza se debe a los “honorarios bajísimos y falta de insumos y la crisis económica que atraviesa el sector de la cardiología intervencionista en Argentina”, señalaron desde el CACI.
Los profesionales de la entidad comunicaron que únicamente se atenderán las urgencias para evitar que pacientes en estado crítico puedan morir. “Para llamar la atención sobre la gravedad de la situación, los cardiólogos instan al gobierno nacional a intervenir urgentemente convocando al diálogo para solucionar este conflicto”. Tal como informaron en mayo pasado, el CACI declaró la especialidad en estado de emergencia y calificó la situación como una “tormenta perfecta”.
En diálogo con Infobae, el doctor Alfredo Bravo (MN 70.119), vicepresidente del CACI, detalló: “Vamos a realizar el paro simbólico los días 28 y 29 de agosto, es decir que se van a realizar prácticas solo de urgencias, las que están programadas pasarán para otra fecha”.
“La medida se había pautado para el 13 y 14, pero motivó el cambio de la fecha que estábamos negociando con diferentes financiadores y al no tener respuesta seguimos adelante con este paro simbólico para que la gente tome conciencia de la situación crítica que estamos viviendo en la salud específicamente en el área cardiovascular”, agregó el doctor Bravo.
Según detallaron desde el CACI, la necesidad de intervención estatal se ve impulsada por la combinación de “honorarios profesionales prácticamente inexistentes por el deterioro inflacionario y el aumento exponencial de los costos para realizar la práctica médica”. Esta combinación de factores se ha traducido en un creciente retraso en la entrega de insumos por parte de obras sociales y prepagas, lo que somete a los pacientes a riesgos mayores. Según el comunicado, “con sus prácticas cada año en la Argentina se salvan 200.000 vidas aproximadamente”.
El vicepresidente de CACI describió a Infobae la situación que atraviesa la disciplina de la siguiente manera: “Lo más crítico que está ocurriendo ahora es que los financiadores de la salud proveen los dispositivos o prótesis de acuerdo a su conveniencia económica. Nunca es en consenso con el médico y con el paciente”
Y agregó: “La dificultad se plantea en que se obliga al médico a usar una prótesis que quizás nunca la ha probado y tiene que experimentar en un paciente sin tener una experiencia previa. Eso es muy crítico porque se pierde el concepto básico de que el médico tiene que trabajar con las herramientas que conoce y que le dan seguridad”.
Los expertos firmantes de la carta afirman que de no encontrar una solución pronta, la actividad podría “literalmente desaparecer”. Es que “la crónica deficiencia de insumos como el material de contraste y los stents, junto con la brecha entre el costo de mantenimiento de equipos y los valores pagados por los financiadores, son preocupaciones centrales que podrían conducir al colapso de la especialidad. La pandemia ya demostró cómo la falta de atención adecuada puede incrementar la mortalidad cardiovascular, un riesgo que los cardiólogos señalan que podría volver a presentarse”, argumentaron.
Ante este panorama, se especula sobre alternativas de tratamiento. Por ejemplo, los trombolíticos emergen como opción para cuidar a pacientes con infarto agudo de miocardio, aunque estos fármacos son “costosos y menos efectivos”. Incluso con este tratamiento, eventualmente se requerirán angioplastias con colocación de stents para completar el proceso terapéutico, lo que representa un desafío adicional para los centros asistenciales que deben prepararse adecuadamente.
El doctor Juan José Fernández (MN 79.510), también vicepresidente del CACI, había manifestado el mes pasado a Infobae: “Esto es una continuación de la problemática que, hace un mes y medio aproximadamente, ya habíamos planteado: nos vamos a quedar sin cardiólogos intervencionistas que coloquen stents. La situación es bastante grave”.
“Nuestra especialidad misma está en riesgo y por eso estamos planteando esto como una medida. También estamos enviando cartas a distintos sectores, tanto del gobierno como de obras sociales, para lograr hablar y no llegar a una medida tan extrema”, aseguró Fernández y completó: “Pero, la realidad es que seguimos en la misma situación de hace un mes y medio, aproximadamente”.
“Esta medida consiste en no realizar estudios diagnósticos o terapéuticos programados de cualquier tipo durante los días mencionados. Las emergencias se atenderán sin inconvenientes. Contamos con la solidaridad y apoyo de nuestros socios respecto de estas medidas, ya que consideramos es la única manera de lograr un aumento en los módulos y en los honorarios de nuestra profesión”, precisa el comunicado del CACI.
Los médicos buscan una rápida respuesta de las autoridades y de las entidades que gestionan los servicios de salud, ya que advierten que la situación empeorará significativamente, afectando tanto a profesionales como a pacientes en el corto plazo. En mayo último, el CACI había adelantado la alarmante situación y la falta de recursos económicos y materiales necesarios para la práctica médica.