En una noche que prometía ser tranquila, Gabriela Guzmán vivió una mala experiencia. La joven fotógrafa y diseñadora se convirtió en víctima de un robo en la zona rosa, una de las áreas más vibrantes del norte de Bogotá.
El incidente ocurrió el pasado miércoles 14 de agosto, un día que para Gabriela empezó como cualquier otro, pero que se transformó en una pesadilla.
Gabriela había salido a cenar con una amiga alrededor de las 8 de la noche en un restaurante ubicado en la calle 80 con décima.
La cena transcurrió sin mayores inconvenientes, y Gabriela se sintió tranquila al dejar su automóvil estacionado con los vidrios oscuros que, en teoría, debían ofrecer una capa de protección adicional contra miradas curiosas. Sin embargo, la seguridad aparente de su vehículo se desmoronó en un abrir y cerrar de ojos.
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El robo tuvo lugar poco después de que Gabriela se bajara del carro. Según el relato de la joven, el incidente ocurrió en un breve lapso, apenas cinco minutos después de su partida del automóvil. A pesar de que la calle estaba transitada, los delincuentes no se amedrentaron.
“Pensé que el robo había ocurrido más tarde, cuando la zona estaba más vacía y menos visible”, comentó Gabriela. Sin embargo, la realidad era que el acto delictivo se consumó ante testigos, entre ellos una persona conocida por la víctima, quien confirmaría más tarde los detalles del robo.
El modus operandi de los delincuentes fue despiadado. Rompieron el vidrio de la ventana del carro, un acto que Gabriela encontró particularmente desconcertante, ya que su vehículo tenía vidrios oscuros que dificultaban la visibilidad del interior. “No entiendo cómo supieron que había un MacBook Pro dentro del carro”, reflexionó. Este hecho incrementó su sensación de vulnerabilidad e impotencia.
El botín de los delincuentes incluyó, entre otros objetos, un MacBook Pro, que contenía varios de los proyectos más importantes de Gabriela.